XVI.Los recuerdos del fuego azul

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(Os recomiendo leer este capítulo con la cancón "Lovely" de Billie Eilish y Khalid).

No me di cuenta de que me rodeaba un aura de fuego hasta que me tranquilicé del todo. Ahí me di cuenta de que mis alas de verdad me dolían, así que giré mi cabeza por encima del hombro y vi que habían cambiado de color; ahora eran de un negro opaco, gastado. El color blanco había sido sustituido por un gris oscuro y las tonalidades rojizas por el negro. Sin decir nada miré a mi acompañante.

-¿Y ahora qué?- empezó a dar vueltas con sus típicos andares lentos.

-Soy consciente de que eres algo impulsiva y que tienes sed de venganza. Pero te recomiendo que guardes la calma y que actúes como si no hubiese pasado nada para que no sospechen.

-¿Para qué?

-¿No quieres detapar hasta la más pequeña mentira?- asentí- Entonces haz que quieres colaborar con ellos. Sé parte de ellos y destrúyelos desde dentro. Esa es la mayor venganza.- sonrió con malicia.

-Ahora mismo no me veo capaz de fingir nada.- dije aún dolida.

-Pues ven conmigo. Podemos ir entrenando algunas de tus capacidades hasta que estés lista.

-¿Por qué no mejor me dices de qué nos conocíamos?- volvió a sonreír.

-Eres inteligente y astuta... Me gustas como aliada, podremos hacer grandes cosas juntos.- parecía que más bien hablababa para él.- Bien, vayamos a otro sitio donde hablar tranquilamente.- me tendió la mano y nos teletransportamos a un salón.

Era grande y decorado con varias aflombras, una mesa de café acompañada por cuatro sillones y una ventana detrás cubierta por espesas cortinas que apenas dejaban pasar la luz. La ausencia de luz y las paredes de color oscuro le daban un toque tenerboso y misterioso. En otro extremo había una pared llena de estanterías grandes, oscuras y altas con un escritorio a juego. En la otra pared había más estanterías y una puerta. Grindelwald se sentó en uno de los sillones y apareció un hombre.

-Que nadie nos interrumpa.- espetó sin mirarle. Yo en cambio sí le miré y me di cuenta de qeu era el hombre con el que habíamos tenido la pelea en la calle junto al MACUSO hacía algún tiempo. Me sonrió con esa sonrisa que sólo algunas personas consiguen que te den ganas de salir de la habitación y habló:

-Sí, señor.- respondió con obediencia y se fue por la puerta. Me quedé de pie observando la sala. Había bastantes objetos que me daban escalofríos y que transmitían un aura oscura. Entre los estantes de lasaltas y caobas estanterías, repletas de libros, había también objetos que supuse que no eran para nada bueno. Entre ellos había una mano cadavérica; esquelética y que tenía un desgastado anillo dorado que emitía un aura oscura. Iba a tocarla con curiosidad, pero su voz me lo impidió.

-Mejor que no la toques. Podrías acabar como ella.- me alejé como si quemase.- Pregúntame lo que quieras saber.- extendió sus brazos en el respaldo del sillón y cruzó las piernas en un semblante relajado.

-¿Conocías a mi familia?- no le miré, simplemente seguí curioseando por el salón.

-Qué directa... No, no les conocí. Pero sí sé lo que les pasó.- se quedó callado así que le miré con inquisición.- Tú eras pequeña, tendrías unos quince años. Unos nomags descubrieron vuestro poblado, se asustaron y contactaron con cazadores de criaturas. Prefiero que lo veas con tus propios ojos.

Chasqueó los dedos y apareció un elfo que le dio un vaso con un líquido que no tenía buena pinta: era azul oscuro y burbujeaba. Me acerqué y me di cuenta de que era espesa. Puse una cara de asco.

PHOENIX• Animales Fantásticos [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora