9 -Un día estás, al otro te esfumas-

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La cena salió de maravilla, justo como Taehyung la había planeado. Luego de cenar, y de beber dos botellas de vino, se sentaron unos minutos afuera del restaurante a observar las pequeñas luces titilantes a lo lejos. Se veían realmente hermosas, aunque la brisa se estaba convirtiendo en viento en la pequeña colina, y a medida que caía más la noche, ambos chicos comenzaban a tiritar.

Taehyung rodeó su propio cuerpo con sus brazos para no sentir tanto frío, y Jungkook lo notó al instante. Pues el también comenzaba a sentir frio.

- Ten mi saco. - Dijo quitándose su largo saco gris y poniéndolo sobre los hombros de Taehyung.

- No, no, estoy bien. - Quiso quitárselo pero Jungkook insistió en que se lo quedara él.

¿Por qué Jungkook hacía esas cosas? Quizás porque era demasiado bueno, o eso pensaba él.

- Muchas gracias. - Taehyung sonrió mirando al horizonte, mientras su cabello semi largo y color café volaba con el viento.

- ¿Nos vamos? - Preguntó Jungkook levantándose del suelo, antes de que eso se pusiera extraño.

- Si, vamos. - Se levantó y sacudió su ropa del pasto seco que tenía en ella.

Ambos chicos subieron a la moto y Taehyung condujo hacia el edificio de departamentos. Taehyung abrió la puerta, como de costumbre, para que Jungkook ingresara primero.

Se encontraban ahora frente a frente en la recepción del edificio, en una escena algo incómoda, ya que acababan de cenar con un completo extraño, por un estúpido favor.

Por supuesto que Jungkook habló primero.

- Bueno, linda cena, y gracias por traerme. - Comenzó a caminar hacia las escaleras mientras saludaba con la mano. - Conduce con cuidado hacia tu departamento.

- ¿Conduce? - Dijo Taehyung frunciendo el ceño. - Dormiré aquí como siempre, ya es muy tarde para ír a mi casa. Pero gracias de todos modos, que descanses. - Se sentó en el banco de metal y sonrió como todo un niño.

Jungkook se quedó parado pensando unos segundos. No podía dejarlo dormír ahí luego de que el portero lo llevara a cenar. Rodó los ojos con desgano.

- Ya vamos, dormirás de nuevo en mi sillón. - Caminó hacia él y estiró su mano para ayudarlo a levantarse.

Taehyung se levantó de un salto del banco de metal y con una enorme sonrisa en el rostro lo abrazó. Casi como si hubiera estado esperando a que el menor lo invitara.

Jungkook abrió los ojos como platos y se resistió al abrazo intentando alejarse inútilmente.

- ¡Está bien, está bien! - Dijo el menor para que lo soltara, ya que estaba siendo asfixiado por el portero.

- ¡Mil millones de gracias Jungk-!

- ¡Pero! - Gritó levantando el dedo indice. - No me "pagarás" nada esta vez.

- ¿Por qué no? - Hizo puchero.

Jungkook comenzaba a notar que el portero podía ser demasiado infantil a veces.

- Porque no. Ahora vamos. - Comenzó a caminar hacia las escaleras para que el portero lo siguiera.

- ¡Espera! - Gritó corriendo hacia el baño compartido de la recepción. - Tengo que tomar mi cepillo de dientes... Pero ¿dónde lo he dejado? - Revolvió por unos minutos todo el baño y salió frustrado de él sin poder hallarlo. - Creo que el de limpieza lo ha tirado a la basura.

- ¿Quién es el de limpieza? - Frunció el ceño.

- Un tipo raro, creo que su nombre es Jim o Jimmy, no lo sé. - No le dió demasiada importancia a la pregunta del menor.

Jungkook se quedó estático pensando. ¿Por qué razón jamás había visto a ese "tipo raro"? Pero decidió no investigar más por el momento, estaba muy cansado y las dos botellas de vino comenzaban a hacer efecto, influenciando sus locos pensamientos.

Subieron las escaleras y abrieron la puerta. En ese punto ya no le interesaba demasiado el hecho de si encontraría o no un papel debajo de su puerta. Pues eran simples amenazas estúpidas y no quería perder su tiempo en eso.
Pero de hecho, no había ningún papel allí. ¿Por qué era tan impredecible quién fuera que dejara esos papeles allí? Solo Dios sabe la respuesta a eso.

Jungkook calló rendido sobre su cama mientras que el portero no tardó ni diez segundos en quedarse dormido sobre el sofá.
La noche pasó, y a la mañana siguiente, Taehyung despertó con un terrible dolor de cabeza. Se sentó sobre el sillón y refregó sus ojos. De repente escuchó el sonido de un cepillo de dientes en el baño.

"¿Que hora es?" Pensó entre cerrando los ojos por el cansancio y miró la hora en su reloj de muñeca.

- ¡8:35! - Gritó exaltado.

- ¿Que sucede? - Jungkook apareció por la puerta del pequeño baño, con su cepillo de dientes metido en su boca y la espuma cayendo de ella.

- ¡Mi turno comenzaba a las ocho! - Se levantó rápidamente. - ¿Por que no me despertaste? - Reprochó.

- ¡Porque yo no sé tus horarios! - Gritó y segundos después vió al portero salir corriendo del apartamento. - ¡Y tampoco soy tu madre! - Gritó a la puerta, aunque ya no hubiera nadie allí.

THROUGH THE LOCK ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora