Coqueteó

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Poché se sentó en la mesa con su grupo de amigos; Mario Ruíz, Juanpa Zurita y Sebastián Villalobos.

– Chicos, estoy aburrida, vamos a hacer un juego – Está comenzó mirando hacia una de las mesas de la cafetería.

– ¿Cuál sería esta vez? Sebastián preguntó, con curiosidad.

– Vamos a jugar a coqueteó, si logran hacer que una de las chicas acepte salir con uno de nosotros ganan, pero si pierden, van a tener que pagar el almuerzo de todos – Está comentó, ya encontrando su blanco.

– De seguro perderás tu – Mario sonrió.

– Está bien, dejare que vosotros lo intenten primero, luego lo haré yo, pero no me toquen a la castaña de allí, ella es mía – Está comentó.

Los chicos aceptaron, y hicieron su jugada, dos de ellos fueron un fracasó,  y uno sorprendentemente llegó con otro chico.

– ¿Sebastián, Mario, que les sucedió? –
Está comentó entre risas antes de levantarse caminando hacia la mesa que había estado vigilando.

– Hola preciosa, no pude contenerme a preguntarte, si no te hiciste daño – Está comenzó con un tono coqueto, sentándose al lado de la castaña.

Está muy confundida, y con una sonrisa le pregunta – ¿A que te refieres? – levantando una ceja.

– Cuando caíste del cielo – Está sonrió victoriosa.

La castaña, al caer en cuenta lo que la chica estaba haciendo dejó salir un sopló incrédulo – No, pero si me raspe cuando subia las paredes del infierno – Está sonrió satisfecha, al ver el conflicto en los ojos de la peli-azul, quien al minuto sonrió de nuevo, mirando a la chica de arriba abajo, mordiendo su labio inferior.

– Entonces por eso es que eres tan atractiva y caliente – Está comentó al ver como la chica comenzaba a sonrojarse.

– ¿No te rindes? – Está preguntó sacudiendo la cabeza.

La peli-azul puso una expresión pensativa – No eres Google, pero eres todo lo que buscó, así que, no jamás me he rendido cuando quiero algo – Está finalizó tomando el móvil de la castaña sin permiso, y con un movimiento rápido marco su número, llamando a su propio celular – Pasaré por ti luego, espera mi llamada, para que me envíes tu dirección, iremos a comer al nombre de mis dos amigos – Está finalizó con una sonrisa victoriosa, alejándose de la castaña.

– ¡GANÉ! – Poché grito por un lado.

– ¿Que diablos acaba de pasar? – La castaña preguntó por otro.

Cortos de Calle y PocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora