Classmates

Capítulo 33

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Anteriormente en Classmates.

Louis y Harry volvieron a su antigua rutina.

Estando más unidos que nunca las confusiones eran inevitables, ambos adolescentes después de tanto tiempo admitieron cuan enmarados estaban el uno del otro.

Styles y Tomlinson decidieron sin pensarlo que seria una buena idea confesar su amor através de cartas.

(...)

|| IV Horas antes de comprenderlo. ||

Eran la una de la tarde Tomlinson y Styles se encontraban en la parada de buses, ambos se miraban sin decir nada. Una mirada cómplice y tímida

Tomaron asiento.

Pocos autos transitaban por las calles, ni un bus se divisaba.

Harry se acerco mas a su compañero, suspiro.

— Lou. — Dijo casi en un susurro.

— Mmh.

— Si te dijera algo muy molesto seguirías siendo mi amigo. — Pregunto algo temeroso. 

Con molesto se refería a estar enamorado de él.

— Depende cuan molesto sea. — El ojiverde asintió.

— Y si eso que te dije te hace sentir mal o confundido, ¿Qué harías?

— Ya te respondí, Harry. ¿Tienes algo que decirme? — El ojiazul le miro a los ojos, su garganta se secó.

Vamos dile lo que sientes, no seas tan tonto. Le animaba la vocecilla en su cabeza.

— Nop nada, yo solo preguntaba. — Rasco nervioso detrás de su oreja.

— Hace frio. — El ojiazul se encogió en si mismo. Harry agradeció que cambiara de tema.

— Sip.

— Hazz.

— Dime. — Harry jugueteaba con unos de sus anillos.

— Me. — Ambos rieron.

— ¿Qué me ibas a decir?, cariño. — Su única neurona aparentemente se estaba congelando, ¿tan obvio tenía que ser? Se auto cuestiono. El ojiazul no pareció molestarle el nuevo apodo, después de todo Liam también le trataba así, le molestaba un poco ese detalle.

— Te tengo un regalo. — Los ojos de Harry se iluminaron. — Pero lo debes abrir en tu casa.

— ¿Por qué?

— Por que yo lo digo, si lo abres antes perdería la gracia. — Louis trataba de demostrarse lo más seguro posible.

Harry vio su oportunidad y la tomo.

— Yo también te tengo un regalo. — Louis lo miraba atento. — Pero también lo debes abrir en tu casa.

Ambos se miraron.

El ojiazul fue el primero en abrir su mochila, de entre uno de sus cuadernos saco un sobre. El ojiverde imito el acto realizado por su compañero sacando un sobre desde su diario personal.

Ambos rieron al notar que se estaban regalando lo mismo.

El azul y el verde de sus ojos brillaban mas de lo que en alguna ocasión lo hayan hecho.

Se intercambiaron los sobres y los guardaron en su mochila.

— Hoy no te llamare. — Dijo el ojiverde sin expresión alguna.