FINAL II

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Circe llegó hasta el lugar en dónde se encontraba aquel terrible ser.

—¡¿Dónde está Hecate?!.— Exigió saber Circe.

—¿Así que decidiste salir de tu escondite?.— Cuestionó el demonio.

—Te hice una pregunta ¿Dónde está Hecate?.

—Ah ¿Tu amada Hecate? Bueno, ella, supongo debe estar bajo tus pies, sirviendo cómo abono para plantas.— Se carcajeó el demonio.

—¡Maldito! Vas a pagar muy caro lo que hiciste.

—¿Y quién va a derrotarme? ¿Tu?.— Se siguió burlando aquel ser.

—¡Metamorfosis!.— Circe intentó convertir al demonio en un cerdo, pero este le devolvió el golpe.

—Ilusa.— El ataque golpeó a Circe, convirtiéndola en un cerdo y cayendo estrepitosamente al suelo, dónde murió por no poder mantenerse en el aire.— Ahí otra prueba de que los cerdos no vuelan.

Alan y Diamante llegaron, pero era demasiado tarde. Hecate y Circe estaban muertas.

—Hola, me han ahorrado el tiempo de ir a buscarlos. Podre asesinarlos cómodamente. — Dijo el demonio, apenas ver llegar a los guardianes.

—¡¿Cómo pudiste hacerles eso?! Ellas no eran malas.— Reclamó Alan.

—Y precisamente ese fue su defecto.— Respondió aquel horrible ser.

—Diamante, encargarte de aquellos monstruos. Yo me encargaré de este.— Dijo Alan, haciendo alusión a los seres horribles que salían del agujero oscuro.

—¿Estás seguro Alan? Entre los dos podríamos...

—No, tu protege a la gente que aún sigue viva. Yo arreglaré esto, aquí y ahora.

—Cómo tu digas.— Diamante aceptó las órdenes de Alan, y se alejó de ahí para salvar a los pocos humanos que quedaban con vida.

—Bien ¿Entonces ahora sí pelearás en serio?.— Preguntó el demonio.

—¡Polvo Estelar!.— Una ráfaga plateada salió de las manos de Alan, dirigida al demonio.

—Me agrada tu respuesta.— El demonio detuvo el ataque con sus manos.— Esta es la mía... ¡Golpe Oscuro!.— Un rayo negro atacó a Alan, dando justo en el blanco. Sin embargo, el guardián no cayó, solamente resistió.

—¡Aggh!.— Alan se llevó la mano al costado, intentado resistir el dolor causado por el ataque.

—Mejor dame el cristal de una vez, y así evitarás el sufrimiento de este inmundo planeta. Es más, te propongo algo.— Ofreció el demonio.

—No aceptaré nada... Que venga de ti.— Respondió Alan.

—Antes de decir no, deberías escuchar mi oferta. Te propongo, poblar todo el sistema solar y que tu seas el único dueño y gobernante de todo. Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno estarían poblados de personas que solamente tu podrías gobernar. Además, dejaré en paz el cuerpo de tu novio y haré que viva eternamente enamorado de ti. Y añadiendo algo a la oferta, serás el ser más poderoso de esta zona ¿Que dices?.— Preguntó el ser horrible.

—Yo... Yo... No sé. — Respondió Alan.

—Deberías decir que si. Piensalo bien, tendrías fortuna, amor y mucho poder, claro, no serías tan poderoso cómo yo obviamente. Pero tenerías todo lo que deseas, con solo pensarlo.

Mientras tanto, Diamante luchaba contra  todas las criaturas malignas. Pero su poder no era suficiente para atacarlas a todas.

—¡Dragón de Aire!.— Diamante levantó su báculo, y una enorme ráfaga de viento arrasó con varias criaturas, destruyéndolas al instante. — Sí sigo así, no terminaré nunca. Usaré mi poder sobre las criaturas mitológicas. Ellas me ayudarán.— Diamante volvió a levantar su báculo y conjuró a los dragones, para que fuesen a servirle.— ¡Vengan, defiendan a la tierra y al cielo!.

Light Years (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora