XV.¿Esperanza o clavo ardiendo?

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-Buenos días, mi querida Phoenix

Desde mi posición agachada le miré con sorpresa. Se acercó a mí con sus típicos andares y me tendió la mano.

-Veo que has acudado a mi llamada- acepté su mano y me ayudó a levantarme.

-¿Tu... llamada?- fruncí el ceño confundida.

-Sí, querida. ¿Por qué piensas que has venido aquí?- sonrió al ver cómo me cambiaba el rostro.

-¿Cómo has podido hacer eso?... ¿Y por qué conoces este sitio?- iba a seguir haciendo preguntas pero me interrumpió.

-No eres la única con... habilidades mentales. Sí, llamémoslo así. Respecto al lago, tengo ojos en toda la ciudad. No pasa nada sin que yo me entere- eso me dio algo de miedo, pero me mantuve tranquila.

-Ya me tienes aquí, ¿qué quieres?- no entendía por qué no me ponía nerviosa ni por qué me transmitía tanta paz. Si era el peor de los villanos, ¿por qué yo no lo sentía así?

-Hablar. Creo que recibiste mi mensaje anoche, ¿no?- me quedé pensando un rato hasta que recordé a Thompson- Eso es, veo que te acuerdas a pesar de la noche que pasaste- recalcó la palabra noche y entendí la connotación. Pasé por alto el comentario.

-¿Por qué tienes tanto interés en mí? ¿Por qué... por qué me siento así contigo?- agarré mis manos y las puse en mi pecho, representando mi frustración.

-Porque sabes que no quiero hacerte daño. Es más, lo único que quiero es que seas completamente libre. Porque no me digas que te sientes libre con tus "compañeros" actuales- sus palabras me dejaron aún más confusa.

-Sí que me considero una persona libre, ¿por qué lo dices?- me estaba empezando a dar una sensación muy mala. Me volvió a tender su mano, con la palma hacia arriba. Miré su gesto con desconfianza, aunque era una desconfianza que estaba únicamente en la fachada.

-¿Me permites?- sentí con la cabeza y le di mi mano despacio. Después puso su otra mano encima de la mía y una onda mental chocó conmigo.

Sentí como si algo sacase mi alma de mi cuerpo y todo empezó a dar muchas vueltas. Cerré los ojos y cuando todo paró los abrí. Estábamos en el despacho de Graves; Grindelwald y yo en el lado de la ventana, detrás del escritorio del pelinegro. Percival estaba sentado en su silla y Tina y Newt sentados en frente.

-¿Qué es esto?- le pregunté al peliblanco.

-Espera y verás-señaló con la cabeza al resto de personas, que parecía que no nos podían ver.

-¿Le ha seguido?- preguntó Graves.

-No, se ha salido a dar una vuelta- respondió Newt. ¿Qué está haciendo aquí?

-Bien, recapitulemos lo que sabemos- dijo Tina mirando una libreta-. Son seres que tienen dos poderes conocidos; pueden introducirse en la mente de las personas para conocer todo tipo de información y pueden controlar el fuego. Además, pueden volar, tienen un orgullo muy alto, son rápidos, inteligentes y desconfiados.

-También el otro día descubrimos que los rombos sirven como defensa en situaciones de peligro y que pueden sufrir transformaciones físicas si sufren emociones muy fuertes- apuntó Graves. Eso yo no lo sabía- ¿Ha descubierto algo más?

-No mucho, a penas hay información. Es una especie conocida por el misterio de sus secretos. Pero básicamente he encontrado que la piedra de la que tanto se habla puede tratarse de una metáfora- metió la mano en su maleta y sacó el libro viejo que me enseñó en su casa-. Miren, aquí vemos que la palabra piedra se encuentra entre comillas- los otros dos asintieron interesados-. Y no he encontrado ninguna representación gráfica, lo que respalda mi teoría.

PHOENIX• Animales Fantásticos [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora