Capítulo 13

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     Cuando todo en la vida amorosa de Albert marchaba de lo mejor que nunca, cada día Silvio tenía muchos más dolores de cabeza que satisfacciones a nivel profesional. El motivo: Leticia.

     Silvio, junto a Marcelo, Mario, Bertita y Leyla habían hecho maravillas para; primero engañar a Leticia a través de falsas publicaciones en los medios con una supuesta función de caridad que él mismo se encargó de crear fuera de la capital  y luego con la supuesta participación de una gira del grupo del conservatorio. La misma que Albert como director de dicho evento se supone iría y del cual, el mismo Silvio, a través de uno de los muchachos se encargó de hacer que Albert figurara en ese viaje de casi seis meses por los diferentes lugares de europa y países bajos.

     Conseguir la prensa y lograr que el país entero sepa que el famoso abogado y concertista Albert Contreras estaría de gira no fue muy sencillo, considerando que el mismo Albert ignoraba todo el circo mediático que había organizado Silvio junto a Marcelo.

     Por su parte, Silvio llevaba una pesada carga que muchos ignoraban y que lo había orillado a acostarse muchas veces extenuado como muchos trabajadores del común, al terminar un día agotador. Y había dejado atrás las noches de conquistas de paso y hasta en ocasiones obligado a doblar las piernas sobre su silla o sobre su escritorio vencido por el sueño.

     Ya para las madrugadoras Leyla y Berta no era raro encontrar a tremendo bombón sin camisa saliendo de su despacho con un cepillo de dientes en mano para pedir café o algún pastelito salado, al primero que escuchara asomar.

    Los más agotadores fueron precisamente los días que Ellen y Albert la pasaron como padres primerizos pues debía procurar: Primero que no supieran que Albert era padre y mucho menos que no había salido de la capital, o tendrían a Leyla y a los narcos sobre Albert. Y todo eso a espaldas de Albert, pues sí él sabía algo de ello, era seguro que tomaría las cosas de una manera muy diferente que el propio Silvio. Para Silvio la mejor defensa era estudiar al enemigo primero. No atacarlo. Pues para ese tiempo Silvio ya sabía quien era el viejo Anglas y de qué gente se rodeaba.

     Casi a escasos días que Albert se convierta en padre andaba rebosando alegría por cada poro. Aunque algo nervioso y distraído.


     Marcelo y Silvio se sobresaltaban cada que el teléfono vibraba; por ello andaban muy cerca de sus amigos a todas horas. Entre los cuatro; Silvio, Marcelo y Mario, y el propio Albert cuidaban de Ellen evitando que trabaje más de la cuenta en "Aromas Peruanos" o haciendo demasiadas cosas en casa. Y por su parte Albert había trasladado a casa todo el trabajo posible, y su fiel amigo, Silvio en colaboración con Mario le llevaban a casa toda la documentación necesaria para los casos que Albert seguía. Albert sólo salía de casa cuando era necesario como ir al juzgado o dictar clases en el conservatorio. Y de algún modo Bertita y Leyla le recomendaban lecturas pre natales y del cuidado del recién nacido. Las mismas que hábilmente Silvio había hecho que leyeran juntos para evitar problemas durante el último trimestre de embarazo...

     Ellen llevaba ya ocho meses y medio de embarazo y algunos días, los controles médicos domiciliarios habían estado estupendos, por ello sabían que no llegaba un niño sino tres niños llegarían en cualquier momento. Por eso Albert había previsto un chofer y bolsos ya preparados en uno de los autos. Cada día como de costumbre hablaba con sus hijos, les contaba historias de cómo querría que jugaran, de los muchos lugares que visitarían los cuatro. Pero sobretodo, les pedía a sus niños que sean menos malvadillos con su mami que debía comer cosas imposibles solicitadas por ellos... Eran muchos los momentos que disfrutaba con su adorada Ellen, pese a los innumerables antojos cual más imposibles de cumplir. Como la vez en la que solicitó un sandwich de pollo con ensalada de grama del estadio nacional, bañado en crema de chocholate, o el huevo revuelto en salsa de maní que deseaba comer en un plato con arroz con leche, o frejoles negros revueltos en caldo de pescado con mostaza y dulce de leche. Y claro, los tíos Marcelo y Silvio estaban siempre dispuestos a cumplir los antojos de sus  futuros sobrinos a la hora que sea.

ÁNGEL O DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora