Juguemos un poco

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Calle sonrió de lado, mientras observaba a Poché, quien se encontraba en la cama, recostada con una ropa interior negra y sostenía un azotador en mano, jugando con las tiras.

– ¿A qué jugaremos hoy? – La castaña comentó curiosa, y un poco exitada.

– Las 50 sombras de Grey – Poché ronroneó, levantándose y caminando hacia la castaña – Eh querido hacer esto desde hace mucho – La chica le murmuró a la castaña, lentamente moviendo la hacia al frente de la cama, donde había colocado en el techo unos enganches metálicos – Desviste te – Está ordenó.

Calle sin protestar hizo caso a lo que le fue ordenado, mientras sus ojos seguían la espalda de la peli-azul, quien se había ido a buscar unas cosas, volviendo con unas sogas en la mano. Al regresar ató las manos de la chica en cada una de los enganches.

Observó a la castaña a los ojos, antes de dejar recorrer el cuerpo de la castaña con el azotador, haciendo que está temblará un poco por la sensación, capturando los labios de la castaña con los de ella, en un beso largo, introduciendo la lengua y activando el deseo en ambas.

– Te haré gritar de placer – Poché gruño roncamente contra los labios de esta, mordiendo el labio inferior de la chica antes de retirarse, caminando alrededor de esta y golpeando la nalga izquierda de la chica.

Esta dejó un quejido escapar de su boca, sintiendo como las ondas de placer recorrían su cuerpo, antes de ser golpeada en el otro lado. Poché caminó hacia uno de los cajones, buscando una venda negra, y caminando nuevamente hacia la chica, colocándose la en los ojos a la castaña impidiendo que viera lo próximo.

La peli-azul pasó el azotador por entremedio de las piernas de la chica, causando un escalofrío recorrer el cuerpo de esta, y un jadeo escapará de su boca.

– N-No s-seas así de mala – Calle tartamudeo, intentando controlar su agitada respiración.

Poché sonrió maliciosamente, mientras llevaba una de sus manos hacia esta, rozando uno de sus dedos en la feminidad de la chica, y lo introducía, haciendo a la chica gemir de golpe, pues era algo que no se esperaba. Un gruñido fue escuchado, al sentir como está extraía el dedo, y se despegaba de su cuerpo, caminando alrededor de la chica y depositando otro golpe en la nalga izquierda.

– Es solo un juego – Poché musitó con maldad en el oído de la chica, antes de soltarles la soga y quitarle la venda – Que se acaba ahora – Está finalizó con una sonrisa de victoria, mientras obsevaban a la castaña en el suelo, con los pies temblando, al notar como estaba aguantando las ganas, y lo caliente que se encontraba, entregando una mirada asesina, era su regalo de la noche.

Cortos de Calle y PocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora