Capítulo 21

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—Haz lo que quieras, cabeza hueca.— Se burló Alan.

—¡Ash, eres un grosero! Le diré a mi tía. — Espetó Alanis a punto de llorar, ignorando que Alan había tomado el lugar de Valentino.

Alanis hizo berrinche, para luego irse de la habitación.

Una vez solo, Alan comenzó a esculcar las cosas de Valentino. Esta vez nada, ni nadie podía impedirlo.
Abrió cada uno de los cajones y encontró algunos documentos sin importancia, hasta llegar al cajón de la ropa interior.

—Esto debe ser un sueño.— Suspiró Alan emocionado por el hallazgo.
El chico, tomó la ropa interior de Valentino y la olfateó nuevamente.— Mmmm... Todo huele a él... A Valentino.— Dijo mientras volvía a olfatear la ropa.

—¡Valentino, ¿Que haces?!. — Cuestionó su madre, quién entró por sorpresa a la habitación.

—Puedo explicarlo...

—Eso espero.— La mamá de Valentino lucía algo molesta.

—Ah... Creo que... Soy adicto a oler... A oler el detergente... Si... Eso.

—Ay hijo, estás muy extraño el día de hoy. Por cierto, Alanis me dijo que fuiste muy grosero con ella ¿Que te sucede?.— Preguntó la mujer.— Sabes que nunca te hemos dado un mal ejemplo. Te educamos para ser todo un caballero, lindo y comprensivo. Siempre has sido así y por eso las personas te aman, porque eres como un príncipe de cuento de hadas.— La mujer abrazó a Alan y luego le pellizcó las mejillas.

—¡Auch, señora!.— Se quejó Alan.

—¿Señora? ¿por qué me dices así?.— La mujer rompió el abrazo y miró a su hijo bastante confundida.

—Ah... Quiero decir... Señora que quiero tanto y que es mi madre... Eso.— Se excusó Alan.

—Bueno, más te vale. Pero por ahora, quiero que le pidas disculpas a la pobre de Alanis. ¿Entendido?.

—Si mamá, le pediré disculpas y... En verdad lo siento... Yo... Quizás me he sentido algo presionado así que... Lo siento.— Se disculpó Alan.

—Muy bien jovencito, pero no es conmigo con quien debes disculparte. Acá abajo, una chica linda espera tus disculpas. — Lo abrazó la mujer. Anda, ve con tu prometida.

Alan sintió una presión en el pecho. Recordar que Alanis era prometida de Valentino, no era nada fácil.

El chico tomó fuerzas y suspiró. Le pediría disculpas a Alanis, incluso aunque le desagradaba.

Alan bajó las escaleras y vio a la chica sentada en el sillón de la sala.

—Hola.— Se acercó Alan.— ¿Podemos hablar?.

—¡Fuiste un tonto Valebebé! Nunca me habías hablado de esa forma.

Alan hizo un gesto de fastidio y liego miró a Alanis.

—Bien pues... Lo siento, lamento haberme comportado de esa manera, yo...

Alanis no le dio tiempo a terminar aquella frase y se le fue encima para besarlo.

—¡Que asquerosa eres!. — Gritó Alan y se separó de Alanis.

—¡¿Que acabas de decirme?! ¿Me llamaste... Asquerosa?...

Alanis permanecía atónita.

—Ah... Yo quería decir... Ah... Creo que debo irme.— Alan salió corriendo de la casa mientras Alanis gritaba y lloraba como loca.

El chico salió corriendo sin rumbo fijo hacia la calle.
No quería cometer más errores y ser descubierto y arruinar todo o arruinarle la vida a Valentino.

Pero la mala suerte seguía a Alan y prueba de ello, fue la mujer que apareció frente a él; Circe.

—Miren nada más a quien tenemos aquí.— Dijo la hechicera.— Eres mi chico favorito.

—Ah... Esta loca.— Murmuró Alan.

—Tranquilo guapo, no busco hacerte daño. Claro, si aceptas una pequeña noche de pasión y lujuria, prometo que nada te sucederá, ¿Que me dices?. — Ofreció la bruja.

—¡Estás mas loca que una cabra! Por su puesto que no acepto. Pero ya que quieres fastidiar, te daré pelea... ¡Cristal Universo, transformación!. — Gritó Alan y comenzó a transformarse.

—¡¿Que?! No puede ser posible... ¿Tu eres... Guardian Warrior? ¿Pero como es posible?. Él y tu han aparecido juntos, no me lo explico.— Circe estaba confundida, pero era normal, pues no sabía que Valentino en realidad era Alan y que este había tomado su lugar.— Y tampoco me explico... ¿Cómo fue que lograste romper el hechizo que cayó sobre ti?.

—Aquí está la respuesta... ¡Rayo Solar!.— Alan lanzó un rayo dorado a la bruja.  El golpe impactó directo en la hechicera, haciéndola caer al suelo.

—Me tomaste desprevenida, pero no volverá a suceder.— Dijo la bruja mientras se levantaba del suelo.— ¡Golpe del León!. — Una fuerte ola de poder salió disparada contra Alan, quien no alcanzó a esquivarla.

—¡Dragón Supremo!.— Alan levantó la mano y un rayo en forma de dragón se disparó contra la hechicera, pero esta vez lo esquivó.

—Sabes que soy más fuerte que tu.— Advirtió la bruja.

—No me importa, voy a defenderme de todos modos... ¡Rayo Solar!.— Alan atacó, pero nuevamente la bruja esquivó el golpe.

—Relamente no quiero asesinarte, eres muy guapo para morir cariño.— La bruja se le insinuó a Alan, pero solamente porque creía que este era Valentino.— Si te conviertes en mi amante, te perdonaré la vida.

—Lo siento, pero soy gay.— Confesó Alan, causando la irá de la bruja.

—¡No lo puedo creer! ¿Por que me pasa esto a mí?.— Se quejó la bruja. — Entonces no me queda de otra, más que destruirte. Lo siento cariño. Bueno, mejor voy a convertirte en un pato, sí, eso haré.— Dijo la bruja mientras levantaba sus manos al cielo y lanzaba un hechizo en latín.—¡Convierte en un bello pato!.— Atacó la bruja.

—¡Reflejo Solar!.— Alan se defendió y el ataque rebotó en el ed uso que protegía a Alan. Este a su vez, golpeó a la bruja, quién no tuvo tiempo de reaccionar.

—¡Ahhhh, no!.— Gritó la bruja Circe, antes de convertirse en un pato blanco.

—¡Eso te pasa por ser tan loca!.— Gritó Alan, mientras se acercaba para levantar al pato del suelo.— Debería deshacerme de ti. Pero ahora solamente eres un pato y esta batalla ya no sería justa, así que te dejare ir. Necesito regresar a mi casa para que Valentino vuelva a la normalidad. — Alan puso al pato en el suelo y salió corriendo hacia su casa. Necesitaba regresar todo a la normalidad.

Continuará...


Valentino ❤

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Valentino ❤

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