Había pasado una semana desde el descubrimiento de aquella carta; de la cual se juraba, que su existencia era escasa. Aquellas palabras repitiéndose en la mente de la peli-azul, atormentando su corazón con cada sentimiento que volvía a florecer para la castaña. Sin embargo, aunque las cosas parecieran normales, era común que no lo estuvieran, en especial por las reacciones inconscientes que dejaba Poche al ver cada interacción que tenia Calle con su novio.
– ¿Poche, estas bien? – Le pregunto Mario, su mejor amigo de la infancia, mientras observaba, como la pequeña miraba fijamente la escena enfrente.
Calle de encontraba en la mesa de su novio, sentada en su falda, mientras este hacia pequeños y sutiles movimientos en la barriga expuesta a propósito por el chico.
La nombrada, hizo una mueca de disgusto bajando la mirada hacia la mesa, colocando ambas manos en la cabeza, para ser más específica cubriendo sus oídos. Dejó salir un suspiro frustrado, apretando su agarre un poco.
– Maldito escrito, debí haberla borrado – Maldijo su estupidez, ya que si no hubiera sido por eso, ella no se hubiera acordado de ese sentimientos que habia guardado desde hacia años. No se hubiera recordado de ese tipo de afecto, no tan amistoso que tenia por su mejor amiga.
– ¿Que escrito? – La voz fémina de alguien la resalto, sacándola bruscamente de su tormento. Por otra parte, no fue el hecho de que fuera inesperada, sino, de quien provenía.
Poche levantó la vista, encontrándose con aquellos ojos que la embriagaba, como si de una botella de alcohol se hubiera tomado. Duró unos segundo con aquella conexión antes de sacudir la cabeza y aclarar su garganta.
– No sé de que hablas – Comentó distante, sin percatarse del leve sonrojo en sus mejillas – Me tengo que ir, vuelve y sientate con tu novio – finalizó mientras se levantaba de la silla, sin percatarse de la toxicidad que dejó escapar en la ultima palabra.
Daniela se quedó atónita, confundida por el comportamiento de su amiga. Viendo como esta se iba, con un semblante molestó. Sin embargo, no fue detrás de ella, no se atrevió a hacerlo, al recordar algo muy delicado que encontró el día anterior y solo una persona sabia de ello.
– Pensé que se lo ibas a mostrar hoy, digo, ya que ayer me llamaste algo alterada – La voz de Mario la saco de sus pensamientos con un tono burlón, recordando la histeria de la castaña por un pedazo de papel.
Calle desvío su mirada hacia el chico – Entre en pánico esta mañana, además, me a estado evadiendo desde que fui a su apartamente – Comentó triste, dejando salir un suspiro apenado.
Mario se compadeció de la chica, al ver la cara de perrita abandonada de esta. Levantándose y abrazándola fuerte.
– Ven, vamos a por un helado –
Este comento secuestrandose a la chica, ignorando los gritos de Sebastian, que para ser sinceros a Mario no le agradaba para nada.El silencio era cómodo, tranquilo para pensar. Ambos estaban sentado en una banca, a las afueras de la Universidad mientras comían mantecado; ella de fresa y él de vainilla.
La chica sin comentar, sacó un sobre con varios papeles, y se lo entregó al chico – Dime si crees que eso sea posible – Fue lo único que comento.
Este asintió, tomando el sobre y abriéndolo, viendo que contenía diversos papeles, tal vez dos o tres. No estaba seguro. A pesar de eso, se puso a leer.
Mi amada Maria José
No sabes cuanto me inquieta el tener que esconder este sentimiento. Lo mucho que incómoda besar a alguien, y al cerrar los ojos pensar que eres tú. La desilusión de que cuando me despierto, no seas tu a quien veo por las mañanas. Mi muñequita de porcelana.
Eres mi rayito de sol, ese que me deja saber lo hermosa que será el día cuando te siento contra mi piel.
Eres mi guerrera en almadura dorada, que me hace sentir segura entre tus brazos, cada vez que estos rodean mi cuerpo, al sentirme triste o al estar con ansiedad. Eres la que calma mis nervios, y a la vez los alteras con tu mera presencia.
Eres mi cajita de secretos, a quien sin importar que tan delicado sea, me prestas un hombro para llorar, y toda la atención del mundo cuando hablo.
Eres mi deseo pecador, el que sin importar hora, lugar o permiso, entras a mi mente. Borrando cada memoria con cualquier persona, y reemplazandola con lo que quiera que me hagas. Que borres cada marca con tus labios carnosos. Que con esos roces me hagas sentir amada. Que con esas manos, me hagas sentir mujer.
Eres mi ángel, aquel que cuando me siento mal, llegas de la nada y lo arreglas todo, como si sintieras mis bajones. El que siempre me consiente todos mis caprichos sin molestarte. El que sin importar a donde sea, nunca me dices que 'no' cuando pido que me acompañes.
Eres mi amada, hermosa, obra de arte. Quisiera halagarte y presumirte todos los días sin limites, sin cadenas, sin luces rojas. Solo tu y yo. Solo nosotras contra el mundo. Quisieras decirle a todo el mundo desde lo más alto, lo hermosa y divertida que eres. Lo especial que me haces sentir. Lo única que me siento a tu lado.
Pero tal cual la vida no puede ser justa, me aterra que me rechazes y pierda esta amistad. Eres mi vida, y no sabría que hacer si te pierdo.
Firma: Tu enamorada Daniela Calle.
Mario se había quedado perplejo, su mantecado olvidado; el cual se había derretido, y practicamente todo en el suelo.
– Daniela, no sabia que podías... Que esto era... – Este tartamudeaba sin saber que decir – ¿PORQUE MIERDAS ESTAS CON SEBASTIAN? – pregunto alterado, sin saber como un sentimiento tan grande, podía ser cubierto de esa manera.
La nombrada comenzó a jugar con sus dedos, antes de levantarse y tomar la carta – Nopuedohaceresto – comento rápido, saliendo con rapidez hací quien sabe donde, sintiendo como la vergüenza de que alguien leyera la carta la carcomiera por dentro, sus mejillas en un intenso rojo carmesí.
» Poche, no puede saber de esto « pensó mientras no se percataba por donde iba, al cerrar los ojos en ese momento.
Su recorrido fue interrumpido por alguien, quien para su mala suerte, no era a quien se quería encontrar en esos momentos.
– ¿Estas bien, Dani? – Poche comento suavemente con dulzura, mientras la ayudaba a pararse, ya que el impacto la había tumbado.
– S-si – La mencionada tartamudeo, entrandole el pánico cuando la contraria se acunclillo a tomar los papeles.
– ¿Que es... –
– ¡Nada! – Calle brincó arrebatándole el papel, antes de que pudiera siquiera leer una palabra – No es nada, quieres que te acompañe a clases, yo tenga que ir a la mía, vamos que ya voy tarde – Comento rápido desviando el tema sin esperar respuesta, comenzando a caminar.
Holis, mi gente!!
Pues me parece que este era una de los más solicitados, espero su les haya gustado, ya que tuvo que leer el primero como más de cuatro veces para saber como hacer una segunda parte.
No soy muy cursi que digamos (moriré soltera que sad xd) pero intenté inventarme algo para esta. Les confieso que estoy determinada a terminar este libro con cortos hasta el numero limite de partes. Por si quieren que les haga un momento en espefico o algo o otra parte de alguno de los anteriores. Pueden pedirlo sin miedo :3
Por cierto, estoy cambiando mi forma de escribir las historias, puede que no se note mucho el cambio, pero nada.
Quiero saber si les gusto la segunda parte, ya que la habían pedido con tanto anhelo.
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Cortos de Calle y Poche
DiversosSon pequeñas historias, normalmente de un capítulos de la pareja.