PHOENIX• Animales Fantásticos [COMPLETADA]

XI. Segundas oportunidades

-¡NI DE BROMA! ¿De verdad te pensabas que iba a aceptar?- empecé a dar vueltas en la cocina, cogiéndome de la cabeza con frustración.

-¡Venga, Adara! Ya le he dicho que íbamos a ir- me suplicaba desde el centro de la cocina, mirándome mientras daba vueltas como loca.

-¡Que no Newt, que a ese hombre no le quiero ver! No me fío de él- estaba segura y tenía argumentos irrefutables. O eso pensaba.

-Me ha prometido que valdrá la pena- se quedó en silencio. Al ver que no me paraba quieta, me cogió de la muñeca con suavidad- Ven.

Me quedé quieta en el sitio, como si me hubiese congelado. Tiró suavemente de mí para acercarme a él y me tranquilicé. Le miré a los ojos a través de mis pestañas, sin querer mirarle del todo.

-Vamos a ir, juntos. Y nada malo va a pasar, ¿de acuerdo?- sus ojos me terminaron de convencer, eliminando todos mis argumentos de golpe.

-Está bien- abrió los ojos con sorpresa.

-¿Tan rápido te he hecho cambiar de opinión? ¿Estás bien?- lo decía completamente en serio, sin ningún rastro de burla en su voz.

-Sí, ¿por qué?- estaba confusa por su preocupación. Aunque es verdad que es difícil que yo cambie de opinión.

-Porque no sueles cambiar de opinión, y aún menos tan rápido- ahora que lo decía le encontré sentido. Sin embargo lo dejé pasar.

-Bueno, a veces ocurren milagros. Pero no te acostumbres- levanté mi barbilla en un gesto altivo y le guiñé un ojo. Me separé, y dándole la espalda le pregunté-: ¿Dónde y cuándo?

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-¿Qué necesito hacer para que vuelva a confiar en mí?- me dijo con desesperación el hombre que tenía delante.

-Para empezar, yo nunca he confiado en usted, señor Graves. Y para continuar, tiene que demostrar de verdad que merece la pena que confíe-. Newt me había llevado a regañadientes al MACUSA.

-¿Y cómo puedo hacer eso?- miró a Newt de reojo, pero éste se encogió de hombros sin saber qué responder.

-Es usted quien quiere mi confianza; no yo. Así que encuentre usted la forma de ganársela- le miré con fiereza y dureza-. ¿Se supone que esto vale la pena?

-Adara- Newt me reprochó, con un tono que indicaba que debía calmarme. Lo hice-. No seas tan dura con él, ¿acaso no merece una segunda oportunidad? De todas fromas, lo que hizo no fue tan grave.

-¿Me estás llamando dramática?- me giré despacio en mi asiento para analizarle detenidamente.

La señorita Goldstein, que se mantenía apartada en el despacho, respondió con un "sí" mientras Newt contestaba con un "no". Él la miró con indignación por su "tracición".

-El caso es, señor Graves; ¿qué está dispuesto a hacer para ganarse mi perdón?-sonreí de forma maliciosa. Él se apoyó sobre la mesa mirándome con severidad.

-Simplemente la necesitamos. No hay nada que pueda hacer si no es usted la que quiere darnos una segunda oportunidad.

Me chocó bastante su contestación. No me esperaba que prácticamente me suplicase que les ayudase. Newt le miró con compasión, y después posó sus ojos sobre mí.

-Venga, no perdemos nada. Ten en cuenta que es mejor tenerles como aliados que como enemigos, ¿no crees?- de repente toda mi ira y orgullo se esfumaron, sin más, y me pareció que él tenía toda la razón del mundo.