⊰Capítulo 10⊱

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No importa cuánto huyas y te alejes, siempre serás presa del cazador...

Los silbidos del viento que chocaban con los árboles eran callados por ramas y demás siendo quebradas a su paso en una ardorosa huida siendo el tiempo el mayor enemigo. Corría y corría sin detenerse en mirar hacia atrás en ninguna oportunidad que se le ofreciera. Sentía que su corazón estallaría contra su pecho que se contraía ante la velocidad que tomaba en cada movimiento que realizaba, provocando que en unos minutos más adelante su respiración se volviera irregular y sus pulmones comenzaran a doler cada vez que trataba de tomar aire. Ignoraba si ya había pasado por las mismas zonas o si aún le faltaba poco o mucho camino, ya que no sabí5a siquiera a donde su cuerpo le estaba conduciendo, no dejaría de correr en dirección contraria de donde se encontraba el lugar del que huía, ante todo su intención era alejarse lo más posible de ahí. Sin poder evitarlo sus pasos fueron disminuyendo de velocidad a llegar a estar trotando sin dejar de detenerse, comenzó a respirar de manera rápida para que sus pulmones no terminaran colapsando y lograran regularizarse, obligándose a apoyarse contra un árbol para tomar el suficiente oxígeno y poder continuar. El camino que se abría frente a él era dificultoso de ver por la oscuridad que le cubría, pero no imposible, juraría que estaba corriendo por horas y no llegaba a ningún lado, mirar hacia atrás era inútil al no sentirse arrepentido de lo que hizo, estaba haciendo lo correcto y su vida le importaba mucho, la necesidad de sobrevivir bombeaba con intensidad por sus venas en adrenalina que se expandía como el fuego en su ser, sentía sus sienes palpitar y un intenso sonido agudo que le taladraba los oídos desde hace ya unos minutos atrás. En un estremecedor eco, en la lejanía llevado por los susurros del bosque llegó hasta él un aullido que le provocó un sobresalto, su cuerpo se levantó deprisa y se sacudió sin dejar de mirar detrás de él supervisando de que el causante de ese aullido no se acercará, sus pasos comenzaban a tomar un ritmo y finalmente comenzó a correr retomando su recorrido. Su mente le gritó que el detenerse a descansar era algo imposible y de gran riesgo, la prioridad era otra en estos momentos. Aun cuando en su cabeza se repitiera una y otra vez su objetivo principal, no podía ignorar un extraño sentimiento que estaba manifestando, sentía que al momento de detenerse su cuerpo caería y le sería imposible retomar nuevamente el camino, su cuerpo estaba al límite y la situación era peligrosa. El bosque le susurraba con suavidad aún a la velocidad a la que iba, pero en lugar de sentirse tranquilo se sentía inquieto al escuchar que aquellos susurros sonaban como lamentos que le rogaban con desespero ¿qué era lo que estaba ocurriendo a su alrededor? En su camino había una empinada bajada que en su descenso se veía desconocido si era seguro o no, con cuidado bajó mirando fijamente el frente para estar atento de una posible caída peligrosa. Las ramas acumuladas de manera riesgosa y si cuidado le rozaban el pelaje y de vez en cuando llegaban a lastimarle sin provocar una herida de gravedad. Finalmente ya en el camino firme observó desde su posición en si no habría alguien que le estuviera siguiendo, afortunadamente estaba solo. Gracias a que el camino no tenía gran cantidad de plantas que le estorbaran no fue dificultad abrirse paso y seguir su trayecto. Sintió un escalofrío que le recorrió por completo los huesos provocándole un mal presentimiento, miró de reojo de entre la maleza y los monumentales árboles que obstruían el cielo y le cubría para aseverar que su mal presentimiento solo era creada por la situación actual. Por la velocidad a la que iba se sintió confundido por un instante, pues creyó distinguir una distorsionada imagen que le seguía el paso desde una lejana distancia. Su vista comenzó a fallarle y su sangre se heló de un momento a otro, pero jamás se detuvo. Tomando una vista rápida de su alrededor saltó hasta una parte fuera del camino donde era más densa la maleza y había ramas siendo escudo del paso, con la fuerza que le brindaba el cuerpo se iba abriendo camino  y de vez en cuando mirada detrás de sí para ver si aquella figura no volvía a aparecer.

DELTA [ShowKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora