Capítulo 25

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Después de la sonografia me quedé pensado en las palabras de la doctora y la verdad que tiene razón. No obstante, también Alex me sorprendió al decir que cuidaría de mí y de mi bebe. Pero quizás lo dijo para ganar mérito ante la doctora, haciendo el papel de buen padre. Por eso no me confió de él.

Ahora más que nunca cuidare de mi bebé.

Al entrar a la habitación y podía sentir su mirada clavada en mi espalda. Aunque no había dicho nada en todo el camino podía sentir su indignación y su molestia por querer quitarle su derecho como padre. Y aunque no debí haber usado a mi hijo, no me arrepiento ya que pude comprobar que él no le hará daño al igual que a mí.

El me ayuda a subir a la cama y lo hace con mucha delicadeza.

—Te sientes cómoda —, dice mientras acoteja la almohada para que me acomode.

—Sí, gracias. No te hubieras molestado.

—No es una molestia para mi sino todo lo contrario— lo veo acercarse a la cama y tomar mis manos e intuitivamente la retiro evitando cualquier contacto con él—. Mileidy necesitamos aclarar las cosas entre nosotros y terminar de una vez y por todas con este dolor —me dice calmadamente.

—-Tú y yo no tenemos nada que hablar—, digo la defensiva.

—Claro que sí y una de ellas es querer intentar hacerme creer que ese estúpido es el padre de mi hijo. Y desde ya te digo que no lo permitiré. Puedo tener todos los defectos del mundo, pero nunca he sido un mal padre y eso te consta.

—Cómo querías que reaccionara —, lo interrumpo—. Cuando todo esté tiempo te has empeñado en convertir mi vida en un infierno—, digo entre lágrimas. Ahora en su estado todo el tiempo estaba sensible y todo la afectaba en gran manera e inevitablemente terminaba llorando como una Magdalena—, entiéndeme, no podía permitir que a mí hijo le hicieras lo mismo que a mí, solo por ser mi hijo.

Alex se acercó a ella, la miró a los ojos, secó sus lágrimas y la tomó entre sus brazos. Por primera vez después que había despertado no lo rechazo.

Ella se sentía confundida sin mencionar que sus hormonas que la traicionan a cada intente y más al inhalar su aroma varonil que la embriagada, provocando miles sensaciones en su interior. Más ahora que estaba tan sensible y su humor cambiaba de un momento a otro como si de cambiar un bombillo se tratara.

Me odio a mí misma por esto, cómo puedo amarlo y odiarlo al mismo tiempo. Peor aún permitirme mostrar debilidad frente a él.

Sé que está mal y por eso me siento como si fuera un fraude y ese no me gusta.

—Nunca voy a rechazar un hijo tuyo, amor. Si un hijo tuyo es el mejor regalo que me puedes dar—, eso la derritió por completo—. Eres el amor de mi vida y me gustaría saber si tú aún sientes amor por mí. Y si es así te prometo que nunca más te are sufrir y que hasta el último día de mi vida, luchare para hacerte feliz.

Cuanto hubiera ella anhelado en tiempo atrás escuchar lo que él acababa de pregunta, "siempre" hubiera gritado a los cuatro vientos que "sí". que lo amaba y que él era y será su único amor, aún después de la muerte e incluso volvería del más haya... ahora no podía. Su orgullo de mujer estaba herido y su corazón se sentía lastimado. Hay palabras, situaciones, heridas entre otras situaciones que no se olvidan y por mas amor que haya no se pueden perdonar.

—No —miente—, no te amo. Lo nuestro murió tú, te encargaste de ello ahora solo nos une nuestro hijo y nada más—, dijo con el dolor en su corazón.

Los dos se quedaron observándose por un largo rato hasta que él decidió romper con el silencio tan insolente que se había posado entre ellos.

—Tú ojos me dicen lo contrario, porque sé que un gran amor como el que tú y yo tuvimos no va a morir tan fácil. Y así me cueste toda la vida voy a recuperar tu amor.

La Venganza De AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora