Te querré todos los días de mi vida
Se me hacía raro despertarme al lado de Justin. Habíamos tenido unos días muy duros, tan duros que casi acaban con nuestra relación. Supongo que las cosas entre nosotros no están del todo bien. Sí, seguimos juntos, nos queremos, estamos enamoradísimos y no lo queremos dejar. Pero hay cosas que aún no las hemos hablado y sé que como no lo hagamos pronto en un futuro explotarán por un lado o por otro.
Como por ejemplo que ayudara a la tía esa, María. Quiero olvidar eso, pero el hecho de que la ayudase, las palabras que le dijo, no. Me come por dentro. O también, el hecho de que no le diese una respuesta a su proposición de prometernos. Es raro. Acabamos de salir de un mal trago y se necesita tiempo para asumir y pensar en todas las cosas que nos han pasado. Pero bueno, el tiempo nos pondrá en el lugar que merezcamos estar, sólo necesitamos eso, tiempo.
— No sigas pensando en eso. —me rogó Justin.
— Es difícil. —dije mientras me incorporaba a la cama.
— Me frustra. —se agarró el pelo con fuerza como si así pudiese encontrar una solución al problema.
— ¿El qué? —me tumbé encima de él abrazándolo.
— El no poder hacerte feliz y que olvides eso. —besó la coronilla de mi pelo.
— Nadie lo ha olvidado, todos seguimos con el miedo en el cuerpo Justin.
— Prometimos olvidarlo.
— Prometimos no hablar de ello. —le corregí.
— Pues dejemos el tema.
— Has empezado tú.
— ¿Vamos a discutir por eso? ¿Enserio? —se incorporó a la cama haciendo que me incorporase yo también.
— Te quiero. —besé sus labios tiernamente para calmar las cosas.
— Y yo más a ti mi vida. —me abrazó con todas sus fuerzas— ¿quieres que vayamos a comprar los regalos y la comida de Navidad?
— Ese era el plan. —le sonreí mientras que me levantaba de la cama.
— ¿Te duchas tu primero?
— ¿Nos duchamos juntos? —reí mientras le tendía la mano.
— Estamos en casa de mis abuelos ____. —dijo indeciso.
— Justin Drew Bieber hace unos días eras tú quien quería que lo hiciésemos en…
— Vale, vale, vale. —me tapó la boca precipitadamente por miedo a que me escuchase alguien.
— Vajshfasf. —intenté hablar.
— ¿Qué dices? —me miró raro.
— Que vamsjdea ducajkdhsa.
— ____ habla bien que no te entiendo. —no entendía cómo a veces podía llegar a ser tan idiota.
— Que me soltases idiota, que me soltases. —reí a carcajada limpia una vez me zafé de su mano para luego colgarme de su cuello.
Él también rio. Por primera vez en días vi esa sonrisa la cual tanto me traía loca. Esa sonrisa de la cual me enamoré y la cual estoy enamorada. La cual me levanta y me sube el ánimo todas las mañanas y yo, por primera vez en días, me daba cuenta de lo afortunada que era de tener a Justin a mi lado y de lo bien que me hacía sentir.