CAPÍTULO 15

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 MARATON 3/3, FINAL DE MARATÓN

Pasamos nueve horas de viajes que a mí se me antojaron eternos. Durante todo el viaje me dediqué a escuchar música y a ignorarlo por completo hasta que llegamos a nuestro destino, la ciudad del amor, París. Durante el transcurso al hotel ninguno de los dos tenía ánimo para nada.

Cuando llegamos lo primero que hice fue darme una ducha y después quería dormir. No obstante, mis planes se vieron a bajo al ser interceptada por los grandes y musculosos brazos de Alex que me rodeaba de la cintura. No tenía que ser adivina para saber lo que quería.

Cada vez la forma de hacerle el amor era diferente, más ardiente e insaciable pero lo que más risa me daba era su insistencia...

Sus cambios de ánimo me aterran porque no sé con qué vendrá después y eso me aterra.

Ya tenemos tres días de viaje y la verdad es que estos dos días han sido de reunión en reunión y estoy muy agotada.

Hoy Alex tiene una cena de negocios a la cual tengo que acompañarlo.

—Ya estás lista? Estamos retrasados—, cuestiona de malhumorado.

Todas las mujeres son iguales cuando se trata de cambiarse de vestuario. Lleva hay dentro aproximadamente dos horas arreglándose (pero lo que parece es que está haciendo el mundo.) Cuando le pedí que estuviera digna para la ocasión, nunca imagine que duraría tanto.

Observo la hora y me quedo estático tenemos diez minutos para bajar a tiempo con los que serán los nuevos clientes de nuestra constructora.

—Mileidy tenemos menos de diez min...

—Sí—, salgo y lo veo sorprendido, y a la vez tragar en seco con dificulta.

Llevo puesto un vestido rojo como la sangre de tirantes; escote en u dejando al descubierto mis generosos pechos y la espalda Semi descubierta ya que tiene una tela transparente, el vestido es ceñido a mi diminuta cintura y es corto, zapatillas negras, el cabello rizado, unos aretes de diamante a juego con la pulsa y un bolso del mismo color que las zapatillas.

Mi maquillaje es sencillo, base, sombra color carne no quería algo muy llamativo ni extravagante, un poco de delineador y por último mis labios de color rojo a juego con el vestido.

Alex al verla así sintió como el bulto que se encontraba dentro de su pantalón le reclamaba ser liberado para hundirse en el bosque de esa amazona.

Estaba extremadamente hermosa parecía, una princesa de cuentos de hadas he incluido se atrevería a decir que era la más hermosas de las mujeres en el mundo.

Ahora no sabía qué hacer, se debatía en salir o no de la habitación, pero en realidad solo deseaba una sola cosa y era quitarle aquel vestido, desnudarla y hacerla suya nuevamente una y otra vez.

Se acercó un poco y devoró sus labios sin previo aviso, invadiendo así su boca y explorando su lengua sin control. Ella se apartó de su lado al darse cuenta de sus intenciones, pero no se le antojaba ahora.

Se había puesto ese vestido tan revelador para enfadarlo.

Sería divertido ver su cara cuando otros hombres deseen mi atención; con lo posesivo que es, le dará un infarto.

Siempre he sido consciente de mi belleza, la forma lasciva y llena de deseo en las hombres me miran, ansiosos por poseerme y eso lo usaré esta noche para joderle la noche.

—No que estamos tardé! -exclamó con supuesta inocencia, él por su lado respiró profundo para recuperarse de su trauma.

Miré hacia abajo y pude notar que estaba urgido. Mejor así, durante toda la reunión sentirá dolor por no poder tener su liberación y yo me encargaré de que no baje.

La Venganza De AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora