X. Choque de mentes

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Seguí al hombre por las calles de Nueva York. Caminaba a buen paso bajo un cielo encapotado, con la maleta bien sujeta en la mano. Pasamos al lado de carretillas de mano, tiendecitas destartaladas y edificios de viviendas. Miraba continuamente hacia atrás, nervioso. Por ello tuve que andar con precaución de que no me viese.

Finalmente se detuvo frente a un edificio y, antes de que se cerrase la puerta, entré tras él. Me quedé quieta en el umbral de la puerta y no me vio mientras subía las escaleras. Cuando oí que no subía más, asomé la cabeza para ver en qué piso había parado. Cerró la puerta, desplegué mis alas y subí volando por las escaleras. Decidí llamar con dos toques suaves y me abrió con gesto abatido y cansado.

-¿Sí?- cuando me vio se sorprendió-. ¿Usted no estaba en el banco?- inmediatamente después se puso blanco y nervioso. Antes de que dijese nada me metí en su cabeza. Lo que estaba pensando era que una bruja le había seguido para acabar con él. Avancé un poco más y vi la escena de él piediendo el aval para su pastelería.

-Sí. Disculpe la intromisión, pero no pude evitar escuchar lo de su pastelería- digo agachando la cabeza un poco y poniéndome un mechón de pelo tras la oreja, con un gesto de falsa inocencia y vergüenza-. Me gustaría probar los pasteles para ver si realmente merce la pena una inversión en usted- su cara cambia completamente a una relajada y entusiasmada. Me siento mal por mentirle.

-¡Pase, pase!- me abre la puerta del todo y me hace un gesto para que pase-. No es muy acogedor... Y perdone el desastre- era una habitación pequeña y algo sucia, con muebles viejos. Su maleta estaba tirada sobre la cama y en la pared había un retrato de una señora mayor-. ¿Quiere tomar algo? No identifico de dónde es su acento, pero tengo café, té, cerveza, agua- la cocina, a juego con la habitación, también estaba desordenada.

-Un té estaría bien, gracias- asiente con la cabeza.

-¡Qué despiste! Soy Jacob Kowalsky- me extiende la mano con una sonrisa.

-Yo soy Adara Dallaras, un placer- le aprieto la mano también sonriente.

-¿Puedo preguntarle de dónde es? No consigo ubicarla- estaba realmente interesado.

-Vengo de Grecia.

-¡Claro que sí! ¿Y qué le ha traído a Nueva York?- pregunta mientras se da la vuelta para hacer el té. Me iba a inventar cualquier excusa que seguramente no hubiese sonado creíble cuando uno de los cierres de la maleta se abrió sólo-. ¿Qué ha sido eso?- se acercó con mucha cautela .

Se sentó en la cama y examinó la maleta. De repente se abre el segundo cierre y la maleta empieza a temblar y a emitir unos gruñidos agresivos. El señor Kowalski se aparta despacio y me dirige una mirada de preocupación. Yo también me levanto y, cuando se inclina sobre la maleta, ésta se abre y sale algo tan rápido que no me dio tiempo a saber qué era.

Del susto retrocedo unos pasos. Tras un forcejeo entre ambos, la criatura le acaba mordiendo en el cuello y el señor Kowalski cae al suelo. Creo que es un murtlap. La maleta vuelve a abrirse y esta vez se escapa algo invisible que parece furioso. Choca contra el techo y luego atraviesa el cristal de la ventana.

Accio murtlap!- digo mientras saco la varita para quitárselo de encima el pobre hombre.

No sé qué pasa, pero la habitación tiembla bruscamente y la pared en la que estaba el retrato de la señora mayor empieza a agrietarse hasta que explota, y más animales se escabullen y salen por el agujero. De la fuerza de la explosión, ambos caemos al suelo. Me siento aturdida durante unos segundos y los oídos me pitan. Tengo escombros encima que hacen que me cueste levantarme.

-¿Señor Kowalski?- digo con voz débil mientras lentamente me voy incorporando. Siento algo húmedo en mi frente. Me llevo ahí los dedos e intuyo que es sangre, pero todavía sigo confusa y todo me da vueltas. Voy recuperando poco a poco la total consciencia y al no oír respuesta vuelvo a hablar-. ¡Señor Kowalski!- está tirado en un rincón de la habitación.

PHOENIX• Animales Fantásticos [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora