Todo comenzó hace unos cuantos años en la isla de Creta, Grecia. En lo más profundo del bosque de dicha isla vivía un pueblo grande y próspero de Phoenix, en el que reinaba la paz. La joven que algún día lideraría a su pueblo se enamoró rapidamente del que se convirtió en su marido. Era una relación preciosa en la que el amor era puro como el alma de una recién nacida. Más concretamente de su recién nacida: Adara.
Lo que no os he contado es que aún más tiempo atrás hubo un ataque por parte de unos magos, en el que se llevaron la vida de la reina de aquel lugar. Desde entonces, el abuelo de nuestra protagonista desarrolló un profundo odio hacia los magos. No es hasta que conoció a Albus Dumbledore que dicho odio se redujo. Pero sólo un poco.
El recién graduado de Hogwarts y la princesa entablaron con facilidad una bonita amistad, tan estrecha que incluso le convirtió en el padrino de su primogénita. Cuando la niña nació, el pueblo entero lo celebró con alegría y gozo. Hicieron una fiesta en su nombre en la que la anfitriona era la felicidad.
La niña fue creciendo, educada para ser una gran líder. Ella destacaba en todos los ámbitos que practicaba, como vuelo, dominio del fuego, legeremancia, control de su magia e inteligencia. Además, tenía un corazón puro y bueno. El problema de tener tanto poder, es que en ocasiones se descontrolaba. Me atrevería a decir que fue la Dallaras más poderosa de las últimas diez generaciones.
Sobresalía tanto que llegó a oídos de los magos que una vez les atacaron. Siendo algo más mayor y con una hermana menor, la enviaron a una familia de magos que era de confianza en la otra punta de isla, temiendo otro posible ataque. Dicho ataque se efectuó y la pequeña hermanita falleció como consecuencia de la guerra, reavivando el odio que habían conseguido apagar.
Este odio provocó que los Dallaras rompieran lazos con Albus Dumbledore, y se sumieron en una profunda tristeza de la que les sacó la joven Adara. A pesar de que ella también se sentía terriblemente por dentro, fue la que ayudó a su pueblo en las cosechas, a reconstruir casas, a acompañar a los niños perdidos, a recoger lo que se les caían a los ancianos. Ella se hizo la líder que su pueblo necesitaba, y fue la esperanza que les hizo renacer de sus cenizas. Gracias a la madurez que demostró, sus padres reaccionaron y tras meses oscuros en los que estaban prácticamente desaparecidos, fueron mostrando poco a poco la cara.
Nuestra Adara comenzó a tener sentimientos por Ajax, un Phoenix unos años más mayor que ella. Ambas familias se llevaban bastante bien, y a él se le encargó la misión desde que eran pequeños de protegerla a toda costa, al igual que su padre, y el padre de su padre. En algunos entrenamientos era Ajax quien la enseñaba, y para sorprenderle trabajó duro día y noche, hasta que finalmente le derrotó. En ese momento ambos se sonrieron y por primera vez la vio como la mujer en la que se estaba convirtiendo y no como la niña a la que tenía que proteger. La vio como la líder que estaba destinada a ser.
En el momento en el que Adara cumplió los diecisiete años, se alejó de Ajax. No quería seguir enamorada de él porque le hacía daño, como un veneno que te mata lenta y dolorosamente. Se acostumbró a esa sensación de enamoramiento y no se dio cuenta de que era cariño lo que le tenía. Al alejarse pensó que lo tenía superado, pero cada vez que le veía sonreír junto a otra algo dentro de ella se partía. No se daba cuenta de que cuando ella se daba la vuelta, él la miraba de reojo esperando que se acercase.
Así pasaron los meses. Su hogar volvía a ser el mismo de siempre, pero su abuelo enfermó. Seguía siendo un hombre fuerte y capacitado para liderar, pero decidió retirarse. El hecho de que se convirtiese oficialmente en princesa la hizo querer trabajar aún más para poder proteger a sus seres queridos ante todo. Fue en un entrenamiento solitario en el que la luna creciente, delgada y brillante, adornaba una noche fresca cuando volvió a encontrarse con Ajax.
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PHOENIX• Animales Fantásticos [COMPLETADA]
FanfictionLas Phoenix son unas de las criaturas más poderosas que pueden existir. Con su belleza engatusan, con su telepatía modifican las emociones a través de los recuerdos y con su fuego abrasan a sus enemigos. Estas criaturas se creían extintas. Hasta aho...