capítulo 6

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Su rostro se puso pálido como el papel al abrir la puerta y ver aquella escena de la cual había preferido nunca haber visto.

Su corazón se llenó de ira, inmediatamente, al verlo con esa mujer. No entendía para qué quería casarse con ella si tenía a esa zorra.

Cerró la puerta sin decir una palabra más que maldito. Era evidente que él sólo quería humillarla. Y lo había conseguido al ella presentarse en su casa.

Mientras el reía cínicamente al verla.

Las cosas estaban saliendo mejor de lo que esperaba. -dijo en sus pensamientos.

La rubia al ver su expresión cerró la puerta y se dispuso a salir lo antes posible, no le daría el gusto de humillarla nuevo, no permanecería un minuto más hay. Había cometido un grave error al ir.

"Por Dios se estaba humillando hasta los sumos" su dignidad quedó por el piso. Pensó mientras bajaba las escaleras con furia contenida.

Ella y su padre encontraron otra solución al problema en el cual se encontraban.

Nunca debió buscarlo ni rebajarse a ese grado. Ella no estaba a venta.

Su teléfono celular sonó en ese momento sacándola de sus pensamientos de golpe. Revisó la pantalla de su celular, el número registrado en la pantalla no lo conocía, así que desvío la llamada, no estaba de ánimos para hablar con nadie, pero nuevamente empiezo a sonar y no le quedó de otra más que responder, quizás se trataba de su madre que estaba en el hospital. Pensó y no pudo evitar sentirse triste.

—Mileidy Suarez—, contestó tratado de disimular su enojo.

—Señora Suárez le estamos llamando para informarle que ha sido salda toda la deuda que ustedes saldada.

—Como así? - pregunta intrigada quién podría haber pagado la deuda de la empresa.

—Como lo escucha..., ahora bien, el dueño les da una hora para que abandonen la casa y todas las propiedades que ahora le pertenece.

—¿Qué? -grito preocupada. Esto tenía que ser una broma. Si mi madre se entera no lo soportaría, pero lo que no entendía cómo sucedió tan rápido si aún tenían, pero sobre todo quien se había atrevido a dejarlos desamparados, adueñándose de todo lo que su padre había levantado con tanto esfuerzo—, como diablas sucedió esto.

—Cálmese señora Suárez. No tiene por qué gritarme, yo solo cumplo con mi trabajo no tengo la culpa. - se queja el hombre del otro lado de la línea enfadado. Ella se estaba desquitando con el como si él fuera el culpable de su desgracia.

—¿quién es el dueño? . -exigió saber la rubia, al hombre que se encontraba del otro lado de la línea.

—Eso no puedo decírselo es confidencial. - contesta sin preámbulo.

—Si no me lo dice le prometo que moveré mis influencias y haré su vida miserable -amenaza sin medir sus palabras.

Había perdido la cabeza por completo al enterarse que de un momento a otro ella y su familia estaban en la calle.

—No quiero problemas, le diré el nombre del propietario solo si me asegura que no me va a involucran en este asunto - dijo el hombre temeroso. Este vio a muchos de sus amigos salir por la puerta de atrás con solo una llamada de uno de esos ricachones y él no quería correr con la misma suerte.

—Tiene mi palabra. Nunca diré que usted me facilitó esa información.

—Alejandro Beltrán Martínez es el nuevo dueño. -tuvo que sostenerse de unos de los mueble de cuero que había cerca de las escaleras.

La Venganza De AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora