— Viernes—
Hoy, después de tres días de estar destrozada me sentía bien. Bueno, bien dentro de lo que cabe, bien a mi manera.
Me esperaba un gran fin de semana y nada ni nada ni nadie me lo iba a amargar. Iba a dar mí primer concierto, normalmente, cuando das “tu primer concierto” lo haces como telonero de algún artista importante, pero yo como otros muchos cantantes lo iba a hacer de diferente forma, y esperaba que saliese bien. También presentaría MTV cazados, grabaría mi primera colaboración y conocería LA entre otros lugares. Iba a ser increíble.
Hacía un rato que había acabado de ducharme, ahora, yacía tumbada en mi cama, con la mirada perdida al blanco techo de mi habitación. Me había levantado demasiado temprano, ya sabéis, la emoción, así que para hacer tiempo decidí conectarme un rato a Twitter. Hacía tres días que no publicaba nada, ni siquiera un triste hola para mis fans, tampoco había mirado el perfil de Justin para ver qué tal le iban las cosas ya que no era capaz de llamarlo. En fin, hoy recompensaría eso.
Palpé las frías sábanas de la cama para encontrar el móvil, y ahí estaba, debajo de la almohada. Me conecté a Twitter, ansiosa. Le di los buenos días a mis fans para luego revisar el perfil de Justin. Miré los tweets de estos últimos tres días. Vaya. Decepción. ¿No había ni una indirecta para mí? ¿Nada? Y entonces fue cuando vi su último tweet “In case”. Vale, si quería una indirecta eso era una muy grande, ¿había escuchado la canción? ¿Se había dado por aludido entonces? Mi cabeza echaba humo, humo a preguntas, a confusión, estaba bloqueada, por una parte me alegraba de que Justin hubiese escrito eso pero por otra… ¿qué significaba?
Sin pensármelo dos veces contraataque con otro tweet, el título de una canción de Justin; “Nothing Like Us”. Y ahí dejé la cosa, esperando una respuesta, otra indirecta. Eso era un juego de niños, ¿desde cuándo nos teníamos que hablar con indirectas, a través de tweets? Dejé el móvil en la cama y fui a vestirme. (http://www.polyvore.com/in_case/set?id=85148061)
— ¿Lo tienes todo? —preguntó mi padre al verme en la cocina.
— Ajá. —contesté sin prestar mucha atención.
— Te veo bien. —dijo acercándose a mí.
— Estoy bien. —fruncí el ceño— tranquilo, no me voy a romper.
— ¿Por qué dices eso? —preguntó confundido.
— Hace tres días que me hablas con tal delicadeza, no sé, hablas como hablan los padres cuando sus hijas han roto con su novio. —mi padre abrió la boca para hablar, pero por su mirada ya sabía lo que iba a decir— no he roto con Justin papá.
— Pero…
— No hemos roto, ¿vale? —lo miré enfurecida, ¿por qué creía que querría dejar a Justin?— las cosas cuando van mal se arreglan, no se tiran a la basura.
— Dejarlas a un lado no las arregla.
— ¡Oh! —me ofendí— ¡las cosas no son tan fáciles como crees! —le grité. Algo que ya se había hecho costumbre estos tres días.
— Lo siento. —se disculpó— es que odio verte así de…
— ¿Destrozada? —acabé su frase.
— No iba a decir una palabra tan grande, pero…
— Papá, dejemos el tema, no quiero hablar de esto, ahora no. —le di un leve abrazo para calmar las cosas. Por mi culpa en casa había mucha tensión y me sentía mal por ello.
