[Alternativo]

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Enero 2016

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[...]

— ¿Estás seguro que no quieres que me quede un ratito más? — Revoloteo sus pestañas a la espera de un sí.

— Es tarde, amor. Te envió un mensaje cuando llegue a casa. — Harry se dio por vencido.

— Bueno. — Suspiro. — Te llamo apenas venga de regreso. — Louis sonrio.

— Apúrate, tonto. — Picoteo los labios del más alto.

— Si sigues haciendo eso no me iré, a la mierda mi tía. — Louis rio. — Te amo. — Se dieron un beso esquimal y quedaron mirándose. Ambos sonrieron.

— Te amo. — Harry beso por última vez a Louis. Y comenzó su caminata mirando a ratos hacia atrás viendo a su pequeño hombrecito que le lanzaba besos, Harry los guarda en los bolsillos de su chaqueta.

El amor de su vida comenzó a verse distante hasta finalmente desaparecer en la penumbra de la noche.

Louis espero un tiempo más, se sentó y se levantó unas tres veces. Estaba aburrido, tenía frio, quería llegar a casa y acurrucarse entre sus mantas.

Cansado de la espera decidió caminar, mirando a ratos hacia atrás por si un bus se aproximaba.

Estaba pasando por la entrada del parque.

Sintió un ruido entre los arbustos.

Se acerco.

Entre las enredaderas de ramas seca y malezas estaba encogido un pequeño gatito, con cuidado y tratando de no rasguñar al animalito (ni a si mismo) lo saco del lugar.

Lo acurruco entre sus brazos y siguió su camino.

Louis no era un hombre que gustara de los felinos prefería a los perros, pero no pudo dejar al pequeño abandonado, ahí a su suerte.

Poco faltaban para las diez de la noche, la puerta de la entrada de los Tomlinson fue tocada.

Se trataba del ojiazul quien traía consigo al pequeño animal. Fue Jay quien lo recibió.

— ¿Por qué vienes llegando tan tarde? — Ni medio pie tenía dentro de su casa y su madre ya lo estaba regañando. Aparentemente aun no notaba el gato entre sus brazos.

— Me vine caminando.

— ¿¡Qué te viniste, que!? — Exclamo exasperada, vio que Louis sostenía algo levanto su mirada. — Dime que no es verdad que trajiste un gato a casa, Louis Tomlinson. — El castaño trago nervioso.

— Estaba solo, lo abandonaron en el parque. — Explico. — Pero mira la carita que tiene, es precioso. — Le acerco el animal al rostro de la mujer, Jay lo esquivo.

Tu hermana es alérgica a los gatos Louis. — Quizás lo había olvidado, quizás.

— Pero...

— Pero nada debes buscarle una casa a ese bicho. — A Jay nunca le habían gustado los gatos. — Porque pensaste que era una buena idea venirte caminando hasta acá, mi dios. — Louis pensaba que su madre estaba exagerando. — Te imaginas te hubiera pasado algo, yo no sabría que hacer Louis. — Jay abrazo a su hijo quien con una mano sostenía al animalito.

— ¿Puede quedarse aquí? — Pregunto haciéndole mimos al felino.

— Mañana a primera hora lo llevaras con el veterinario. — Louis sonrió. — Y dormía acá abajo. — El ojiazul iba a reclamar, pero no lo hizo.

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