treinta y dos

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Esa mañana los cuatro desayunaron en el comedor del hotel. Les sirvieron jugo de naranja, café y unas tostadas. La recepcionista —y al parecer dueña— del hotel se acercó a ellos para decirles que ese día podían hacer una excursión gratis. Les dejó unos folletos sobre la mesa y les contó que se trataba de una vuelta sobre la ciudad en un avión hidráulico. Allí les mostrarían por qué la ciudad fue desapareciendo poco a poco por culpa de los cinco incendios consecutivos, donde cinco casas se incendiaron por completo y dieciséis personas murieron allí el mismo día. Luego de eso, el ayuntamiento se derrumbó y fué ahí cuando la gente comenzó a decir que esa ciudad estaba maldita. Primero los jóvenes y luego los ancianos decidieron irse a vivír a otras ciudades cercanas, dejando a esa pequeña ciudad casi desértica.

La tarde estaba soleada, y el vuelo estaba listo. Duraría media hora, y los cuatro estaban preparados para subir al pequeño avión. Yoongi subió primero y junto a él se sentó Jimin. Luego subió Taehyung, quién estiró una mano para que Jungkook la tome. "No tengas miedo" le dijo con una tierna sonrisa y sostuvo su mano entrelazando sus dedos cuando el avión despegó. Jungkook se repetía en su mente que nada malo les sucedería, que estaban a salvo.

—Si miran a su derecha verán las cinco casas involucradas en el incendio —el piloto habló a través de la radio.

Estaban sobre volando la ciudad, y Jungkook tragó saliva al observar la decadente escena. De tan solo pensar que dieciséis personas habían muerto allí se le helaban los huesos.

—Todo se ve hermoso desde aquí —dijo Jimin con una gran sonrisa. Parecía disfrutar mucho el viaje.

—Si miran hacia su izquierda verán el antiguo ayuntamiento.

Los cuatro miraron y vieron lo que quedaba del gran edificio antiguo; el resto estaba hecho polvo en el suelo.

—Chicos, gracias por venir —dijo el piloto—. Necesitamos volver a tener turismo aquí. Eso salvaría a esta pequeña ciudad de desaparecer por completo.

—¿Cuantos habitantes tiene ahora? —preguntó Yoongi.

—Somos ciento cuatro en total.

Jungkook quitó la vista de la panorámica y miró a Taehyung.

—¿Estás bien? —frunció el ceño, Taehyung se veía serio.

Taehyung asintió.

—¿Que podríamos hacer para ayudar? —preguntó.

—Bueno, pondrían venir de vez en cuando y quizás correr la voz en su ciudad. Cuanta más gente venga aquí más rápido recuperaremos éste lugar.

—Entiendo, haré lo que pueda.

Jungkook se apoyó en el hombro de Taehyung y observó el precioso paisaje. Las montañas, el sol, las nubes. Por un momento se olvidó de que estaba a cientos de metros de altura. Se aferró al brazo de Taehyung y sonrió. Quería besarlo. Lo miró y Taehyung le devolvió la mirada y lentamente juntaron sus labios.

—¡Wow mira a estos dos! —bromeó Jimin—. Yoongi, ¿por qué no me besas así?

—Porque estamos en un avión —su tez blanca se tornó roja en un segundo.

—¡Pero a ellos no les importa estar en un avión! ¡Vamos bebé, dame un besito! —dijo con voz tierna.

Jungkook y Taehyung rieron al verlos pelear.

—No Jimin, luego.

Jimin cruzó sus brazos sobre su pecho e hizo un gran puchero.

—Yoongi malo.

—Jimin, no hables como bebé.

—Malo. Y te dije que sonrías todo el tiempo.

Yoongi rodó los ojos.

—Ye obliga a sonreír todo el tiempo —dijo Yoongi con pesadez—. Dice que soy una parte vital de la tienda de dulces y que no puedo atender serio.

—Si, debes practicar —Jimin revolvió su cabello y Yoongi se lo acomodó con los dedos—. Además te ves hermoso cuando sonríes.

Jungkook pensó que Jimin tenía un buen punto: atender una tierna tienda de dulces con expresión seria no atraería muchos clientes. Y además claro, eso explicaría el repentino cambio de humor de Yoongi el día anterior en el almuerzo.

—Está bien, uno solo —dijo Yoongi muerto de vergüenza.

Jimin sonrió contento. Puso su boca para que le diera su beso y cerró sus ojos. Yoongi lo besó tímidamente y luego cubrió su rostro con sus manos. Todos, incluido el piloto, aplaudieron.

El vuelo concluyó sin problemas, tuvieron un buen aterrizaje y se divirtieron. El piloto les regaló unos llaveros con el logo de la empresa de aviones y les agradeció por haber ido a la ciudad.

Regresaron al hotel cuando comenzó a lloviznar y el día se tornó gris de repente. Taehyung y Jungkook reían y caminaban tomados de las manos por el corredor. Abrieron la puerta de su habitación y vieron a un hombre de espaldas revolviendo sus valijas.

Jungkook entró en pánico. Pensó en las miles de posibilidades. Su piel se erizó y apretó la mano de Taehyung.

Ambos gritaron asustados al ver de quién se trataba cuando éste oyó la puerta y volteó.

—¡¿Namjoon?!

THROUGH THE LOCK ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora