Llegamos a nuestro lugar secreto junto con las pizzas y las cervezas.
Era una bodega abandonada que Luis y yo habíamos encontrado un año atrás, se la mostramos a los demás chicos y a ellos les encanto, entre todos la limpiamos y decoramos a gusto de cada quien. Nos la ingeniamos para armar muebles o eso intentamos ya que después del 3er golpe con el martillo a mi dedo, decidimos comprar cajas de madera, traer sabanas de nuestras casas y formar asientos e incluso camas con las cajas, cabe decir que no eran cómodos pero al menos teníamos donde poner nuestros traseros, Luis que tenía un sillón desocupado en casa fue amable en donarlo a este pobre escondite, con el tiempo pasábamos mucho tiempo aquí así que término por llenarse de cosas que necesitábamos, ahora nada nos faltaba todo lo teníamos aquí.
Me encontraba observando mi celular para decidir qué canción poner, mientras los orangutanes se dispusieron a comer, puse una canción al azar y luego pulsé aleatorio. Eche a correr como si mi vida dependiera de ello, ya que si no me apuraba estoy segura no me guardarían ni un trozo de pizza y en verdad amo la pizza a eso sumándole que tengo un hambre atroz, tengo tanta hambre que sería capaz de comerme un Gianluca completo 7w7 bueno... Él no es comida exactamente, aunque para mí si es comestible, si bueno... tengo tanta hambre que sería capaz de comerme una pizza gigante de pepperoni y Gian extra.
Este tipo de pensamientos a veces me hacen dudar de mi inteligencia.
Terminamos de comer y entonces decidimos subirle a la música como para que toda la cuadra escuchará, duramos mucho tiempo bailando y moviéndonos como jodidas lombrices, gritando como locos e intentos de canto que parecía más que estábamos aullando ¡Situación más bochornosa! Cuando nos sentimos cansados decidimos sentarnos a descansar un rato acompañados de nuestras cervezas.
Luis se embriagó muy rápido y quedo dormido como piedra en el rincón cerca de la puerta del baño, al lado opuesto en otro rincón teníamos una caja de cartón demasiado larga, era tan larga que incluso podía acostarse una persona y entraba bien, podíamos meter unas cuantas mantas y podría estar cómoda, entre los 4 cargamos a Luis y lo acostamos en la caja, puesto que todos teníamos mucha pereza llevarlo a las camas del segundo piso, para que no sintiera frío lo arropamos con una frazada, me acerque a un sillón estaba por acostarme y descansar en él, cuando se fue la luz, todos saben que tengo miedo a la oscuridad, incluso ya sentía que no podía respirar, Mario que estaba cerca mío rápidamente me abrazo y alguien más que no logre ver fue por velas y fósforos.
Encendimos las velas y las pusimos cerca de donde se encontraba Luis para que no se asustara ya que también le da miedo la oscuridad, con la poca luz de las velas sentí una gran satisfacción de poder respirar normal otra vez, aunque no alumbraban en gran intensidad, en realidad ayudaban mucho.
No pasaron ni 2 minutos cuando la luz regresó, nadie presto atención ni apagamos las velas ya que estábamos muy entretenidos platicando sobre cosas al azar.
De pronto, Luis despertó se sentó y giró su cabeza viendo hacia todas partes, nosotros sin saber que hacer o cómo reaccionar nos quedamos quietos viendo su acción, analizando que es lo que pasaba por su cabeza para que actuara de esa manera, de la nada comenzó a llorar y gritar.
Todos entramos en pánico y nos acercamos a él corriendo, preguntándole.
—¿Que está mal? —se adelantó a preguntar Mario.
Llorando.
—¡Malditos! los odio ¿Cómo pudieron? —grito el menor del grupo.
—¿De qué hablas? ¿Qué te hicimos? —defendió Jos.
—Confiaba en ustedes ¿Cómo pudieron? pensé que éramos verdaderos amigos del alma, del corazón. —su dramatismo iba en aumento.
—Explicate por favor, Luis. —ya fastidiado y asustado reclamó Carlos.
—Díganme que no sufrí, sean sinceros por mi pobre alma —un mocoso y llorón Luis pedía.
—¿Sufrir? ¿Cómo así? Yo te vi dormir de lo mas cómodo.
Realmente nadie entendía la situación y lo peor es que Luis no estaba siendo muy claro.
—¿Fue lenta o rápida?
—¿Que mierda estas diciendo? —Jos pregunto al borde de la desesperación jalando su cabellera.
—¡MI MUERTE! ¿Fue lenta o rápida? Por favor díganme que no sufrí. —con sus manos cubrió su rostro.
Los 4 nos miramos entre sí y no pudimos contener la risa ante tal ridículo, él pequeño idiota piensa que murió, de seguro también que este es su funeral, ¡Qué alguien en verdad le dé un tiro en la cabeza para que deje de decir tanta bobada!
—Luis cariño, por favor cálmate y regresa a tus sentidos, aquí nadie ha muerto, ¡O sea! si tienes olor a perro muerto, corrijo, a orangután muerto, pero nada que una buena ducha no solucione. —mi intento por calmarlo.
—¿No he muerto? Lo juran —su rostro reflejaba esperanza, para mi no podía ser más patético.
—No, no has muerto idiota.
—Y si, lo juramos muerto viviente —hable tratando de controlar la risa.
—Entonces ¿porque estoy en esta caja?
—Te quedaste dormido y lo sencillo fue meterte a esta caja para que descansarás mejor ya que todos teníamos pereza subirte al segundo piso ¿No te das cuenta? es una caja de cartón no una de muerto.
—¿y las velas?
—Se fue la luz, pero las pusimos cerca de ti para que no te asustaras, no tomamos en cuenta que entrarías en pánico.
—¿y las flores?
—¿Que? ¿Cuáles flores? —todos volteamos donde Luis había señalado y efectivamente, se encontraban unas flores.
—Ni idea como llegaron esas flores aquí pero lo que te aseguro es que nadie ha muerto y no era nuestra intención asustarte —habló Carlos un poco más calmado pero divertido con la situación.
—De hecho, sentí tanto miedo que pensé que ustedes me habían dejado morir, pensé lo peor, dude de nuestra amistad. —se abrazó a sí mismo y fingió temblar.
—Que tonterías dices enano, parece que no nos conocieras, me decepcionas —y como es tan habitual en Jos tocó su pecho indignado y limpio una lágrima imaginaria de su rostro.
—Lo digo en serio, incluso en ese momento de pánico y miedo formulaba mil maneras de como vengarme de ustedes.
—Ja, ja, ja. Eso me ha dado un miedo que flipas —reí ante tal ridículo.
—Ya me imagino tu venganza, de seguro jalarnos los pies mientras dormimos —Mario comentó riendo.
—No, eso suena demasiado para él, juraría que lo que él nos haría, es ya siendo un fantasma haría intentos de sonidos terroríficos, cuando despertáramos gritaría en nuestras caras y luego echaría a correr sin darse cuenta que puede flotar, para luego ser tan torpe de tropezar y echar todo al caño.
Los 4 comenzamos a reír de nuevo, mientras Luis solo nos observa bastante molesto.
—Sí, eso suena tan parecido a un fantasma y una venganza de Luis, Buuu que miedo —no podía con la risa, mi estómago dolía.
El susto de Luis paso a segundo plano para abrir paso a su enojo.
—¡No es gracioso! Juro que cuando muera de verdad, me olvidare que alguna vez fuimos amigos y recordaré esta humillación, me vengaré y conocerán el verdadero dolor —daba risa por que parecía un niño pequeño haciendo una rabieta.
—Claro mientras eso pasa vamos a dormir que ya son 12:00 menos 20 y para ser sincero ya tengo mucho sueño —todos estuvimos de acuerdo.
Cuando me levante del piso Mario me cargo en sus hombros y me llevo con él al segundo piso, llegamos y eche a correr a mi cama, mientras todos se acomodaban yo los observaba, mis amigos son unos orangutanes muy divertidos me alegra poder tenerlos a mi lado, cuando apagaron la luz me acomode y en cuestión de segundos me quede dormida.
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Yo, Mi salvación (TERMINADA)
Ficção AdolescenteGemma Valents, una chica afrontando la vida, luchando contra las malas jugadas y críticas de la gente e incluso de su propia mente hacia su persona. Una aventura donde Gemma tendrá que dejar de rechazarse y aceptar lo que es y lo mucho que vale, ten...