Capítulo 27

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El sonido del disparo alarmó a todos en la fiesta he inmediatamente Danis y Enrique corrieron hacia el interior de la casa para ver Si Alex, Mileidy y la niña estaban bien, incluyendo a los trabajadores y los invitados que se en encontraban circulando por toda la casa.

Al entrar fue la sorpresa de ambos, al ver a sus mejores amigos en una situación crítica. Alex estaba al lado de su mujer con una herida en el brazo izquierdo mientras Mileidy se encontraba inconsciente en el suelo.

—Ayuda por favor —grita Alex desesperado—. No se preocupen por mi salvarla a ella y a mi hijo— ruega mientras se desangra.

Inmediatamente los dos amigos corren a su encuentro. Enrique le toma el pulso para ver si hay signos vitales. Al comprobarlo respira aliviado. Se alegraba que ella no corriera la misma suerte que su madre y que aún su corazón latiera.

Danis se quitó su camisa; se levantó, tomó uno de los jarrones de vidrio y lo rompió para cortar la tela de su camisa y así hacer una tira para detener la hemorragia de Alex.

—Tranquilo, la ambulancia viene de camino—, Enrique trata de tranquilizar a Alex, pero en realidad lo decía más para sí que para él.

No entendía que paso. Hacer poco tiempo ella estaba muy feliz al verlo y ahora estaba tirada hay como muerta en el suelo inconsciente.

Al llegar la ambulancia, rápidamente los trasladaron a la sala de emergencia. A Alex lo llevaron para curar la herida de su brazo izquierdo. A otra sala.

—Quiero ir con mi esposa—, dice desesperado. Intentando zafarse de los enfermeros que lo tenían custodiado.

—Usted no puede salir de este lugar señor, más bien debe quedarse tranquilo para que podamos atender esa herida—, sentencia el doctor que lo estaba asistiendo—, ha perdido mucha sangre y la herida puede infectarse.

—Usted no entiende. La Mujer que amo y mi hijo están del otro.

—Tranquilícese, su esposa está en muy buenas manos en este momento. Mientras que usted necesita ser atendido inmediatamente. Y si continúa resistiéndose lo voy a sedar.

La bala solo rozó su brazo.

—No me voy a quedar tranquilo. Voy a salir por esa puerta y ni usted ni nadie va a impedírmelo.

—Enfermeros prosigan.

Alex intenta enfrentarse a ellos para no ser inyectado y así ser adormecido, pero estos fueron más astutos y más rápidos que él, inyectándole el líquido blanco que se encontraba en la jeringa.

Después que los enfermeros y el doctor comprobaron que ya estaba totalmente adormecido, prosiguieron a limpiar la herida y coser el orificio que había dejado la bala.

Los minutos pasaron como si fueran horas y todos estaban a la espera de noticias de ambos. Uno de los doctores que se encontraban llamando a los familiares, llamó a los familiares de Alex, Danis inmediatamente saltó de su asiento, así como la progenitora de Alex, corrieron al encuentro de este.

—¿Cómo está mi hijo doctor? —, cuestionó la madre angustiada.

—Su hijo está bien. La bala no causó daños ni perforó ningún tejido ni ocasionó ninguna lesión grave, sólo rozó la superficie de su brazo izquierdo.

El doctor continuó informando el estado de su paciente y las precauciones que deberán tomar. También les dijo que él se encontraba sedado ya que rehusó a ser atendido.

—Gracias a Dios—, respira la madre de Alex aliviada—. ¿Mi nuera y mi nieto cómo están?

—Lamentablemente no tengo información sobre ella. Deben esperar a su doctor—, dijo con franqueza el doctor—. Ahora me retiro.

La Venganza De AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora