treinta y cuatro

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Era la una de la tarde del último día de sus mini vacaciones, y los cuatro ya habían preparado todo para volver a su ciudad. El colectivo los esperaba frente al hotel.

Jungkook se despidió de Taehyung quién volvería en su moto, y le ofreció llevarle su valija en el autobús, así Taehyung no cargaría con tanto peso.

—Cuídate mucho por favor. No vayas muy rápido y enciende las luces aunque sea de día.

—Jungkook, es la quinta vez que me lo repites —sonrió y corrió el cabello que caía sobre los ojos de su novio.

Todos en la vereda los observaban despedirse. Incluso el chófer del colectivo y la dueña del hotel, quien había salido a darles las gracias a los cuatro por haber ido a su ciudad.

—Si, lo siento. Se que estarás bien.

—Te veo en el apartamento en dos horas —lo saludó con la mano mientras subía a la moto y se ponía su casco—. Y Jungkook... —lo miró por unos segundos—. Te amo —sonrió.

—También te amo, ve con cuidado —respondió él.

Jungkook sabia que no lo vería en el apartamento en dos horas, porque planeaba dirigirse rápidamente a la dirección que decía la nota ni bien llegara a la ciudad, justo a las tres de la tarde. Pero no le diría eso, porque sabía que Taehyung le pediría que no fuera.

Jungkook subió al viejo autobús y éste arrancó. La moto salió detrás de ellos, pero pronto la perdieron de vista; no podía ir a tanta velocidad.

—Estará bien —dijo Jimin al ver nervioso a Jungkook.

—Si, lo sé —sonrío.

—¡Anoche no nos dejaron dormír! —gritó Jimin, y Yoongi rió con él. Jungkook cubrió su rostro avergonzado.

—¡Y ustedes no nos dejaron dormír la noche anterior!

—¡Te dije que se escuchaba todo! ¡Que vergüenza! —Yoongi reprochó a Jimin, le dió un golpecito en el hombro y los tres rieron a carcajadas.

Las dos horas pasaron rápidamente. Eran las 14:52 cuando el autobús estaba entrando a la ciudad. Jungkook golpeaba frenéticamente la ventana con sus uñas y miraba la hora en su celular; necesitaba llegar antes de las tres de la tarde, y estaba ansioso, desesperado. Le urgía saber qué había detrás de todo el drama de las notas, y sabía que la única forma de que pudiera hacerlo, era metiéndose a la boca del lobo.

El autobús se detuvo en la estación, y Jungkook tomó rápidamente su valija y la de Taehyung. Bajó y se despidió rápidamente de Jimin y Yoongi.

Se guió con el mapa para encontrar la dirección que decía el papel, y cuando llegó a el gran edificio de oficinas, se paró allí, solo, a esperar. ¿A esperar qué? No estaba muy seguro, pero quería que todo terminara de una vez por todas. Tomó el papel de su bolsillo y lo leyó una vez más:

"Es hora de terminar con esto, Jungkook. Ve mañana a la calle Il Jeong al 1,700 a las 15:00 en punto y haz lo que tienes que hacer. VE SOLO."

—¿Has lo que tienes que hacer? —susurró para si mismo y giró para mirar hacia todos lados—. ¿Que demonios se supone que tengo que hacer? —frunció el ceño. Estaba confundido. ¿Y si era una trampa?

Dejó las valijas en el suelo y caminó por la vereda. Vio gente en la vereda de enfrente: un señor sacando una bolsa de basura, una anciana paseando un perro, dos niños en bicicleta riendo a los gritos.

Suspiró ansioso y miró la hora en su celular: 15:02. Sus manos a temblaban, y su pulso estaba más acelerado de lo normal. Estaba asustado. Sabía que su padre lo mataría si supiera que fué allí solo.

—¡Vamos mierda! ¡¿Que se supone que debo hacer?! —continuó susurrando para si mismo mientras miraba hacia todos lados.

De repente, sintió a alguien correr detrás suyo. Tragó duro, cerró sus ojos y se quedó tieso, esperando lo peor: un secuestro, una puñalada, una golpiza.

—¡Jungkook! —escuchó que alguien llamaba su nombre, y con pánico volteó a ver.

—¿Taehyung? ¿Que haces aquí?

—¡Escúchame por favor!

—¡No! ¡Debes irte ahora mismo! —lo empujó para que se largara de allí —Escucha, recibí una nota y estoy por descubrir que demonios sucede, así que vete, estaré bien.

—¡No Jungkook, no entiendes! —lo tomó por los hombros, exaltado.

—Vete ahora mismo, te veo en un rato en el apartam-

—¡Soy yo! —sacudió su cuerpo tomándolo por los hombros y lo miró a los ojos. Esos ojos negros, confundidos. —¡Yo te envié todas las notas! —dijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Jungkook se quedó helado, con los ojos bien abiertos, mirando directamente a las pupilas de Taehyung, pero con la mente en blanco. Anonadado por lo que acababa de oír. Estaba en completo shock y no podía reaccionar.

Un hombre alto de traje negro salió del edificio de oficinas, y se dirigió directamente hacia ellos. Jungkook veía todo borroso, en cámara lenta: Taehyung discutía con el hombre, quería detenerlo tirando de la manga de su traje negro mientras éste le hablaba en un tono elevado. El portero del edificio tomó a Taehyung sujetándole las manos en la espalda.

De repente, Jungkook recobró la cordura.

—Señor Jeon, soy el abogado Lee Go Sung, ¿tiene cinco minutos? —escuchó frente a él.

Jungkook lo miró, y exhaló todo el aire de sus pulmónes. Luego de pensar y atar los cabos, se dió cuenta rápidamente de por qué razón estaba allí. Era obvio, ¿como no había podido deducirlo antes?

Miró a Taehyung sollozar mientras el portero del edificio se lo llevaba por el disturbio que estaba causando. Taehyung le rogaba a Jungkook que lo escuchara, le gritaba que no tenía que hacer eso, que encontrarían la manera. Pero Jungkook no le prestó atención, era demasiado tarde.

Jungkook se sentó en la silla de la oficina del abogado, frente al escritorio, y agachó la cabeza. Su mente aún era una nube inconclusa, pensaba muchas cosas y al mismo tiempo en nada. Sus manos jugaban entre si y sentía náuseas junto con un fuerte dolor de cabeza.

El hombre tomó un bolígrafo y una libreta, y lo miró por un momento. Luego sacó una grabadora de su cajón, la dejó sobre el escritorio, y apretó el botón de grabar.

—Señor Jeon, dígame usted si sabe por qué está aquí.

Jungkook tragó duro, y luego asintió levemente mirando sus manos.

—Por favor, dígalo en voz alta.

Intentando contener un sollozo desesperado, Jungkook contestó:

—Si, lo sé —su voz se cortó al hablar.

—Bien. Entonces, está aquí por su propia voluntad.

Jungkook volvió a asentir.

—Si.

—Puede llamar a su abogado si así lo desea.

—Lo llamaré luego —su voz era baja y débil.

—A decir verdad, me sorprende que la estrategia que he armado con mi cliente haya funcionado, y le agradezco que esté presente hoy aquí. Por favor, si pretende colaborar sin problemas, podría entonces relatar la historia desde el comienzo? — el abogado apoyó su bolígrafo sobre el papel, ansioso y listo para escribir todo lo que escuchaba.

Jungkook tragó saliva, y luego de algunos segundos, comenzó a hablar...

THROUGH THE LOCK ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora