—Tú debes de ser Gemma, la hija del profesor Alexander, ¿No es así? —alguien hablo detrás de mi asustándome, volteé a su dirección para ver quién era el causante de un casi mini infarto.
—Sí, y tu ¿Quién eres? identifícate desconocido —lo mire sin vergüenza alguna.
—El hijo del profesor de química, un gusto, mi nombre es Ángel —extendió su mano hacia mí, aunque yo solo lo miraba con total desconfianza, no se parecia en nada a su papá.
—Si no mal recuerdo también se llama ángel tu padre ¿O me equivoco? ser extraño —él sonrió pero yo seguía seria.
—Sí, falta de imaginación a la hora de buscar nombres —alzó sus hombros restándole importancia.
—¿En verdad eres su hijo? No se parecen en nada, hasta podría decir que físicamente son opuestos, a alguien le han visto la cara para que cuide retoño ajeno —comente juguetona.
—También le he hecho esa pregunta a mi madre, pero siempre termina enojándose, dándome un golpe en la cabeza y gritándo que soy un maleducado sin respeto —ambos reímos divertidos.
—Tal vez siente pánico o vergüenza que la hayan pillado, aunque es imposible de esconder, es más que obvio que huele a infidelidad, lo digo, pero no quiero faltarle el respeto a tu madre, ella tendrá sus motivos. —lo veo mover su cabeza en negativa.
-Ja, Ja, Ja. Si, imposible de ocultar y claro que a mi madre le encantará escuchar todo lo que acabas de decir y para nada se sentirá ofendida —comento en tono sarcasmo.
—Bueno si en dado caso no llegaras a ser su hijo del profesor Ángel, al menos podrán ser tocayos ¿Quién lo diría? tambien cuenta, es totalmente valido, no te sientas mal, a tu madre pasale mi saludo y dile que su secreto esta a salvó conmigo —termino con un guiño de ojo.
Ambos comenzamos a reír.
-Sí, eso es verdad, aunque no suena nada a consuelo para mi padre. —toma asiento a mi lado.
-Si bueno, ni como ayudarlo —nos quedamos unos momentos en silencio —y amm, que te trae por estos rumbos muchacho —tome una hoja y comencé a jugar con ella.
—Distracción, todo lo que ponen a hacer a esos niños es demasiado aburrido y ñoño, por eso decidí explorar la zona y encontrar un poco de diversión.
¿Era mi imaginación o eso habia sonado un tanto pervertido?
—Pienso lo mismo, también estaba aburrida y decidí caminar un poco, no obstante, terminé pérdida, y de pronto, ¡Oh sorpresa! Encontre a mi héroe que me llevara al campamento de nuevo, muy alagada me siento con tu presencia —golpee su hombro con complicidad, esperando que siguiera el juego.
—¿Enserio? Okay, entonces los dejo solos, no quiero seguir interrumpiendo, me retiro —dio una vuelta pero rápido lo detuve.
-No seas idiota, me refiero a ti esclavo, ahora, guiame de regreso antes que se haga de noche.
—No recuerdo ser un héroe, menos esclavo y mucho menos decir que te llevaría conmigo, su mente la esta engañando damisela.
—Tan gracioso que no lo creo, es obvio que lo harás, no serias capaz de dejarme aquí sola y hambrienta, comienza a mover ese trasero.
—Rétame y luego observa.
—Si bueno... Amm, iré detrás de usted, por favor guíeme sensei — junto mis manos y luego hago una reverencia.
—¿Que mierda estás haciendo? De pronto, me siento incómodo con esa estupidez que acabas de hacer, detenlo.
—Vamos solo sigueme el juego, además no seas dramático no fue para tanto.
—Vale vale, ¿Qué te parece si tu cuentas hasta 100 y yo me voy a esconder? Si no regreso o no me encuentras es porque soy el mejor en este juego.
—Serás capullo, solo quieres abandonarme a mi suerte, sé muy bien lo que tratas de hacer, te lo advierto no caeré —se sienta en la orilla del pozo y hace pose de pensar.
