I. Hogwarts

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-Newt, haz las maletas rápido. Tenemos poco tiempo hasta que descubran que estamos en tu casa- dijo el profesor en cuanto aparecimos.

-No tardo- respondió mirando al suelo y se fue hacia su cuarto, cerrando la puerta tras él. Dumbledore y yo nos quedamos en un espeso silencio, hasta que ambos hablamos a la vez:

-Tendrás muchas preguntas.

-¿Qué vamos a hacer?- nos sonreímos y volvió a hablar:

-De momento nos vamos a ir a Londres, a un lugar seguro.

-¿Es consciente de que ha huido con una detenida y lo que eso puede suponer?

-Sí, pero cuando Newt me pidió ayuda no pude decir que no. No después de no haber podido ayudar a tus padres- el silencio volvió a reinar en la sala. De fondo se escuchaba de forma suave a Newt abriendo cajones y metiendo cosas en su maleta-. De todos modos no eres una detenida públicamente reconocida. Incluso dudo de la legalidad de tu retención.

Decidí no decir nada más y me acerqué a la ventana. Contemplé las calles de Nueva York: estaban especialmente tranquilas esa noche a pesar de todo. Inmediatamente varias preguntas comenzaron a rondar por mi cabeza, preguntas como ¿qué habrá hecho Grindelwald?; ¿le habrá cogido el MACUSA?; ¿qué habrá hecho Percival y cómo se lo habrá tomado?; ¿nos buscarían en cada rincón?; ¿era ahora una fugitiva legal?; y lo más importante, ¿qué pasará con nosotros?

¿Qué pasará con Newt? ¿Iba a ser todo muy incómodo?

-Ya estoy- su voz interrumpió mis pensamientos-, conozco algunos trasladores que nos pueden llevar a Londres sin problemas.

-Bien, vámonos- Dumbledore extendió su brazo hacia mi mientras sujetaba a Newt con el otro.

En cuanto le toqué nos transportamos a un riachuelo precioso y lleno de naturaleza. Sobre este había un gran puente que lo cruzaba. Nos acercamos a paso rápido a la zona que había debajo del puente y encontramos un silbato viejo y oxidado. Newt miró su reloj.

-Se activará en unos minutos, a las tres en punto- se agachó y lo cogió-. Tocadlo también por si acaso.

Lo hice con mucho cuidado de no tocarle a él, aunque al ser un objeto tan pequeño fue imposible. Bajé la mirada en un movimiento algo brusco y él hizo lo mismo. El profesor nos miraba divertido.

-Por experiencia propia se que es mejor hablar las cosas- rompió el silencio Dumbledore-, así que en cuanto lleguemos haremos terapia de grupo- acabó con una sonrisa y le miré incrédula. ¿No había otro momento para decir eso?

Abrí la boca para recriminarle pero el pequeño objeto emitió un silbido y volvió la desagradable sensación en el estómago. Duró unos segundos pero fue muy intenso. Cuando por fin tocamos tierra tuve que ponerme de rodillas en el suelo debido al enorme mareo que sentía. Ambos se agacharon preocupados.

-¿Estás bien?- me preguntó Newt mientras Dumbledore me acariciaba la espalda en un gesto que me resultó paternal. Esa idea me produjo aún más náuseas.

-Un... un segundo- cogí aire profundamente y levanté la cabeza-. Ya, mejor. Cuanto antes lleguemos mejor.

-Queda un último viaje me dijo el profesor mirándome con aprensión. Le miré frunciendo el entrecejo y con cansancio-. Estamos en Londres pero no en Hogwarts.

-Pues vamos, repito que cuanto antes mejor- estando yo en el suelo y los otros dos de pie, nos transportamos otra vez. En cuanto llegamos me levanté con prisa y con dificultades, casi cayéndome y me asomé por el puente en el que estábamos para vomitar. Admito que fue algo asqueroso, pero me sentí mucho mejor. Volví con el grupo y dije:- Ni una palabra- seguí andando sin mirarles hacia lo que me pareció el castillo más bonito que había visto en mi vida.

PHOENIX• Animales Fantásticos [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora