Todos los días recibía a una sirvienta que se encargaba de darle una bandeja con su comida a las horas debidas. Esa era la última prueba que él necesitaba para estar cien por ciento seguro que lo que menos querían era matarlo, ¿para qué cuidarlo debidamente y darle total libertad para después degollarlo? Sin ganas picó la comida con la cuchara sin la intención de probar un solo bocado que se encontraba en el plato sobre la bandeja de plata brillante en la mesa de centro de la habitación. No tenía apetito y la última comida antes de la cena solo la comió por compromiso, pero lo peor era que ni siquiera tenía ganas de salir de su habitación, volviéndose a encerrar de manera voluntaria en las cuatro paredes que ahora le cubrían. Igual que en anteriores ocasiones HyunWoo no se acercó a él, pero esa regla solo aplicaba cuando se encontraba en la habitación como lo ha estado haciendo últimamente. Sea donde él fuera, en todo rincón de la mansión era inevitable encontrarse, en ocasiones trataba de ocultarse para evitar todo encuentro con el alfa, pero sus intentos de evitarlo eran inútiles, pues HyunWoo sin siquiera mirarlo lograba encontrarlo.
Incluso si tratas de evitarme, puedo saber si estas cerca.
Esa es la razón por la cual decidió pasar la mayor parte del día (literalmente de todos sus días) en su habitación, solo encontrando como recurso de distracción el sentarse en el borde de la ventana, solo mirando el paisaje del cual podía apreciar sin limitaciones, tratando de manera casi absurda localizar el lugar donde alguna vez vivió, claro que, con todas las montañas y árboles cubriéndolas la hacían un escudo que incluso eso le recordaba que era un prisionero en la mansión de los Son. Que le dieran comidas en horarios definidos, que pudiera caminar por donde quisiera en sus límites todas las veces que le fueran suficientes, y que incluso unas sirvientas estaban para servirle por cualquier cosa harían que cualquiera olvidaría su rapto. Sin contar que casi es asesinado por quien le trajo a estas tierras, y le marco a la fuerza para someterlo a él... era como vivir en una verdadera jaula de oro.
La habitación estaba completamente oscura ante el poco interés de KiHyun para mantenerlo iluminado, dejando solamente la ventana descubierta para que la luz natural de la noche fuera su única iluminación. De entre el cristal pudo distinguir que hoy era una noche estrellada y no había nubes que las cubrieran. Dejó caer la cuchara a un lado del plato, dejando de lado la bandeja con comida levantándose de donde estaba sentado y se dejó caer en la cama al finalmente rendirse de que no comería. Ya estando acostado en la cama cerró sus ojos dejando que su cuerpo se relajara y comenzó a concentrarse en su respiración. Pero su cuerpo volvió a tensarse cuando la puerta fue tocada con suavidad, se enderezó de golpe y caminó a la puerta, acercando su rostro a la madera para tratar de distinguir si era él.
—Vengo por la bandeja joven— Suspiró con alivio al escuchar una voz femenina, sabiendo rápidamente que era la sirvienta que siempre le entregaba la comida. Se volvió a escuchar golpes en la puerta. —¿Joven?— Esta vez su voz sonó dudosa. No la hizo esperar y abrió la puerta, vio como la mujer al verlo se relajó. Ella pasó rápidamente dentro de la habitación, deteniéndose frente a la mesa en el centro, la comida estaba en su sitio, únicamente picoteada dejando en evidencia la cuchara levemente usada, se giró y miró al azabache. —No probó su comida...—
—No tenía apetito... discúlpeme— Lo último lo mencionó al ver el semblante preocupado de la criada.
—No tiene porque...— Agarró la bandeja de sus extremos y con sus característicos pasos cortos se retiró de la habitación, no sin antes desearle al delta buenas noches. Cuando estaba en el marco de la puerta se giró unos instantes y le miró de reojo, poco a poco fue cerrando la puerta evitando hacer ruido.
La idea que tenía con anterioridad era dormir, pero sinceramente no tenía sueño así que lo único que pensó para dejar pasar el tiempo fue caminar de un lado a otro por la habitación, aunque claro, eso no le ayudo al momento de estar unos minutos haciéndolo. Sus pasos provocaban poco ruido al estar descalzo, de vez en cuando pasaba sus manos por su cabello repetidas ocasiones al no saber qué hacer para sentir calma. Finalmente se detuvo frente a su cama y se sentó en el borde, bajó la vista y cerró sus ojos, concentrándose en el sonido del reloj que marcaba las horas, un ruido corto tras otro. Sus ojos finalmente se abrieron y decidió verificar la hora.
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DELTA [ShowKi]
FanfictionEn el momento en que pensó que moriría, deseó con muchas ganas el sobrevivir y no sucumbir a la oscuridad; pero cuando abrió sus ojos, con cansancio y dolor, se dio cuenta que en verdad hubiera sido mejor el haber muerto en el bosque. Ahora tendrá...