—En realidad tampoco recuerdo con claridad hacia donde esta el campamento, solo camine sin fijarme en algo.
Ambos miramos en dirección al cielo ya un poco oscuro.
Ignorando al esclavo a mi lado, a mi mente viene un recuerdo de hace muchos años, con protagonista mi mamá y un cielo triste al igual que el que se observa ahora.
—¿Que pasa?
—Nada.
—No hace 2 minutos estabas bromeando de lo más feliz y ahora te vez depresiva a morir, tu cara cambio a la de una pulga pedorra—sus palabras me sacaron de mis pensamientos.
¿Pulga pedorra?
—¿Alguna vez has visto una pulga pedorra? ¿Acaso eso tiene sentido?
—Obvio que tiene sentido, y si, también las he visto, tu ahora por ejemplo —rodé los ojos por su nivel te estupidez.
—Habla, dime que pasa por tu cabeza.
—Nada, solo estaba observando el cielo nocturno, hoy esta triste, paso muy rápido el tiempo, no me di cuenta cuando fue que oscureció —no hace solo unos minutos era de día.
—¿Que dices? Explicate, lo del cielo triste es confuso.
—Recordé que mi madre poco antes de morir, una noche la pille en el patio trasero de la casa mirando hacia el cielo, me acerque y le pregunte que era lo que hacía, ella tan solo respondió "Las estrellas son la sonrisa del cielo nocturno, cuando alguien está triste no hay estrellas, porque el cielo lo sabe y te hace compañía" yo le respondí que me sentia muy feliz pero aun así el cielo no sonreía, voltee a verla y tenía los ojos llorosos, oculto su mirada y no respondió.
—Aja ¿Qieres llegar hacia...?
—Ese día mamá estaba triste y yo nunca me di cuenta, hasta ahora, era muy pequeña para entenderlo, pero pensando muy bien lo que dijo, tal vez en las tardes-noches que más hay personas tristes es cuando el cielo no sonríe para hacerles compañía, y en las tardes-noches que hay más gente feliz el cielo sonríe junto con ellas, la luna siempre las puedes ver incluso algunas veces del día, para que las personas vean que no están solas y aunque no estén tan cercas siempre hay alguien acompañándote —cuando termine de decir eso, me di cuenta que había arruinado el ambiente tan alegre que habiamos tenido, por un tonto recuerdo del pasado, me sentí muy avergonzada.
Ademas por que era algo muy intimo y yo lo habia contado como si nada.
—¿Acaso te crees poeta o algo así por el estilo? Debo confesar que todo eso fue muy raro -—vergüenza combinada con ganas de salir corriendo se apoderaban de mi.
—Solo es lo que pienso y no me creo poeta, mi madre me lo confió —después del bochornoso momento filosófico, viene la autodefensa con indignación.
—Pues tu madre tenía pensamientos muy raros, digo, con todo respeto —este chico queria volverme loca.
—Es mi madre ¡respeta imbécil! Olvida todo lo que te dije —solté un zape en su cabeza.
—Bueno, fresca fresca, pero ¿estas segura que no te comiste un hongo y en estos momentos estas alucinando?
—¿Acaso quieres morir? Semejante capullo.
-Ja, Ja, Ja. Ya no diré nada, mejor regresemos antes que se den cuenta de que no estamos, además ya anocheció.
—Sí, tienes razón, tú vas adelante ya que no recuerdo como regresar —me puse detrás de él para seguirlo —¿que no dijiste que tampoco sabias como regresar?
—Una pequeña broma, vamos camina.
Camine atrás de Ángel, sé que piensa que lo que dije es tonto, pero también estoy segura que mamá tiene razón y no miente, confió totalmente en ella y a pesar que ya no está aquí conmigo, desde algún lugar está pendiente y cuidando de mí.
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Yo, Mi salvación (TERMINADA)
Teen FictionGemma Valents, una chica afrontando la vida, luchando contra las malas jugadas y críticas de la gente e incluso de su propia mente hacia su persona. Una aventura donde Gemma tendrá que dejar de rechazarse y aceptar lo que es y lo mucho que vale, ten...