Capitulo 18

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—¡Rayo Oscuro!.— Hécate lanzó un rayo hacia Alan, dándole en el pecho y lanzándolo hacía el suelo.— No eres rival para nosotras. Eres tan débil.

—¡Destello Solar!.— Alan atacó por sorpresa a Hécate, haciéndola volar por los aires y cayendo al suelo.

—¡Sigue así Guardian Warrior!.— Le animó Dodge.

—¡Destello Solar!.— Alan atacó Circe, pero esta esquivó fácilmente el ataque.

—No cariño, conmigo no funcionará ese truco, pero te mostraré uno... ¡Arboles del parque, levantense!.— Gritó Circe y en acto, todo los arboles del lugar, cobraron vida y comenzaron a correr.— ¡Atquen a ese individuo!. — Dijo Circe, señalando a Alan.

Los árboles comenzaron a correr en dirección a él y Alan no tuvo otra opción que correr.

—¡Guardián, no huyas!.— Gritó Dodge mientras también corría detrás de él.

—Una horda furiosa de árboles me persigue ¿Qué se supone que debo hacer?.

—Pelear, como siempre.

—Tienes razón, voy a quemarlos. — Alan estaba decidido.

—¡No, eso sería fatal! No debes dañar a la naturaleza.— Espetó Dodge.

—Claro, pero la naturaleza si puede dañarme a mi ¿No?.— Ironizó Alan.

Los árboles estaban a punto de darles alcance. Pero la mala suerte de Alan recién comenzaba.

—Guardian Warrior, hola.— Saludó Valentino.— ¿A dónde vas?.— Preguntó el chico.

—¡No ha tiempo, corre!.— Alan lo tomó de la mano y juntos corrieron, intentando escapar de aquellos árboles.

—¿De que estamos huyendo?. — Preguntó Valentino.

—De aquellos árboles. — Respondió Alan bastante agitado.

—Pero, no hay nada.— Respondió el chico y Alan se detuvo en seco, solo para mirar, que Valentino decía la verdad. Detrás de ellos no había nada.

—Ah... Es verdad, al parecer me confundí. — Alan sonrió avergonzado.

—Debes estar bastante cansado. Podemos ir a mi casa y ver una película y pasar la tarde. — Ofreció Valentino.

—Yo...

—Al fin te encontramos. — Rió Hécate acompañada de Circe.

—¡Valentino, escondete detrás de mi!.— Ordenó Alan.

—¿Quiénes son ellas?.— Cuestionó Vale.

—Dejanos presentarnos. Yo soy Hécate, la reina de las brujas, la magia negra y los muertos.

—Hola guapo, yo soy Circe, la bruja de la transmutación y los animales. Pero para ti, puedo ser lo que quieras.— Coqueteó Circe arrojando un beso a Valentino.

—Circe.— Hécate parecía estar frustrada.

—Ay, no tiene nada de malo. Además, el chico es más guapo en persona. Me imagino... ¿Como se verá con una toga o vestido de gladiador? Debe ser un Dios del olimpo, ni Narciso podría opacarlo. Es tan...

—¡Circe, basta!. Recuerda nuestra misión. Deja de coquetear con los enemigos.— Le reprendió Hécate.— Usa tu arpa y hechiza al Guardian, conviertelo en un animal.— Ordenó la bruja.

—Bueno, siempre y cuándo no le hagamos daño a este chico guapo, el guardián no me interesa.— Circe sacó su arpa y comenzó a tocarla. Parecía una melodía hermosa, incapaz de dañar a alguien. Pero un rayo salió disparado del instrumento hacia el guardián.

—¡No!.— Gritó Valentino interponiéndose y recibiendo directamente el rayo.
Una nube espesa los rodeó.

—¿Valentino? ¿Dónde estás?. — Preguntaba Alan mientras buscaba al susodicho.

—¡Ay no, ¿Que hice?!.— Gritó Circe.— El rayo era para el guardián, no para Valentino.

—Da igual, voy a sellar el hechizo y nos iremos de aquí. — Confesó Hécate lanzando un rayo oscuro hacia dónde se encontraba Valentino.— Espero que te diviertas con tu nueva mascota.— Se burló la bruja señalando a Alan.

—¿Que le hicieron?.— Preguntó Alan.

—Ya lo verás perdedor.

—¡Polvo Estelar!.— Alan atacó, pero las brujas desaparecieron.— Maldita sea.

—¡Guardian, ahí estás!. — Exclamó Dodge al ver a Alan.

En ese momento, la neblina se disipó, dejando al descubierto la nueva apareciera de Valentino.

—Mierda...

—¿De quién es ese cerdito?.— Preguntó Dodge.

—Ese cerdo es... Valentino.— Respondió Alan con la mirada pérdida.

—¿Es una broma cierto?. — Cuestionó el perro.

—¿Tengo cara de estar bromeando?.— Interrogó Alan y el perro negó con la cabeza.— ¿Ahora que haremos?.

El cerdito daba vueltas jugueteando. Al rededor, yacía tirada toda su ropa.

—Toma la ropa y a Valentino. Esto es muy serio. Tendré que hablar con Diamante.

Alan asintió y recogió la ropa y sus cosas, y tomó a Valentino convertido en un chanchito.

—Ay, se mueve mucho.— Se quejó Alan mientras el cerdito retozaba enérgicamente.

—No lo sueltes, tenemos que llevarlo a tu casa y encontrar una manera de volverlo a la normalidad.

—Necesitamos una solución rápido

De pronto, el teléfono móvil de Valentino comenzó a sonar.
Alan tomó la llamada, era el padre de su amado.

Ah... ¿Hola?.

—¿Quién eres? ¿Dónde está Valentino?.

—Ah... Se encuentra... Estamos haciendo tarea en equipo... Pero ahora... Él está en el baño.

—Dame la dirección de tu casa, para que el chofer pase a recogerlo.

—Ah... Hay interferencia y no lo escucho, lo siento.

Alan colgó rápidamente y guardó el teléfono.

—¿Y ahora que vamos a hacer? Si su padre viene y lo ve así, me va a matar.— Alan se moría de preocupación mientras abrazaba al cerdito.

—Vamonos ya, entre más rápido lo devolvamos a su forma original, mejor.


Continuará...

Pinche Valentino, siempre le pasa de todo 😂


Pinche Valentino, siempre le pasa de todo 😂

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