XVII. Aunque duela

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Estuve esperando en casa a Newt durante algunas horas. Cuando él llegó yo estaba jugando con Frank bajo el sol, disfrutando de la calidez de los rayos del mismo y del juego con el majestuoso ave. Me sentía como una niña pequeña jugando en la playa con su mejor amigo, con un espíritu incansable y juguetón, sin preocupaciones. Frank se acercó de una zancada a mí y con su pico me subió a su lomo, todo a tanta velocidad que no supe ni cómo había pasado.

-¡Eh! Eso no me lo esperaba...- le acaricié en el suave plumaje del cuello y pareció que le gustó porque emitió un suave gruñido y alzó las alas.- ¡Se me acaba de ocurrir una idea!- le dije asomando mi cabeza hacia su pico; él giró el cuello para verme- ¿Hacemos una carrera aérea?

Algo había entre nosotros que nos permitía comunicarnos, porque cerró los ojos e hizo lo que yo identifiqué como una sonrisa. Le di unas palmaditas en el lomo antes de bajarme. Cuando lo hice, se dio la vuelta y me miraba de reojo esperando a la señal. Ambos nos agachamos un poco y empecé a contar en voz alta:

-Uno... Dos... y...- no pude acabar porque una voz nos interrumpió.

-¿Qué hacéis?- dijo Newt detrás de nosotros. Del susto y de la tensión del despegue di un brinco, asustando también a Frank. Ambos nos giramos para mirar a Newt, yo enfadada y bastante dolida por lo que había descubierto y el ave con felicidad.

Frank se acercó a él dando lo que parecieron como pequeños saltitos, tumbando a Newt y acariciándole con el pico. Yo me quedé en mi sitio sin saber cómo reaccionar. Inconscientemente crucé los brazos e intenté ocultar mis emociones, algo que nunca se me dio bien. Me estuve preparando mentalmente para la actuación mientras Newt se quitaba de encima a Frank. Cuando ambos estuvieron de pie- Newt acariciando a Frank con cariño- los dos me miraron raro. Incluse pude vislumbrar un deje de preocupación en los ojos del thunderbird.

-¿Estás bien?- me preguntó con cuidado.

-Sí- respondí algo fría, tosí para intentar disimularlo- Sólo estoy algo cansada. Si no te importa...- pasé por su lado sin mirarle, pero me detuvo sujetándome del brazo con mucha delicadeza. El roce me produjo una corriente eléctrica en la piel que no me gustó para nada.

-Espera un segundo, ¿t-te gustaría que fuésemos a comer fuera? No tenemos nada hecho y no me apetece ponerme a cocinar- ni siquiera le miré a los ojos y respondí con un pobre "sí", consiguiendo que me soltase. Algo se removió en mi incosnciente que no fui capaz de reconocer, como si se hiciese una larga raja en el techo de cristal. Frank emitió un pequeño gruñido pero no me di la vuelta. Simplemente seguí caminando hacia la escalera.

Una vez arriba me fui al baño y cerré la puerta. Me miré en el espejo y moví un ala para dejarla a la vista: seguía del color ceniciento. La volví a ocultar tras mi espalda y me apoyé en el lavabo, mirándome detenidamente a los ojos. En ese momento me di cuenta de que tenía la respiración levemente acelerada. Inspiré hondo y me fui tranquilizando poco a poco con cada respiración. Me mojé la cara y salí del baño con dirección al salón, donde me econtré a Newt mirando por la ventana completamente embobado mirando las nubes que decoraban el cielo. Tuve la sensación de que no estábamos sólos, aunque pensé que era fruto del cansancio y el estrés.

-¿Vamos?- pregunté sacándole de su ensoñación.

-¿Eh? Ah, sí, sí, vámonos. ¿Qué te apetece comer?- me empecé a marear un poco y me senté. Se nubló mi vista- ¿Te está pasando?- corrió a mi lado preocupado y respondí con un asentimiento de cabeza.

[Inicio flashback]

-Adara, ¿qué te apetece comer? Habíamos pensado en salir fuera, ¿te apetece?- me preguntó mi padre mientras se sentaba conmigo en un largo sofá color crema de la habitación. No pude ver casi nada más de la habitación, sólo unos techos en forma piramidal de madera y las paredes de piedra blanca.

PHOENIX• Animales Fantásticos [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora