⊰Capítulo 24⊱

383 46 21
                                    

Si el grito de esa mujer ocurriera, significaría una sentencia inmediata para KiHyun. En su mente jamás había pensado que algo así le ocurriría, aun cuando era de esperar que alguien lo encontrara, pero ese pensamiento lo ignoró desde que entró a esta habitación. Parecía que toda la escena ocurría en cámara lenta, podía ver cada acción, cada gesto que le decían "la curiosidad mató al lobo".

En el interior del delta había nacido un sentimiento repentino ante el peligro que comenzaba a hacer presencia. El instinto de supervivencia se sentía extraño. Al principio, había desconocido que era lo que le impulsó a reaccionar de forma tan rápida. Su cuerpo se movió a una velocidad impresionante, casi no hizo ruido al caminar hacia la mujer. Fue un ligero sonido lo que se logró escuchar, muy poco perceptible incluso para la sirvienta. Cuando esta reaccionó, KiHyun estaba frente a ella. Ahora su grito se ahogó en la impresión, su cuerpo fue empujado contra la puerta y una mano la silenció de inmediato. Con su espalda presionando la dura superficie, y el hombre que la mantuvo ahí, no se atrevió a siquiera respirar por más tiempo. Aquel desconocido hombre se deslizó de una forma tan rápida que era intimidante siquiera verlo tenía miedo. KiHyun no tuvo que sujetarla para estar seguro de que no lucharía, el cuerpo más bajo temblaba al igual que su mirada, estaba atónita por el pánico. Ya con la seguridad de que nada delataría su paradero, suspiró pesadamente, sintiendo que podía respirar mejor. Aunque no usaba mucha fuerza, parecía que estaba lastimando a la sirvienta.

—No te haré daño —Trató de hablar lentamente, calmando su tensa voz para poder transmitir sinceridad—. No tenía otra opción al ver que ibas a gritar por mi intromisión. No quiero meterme en problemas e imagino que tú tampoco. —Parece que su voz tuvo el efecto deseado, la otra persona le miró fijamente—. Si te suelto, ¿Me prometes que no gritarás? —La respuesta fue inmediata. Un rápido asentimiento de cabeza.

Cuando retiró su mano, la sirvienta cumplió lo prometido, permaneció en silencio, pero aun así KiHyun la hizo moverse al otro lado. Ahora el delta era quien estaba recargado en la puerta. Solo precaución. La mujer dio varios pasos atrás, llegando hasta la parte donde la cama matrimonial estaba. Muy alejada de KiHyun.

—P-por favor... no me mate —Sus ojos brillaban por las esperadas lágrimas. Se abrazaba a sí misma como única manera de protegerse. El hombre de cabello oscuro la miró con pena por haberla tratado así y ocasionar ese sentimiento, pero no tenía muchas opciones.

—Ya lo dije anteriormente, mi intención no es hacerte daño —Le sonrió, buscando la manera de tranquilizarla—. ¿Podrías hacerme un favor?

—Sí sí —Respondió nuevamente de forma inmediata. En sus ojos podía ver esa aterrada mirada que los demás sirvientes tenían cada vez que miraban al alfa.

—Necesito que me respondas unas preguntas que te haré, espero que no le digas a nadie que me viste aquí —La mujer le miró por un largo tiempo, pero no dijo nada, dándole una confirmación con su silencio—. ¿A quién le pertenece esta habitación? —Respiró profundamente, esperando la respuesta.

—Esta habitación... le pertenecen a los antiguos señores... el señor y la señora Son —KiHyun abrió sus ojos.

—¿De los antiguos líderes?

—Sí...

Ahora tiene sentido porque esas cartas estaban específicamente en este cuarto, nadie sabe mejor el peso de esas palabras que los mismos líderes que estuvieron al mando cuando los Lee fueron asesinados. Incluso las fotos de los cuerpos masacrados... ellos querían ver cómo fue el resultado de su acción. Pero si lo pensaba detenidamente no había sentido en algunos puntos. ¿Por qué esconderlos? son evidencia bastante importante de lo que hicieron, eso está claro, pero no es lógico que lo guarden de esa manera, si en verdad quisieran que nadie lograra enterarse hubieran quemado absolutamente todo. ¿Por qué?

DELTA [ShowKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora