6 -Esperar lo inevitable...-

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- Está bien, ahora acompáñame a comprar unos dulces y luego iremos a dormir, ¿Que dices? - Propuso.

- Está bien. - El portero se acercó hacia la puerta y la abrió dejando pasar primero a su salvador de la noche.

Cruzaron la solitaria y oscura calle, el alumbrado público apenas dejaba ver algunos sutiles reflejos en la calle. Ingresaron a la tienda de dulces, Jungkook se veía muy emocionado, amaba los dulces con locura y esa tienda estaba repleta de ellos.

- Buenas noches. - Saludó un joven rubio apareciendo por detrás del mostrador al escuchar la campanilla de la puerta.

- Buenas noches. - Contestó Jungkook.

- ¿Que llevarán? - Sonrió.

- ¡Unos dulces que están enroscados! ¿Como se llaman? - Pensaba. - No lo recuerdo, pero son color café. - Dijo Taehyung sonriente, aparentemente emocionado de comprar dulces.

Jungkook lo miró de reojo, la sonrisa del portero iluminaba la tienda completa, y por el repetitivo movimiento de sus manos sobre el mostrador, era obvio que estaba ansioso por comer dulces.

Taehyung se acercó a Jungkook y susurrando casi como si quisiera decirle un secreto dijo "Esos son mis favoritos" y sonrió mordiendo su labio inferior.

- T-también los mios... - Contestó Jungkook intentando ocultar la emoción de que al fín habia encontrado un ser en la tierra que le gustaran los mismos dulces que a él. Pues eran algo ácidos y amargos al mismo tiempo. No eran el gusto favorito de todo el mundo.

- ¡¿Enserio?! - Abrió los ojos muy grandes, seguramente estaba tan emocionado como Jungkook de que les gustaran los mismos dulces.

- Que sean dos cajas por favor. - Pidió Jungkook al amable chico de la tienda.

Se los entregó en la mano. Jungkook dejó que Taehyung pagara luego de la pequeña discusión sobre quién debía pagar por los dulces. Taehyung lo convenció diciendo que él dormiría en su apartamento a cambio de que lo dejara pagar los dulces, de lo contrario, pasaría la noche en el banco de la entrada. Un argumento bastante convincente para Jungkook, quién no iba dejar al portero dormír en el frío recibidor teniendo un sofá de sobra.

Aunque Jungkook tuviera algunas intenciones ocultas detrás de dejar dormir al portero en su apartamento. Primero, no podía dejarlo dormir en un banco, pero segundo, esto del papel debajo de su puerta lo había dejado algo intranquilo. Asi que sería mejor si tenía algo de compañía. Aunque fuera la de alguien a quién apenas conocía.

Volvieron al edificio y subieron al piso 3. Jungkook abrió la puerta de su apartamento y encendió las luces. Secretamente chequeó el suelo para ver si ésta vez habría o no un papel, pero gracias al cielo, no había nada allí.

- Escucha, el sofá es muy pequeño, pero creo que es más cómodo y más calentito que un banco de metal. - Señaló el pequeño sofá insinuando que podía recostarse cuando quisiera.

- Gracias, eres muy amable. - Sonrió, y le dió una de las cajas de dulces en la mano. - Que descanses.

Jungkook se metió al baño, cepilló sus dientes y se puso su pijama blanco con rayas rojas. Salió del baño secando su rostro con una toalla.

- Quizás mañan... - Miró hacia el pequeño sillón y vió al portero completamente dormido. Se veía algo incómodo, pero aún así dormía como un ángel.

Su caja de dulces había caído de sus manos al suelo. Jungkook la tomó y la dejó cuidadosamente sobre la mesada de la cocina. Tomó una manta de su cama e intentando no despertarlo, lo cubrió para que no pasara frío. Luego se recostó sobre su cama y en solo segundos se quedó profundamente dormido, dejando su caja de dulces a un costado de la cama.

THROUGH THE LOCK ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora