Capítulo 19 ✅

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Estaba en la azotea de mi casa teniendo millones de pensamientos respecto a Aiden, su comportamiento me confundía, y yo no sabía cómo actuar.

No entendía que estaba pasando en nuestra relación, ya no hablábamos tan seguido, y el comenzaba a beber todos los días, a veces me llamaba y charlábamos hasta altas horas de la madrugada, le comentaba que tenía sueño y que quería irme a descansar, pero él insistía en que me quedara con él y si le llegaba a colgar la llamada, insistía e insistía hasta que volviera a coger la llamada, para ser sincera a veces me desesperaba, pero luego me ponía a pensar que él era mi novio, me necesitaba y yo no debía darle la espalda, entonces el remordimiento venía a mí y me sentía la peor novia del mundo, lo se, soy una tonta total, pero cuando llegaba la hora de las 3:00 o 4:00 de la madrugada, él era el que colgaba sin decir nada o despedirse siquiera, lo veía conectado pero ya no contestaba mis mensajes ni llamadas, sentía que primero me utilizaba y cuando se aburría, tan fácil me ignoraba, odiaba esa situación pero tampoco me negaba a sus caprichos.

Sobre la foto de la chica semidesnuda en su perfil le pregunté y su respuesta fue que era una prima, yo con cara de póker, no obstante, hice el esfuerzo de confiar en él, pero seguía subiendo fotos de chicas diferentes, ya no semidesnudas pero totalmente opuestas a mí, bonitas, blancas, buen cuerpo y sobre todo su seguridad era obvia.

Esta situación me estaba desesperando y hundiendo a la vez.

Sacándome de mis pensamientos mi celular comenzó a sonar, era una llamada entrante de Mario.

—Bueno —conteste sin ánimo.

—Hola Gem, oye, estoy cerca de tu casa, estoy preguntando si quieres ir a dar una vuelta —contesto del otro lado de la línea.

—Mmm, no lo sé, estoy enferma —hable sin ganas.

—¿Que tienes? ¿Es grave? Iré a tu casa de inmediato, no tardare, acuestate y descansa, ya voy para allá —sonó muy preocupado, situación que me dio risa.

—¡Espera! Tengo Flojeritis y de echo es a muerte —me acosté en el piso, mientras reía.

—Gemma no es gracioso, en verdad pensé que estabas enferma y que era grave —ahora su voz sonaba muy enojada, bipolar.

—Cálmate, ya bueno, llega en 5 minutos o no iré contigo, además no fue para tanto, voy colgando dedicadito.

—De acuerdo, dramática.

Fin de llamada.

Baje a mi cuarto a peinarme y ponerme algo abrigador, no habían pasado ni 3 minutos cuando el timbre de la casa sonó, ¡Ja! A eso le llamo velocidad.

Bajé las gradas y abrí la puerta, Mario venia vestido totalmente de negro, en el cuello se notaba un nuevo tatuaje de un fénix y traía unos lentes de sol que le quedaban maravillosos, Mmm, nunca se había visto tan guapo.

¿¡Pero que estoy diciendo!?

Tengo novio y de echo también es muy guapo, debo estar loca.

Estaba muy atenta viendo al adonis que tenía enfrente y de pronto mi vista paro en sus manos, más específicamente en un helado de sabor queso y frambuesas ¡Delicioso! De esos que tanto me gustan.

—Sabes, por un momento pensé que me comerías con la mirada, pero ya me di cuenta que no es a mí a quien miras, si no a mi por cierto delicioso helado —dijo y luego comió del mismo.

¡Qué oso! Tengo un chico super guapo que bien podría ser modelo y yo embobada viendo su helado, súper golosa que me vi.

—Amm, si, vamos ¿Has traído tu auto? —trate de desviar el tema y mis ojos de su helado.

—No, está en el taller.

—Comprendo, ¿a donde iremos entonces? —estaba haciendo un gran esfuerzo de no mirar su helado.

—¿Te parece ir a comer algo? Yo invito —me alegre de que por fin utilizará su cerebro.

—Vale, estoy de acuerdo, quiero comer pizza.

Íbamos caminando cuando a una cuadra se veía una lona, una fiesta debía ser, puesto que era fin de semana.

—Tengo una idea ¿Quieres comer gratis? Mario.

—¿Vas a invitar la comida?

—No, tengo algo mucho mejor en mente.

—¿Así? Dime que tienes en mente pillina.

—Fiesta, Arrimados, comida gratis, baile, recuerdos robados ¿Te suena?

Señale la casa donde se veía la lona saliendo.

—No no no, estás loca, no soy tan pobre para pasar tal vergüenza, sigue caminando que yo pagare todo, tu solo concéntrate en comer y no pienses en nada más.

—Anda, vamos, será divertido y también gratis.

—No, si no tienes dinero entonces yo pagaré, pero no haré tal cosa.

—Vamos nadie se dará cuenta ¿Sí? Anda anda.

Vi en su rostro frustración, me miro por unos instantes y luego asintió sin ganas, más feliz no podía estar.

Nos arreglamos un poco y entramos.

Esto era raro, no había mesas, no había globos, no había regalos y lo más importante ¡No había comida!

Porque esto no era una fiesta, ¡era un velorio!

Sentí demasiada vergüenza, voltee a ver a Mario y en su mirada me pareció ver odio hacia mí, odio a muerte, muerte segura, estábamos por girar e irnos cuando llego una señora que rondaba los 40 años.

—Ustedes deben de ser los amigos de Max —menciono la mujer no identificada.

¿Quién es Max? Estaba tan nerviosa que no sabía que contestar, así que mire a Mario pidiendo ayuda, pero estaba tan enojado que desvío la mirada y me ignoro.

¡maldito traidor!

Como está la situación y si mis cálculos no fallaban, Max debía ser el difunto, solo esperaba no decir algo inapropiado o hacer otra tontería.

—Ssi, lo sentimos mucho —hice una revelencia sin darme cuenta.

—Qué bueno que vinieron, para mí fue muy difícil aceptar que se había ido, Max me hablo tanto de ustedes, no saben cuánto los quería, vengan por favor no se queden ahi parados.

La señora nos ofreció unas sillas, el problema fue que nos sentó hasta al frente, eso dificultaba nuestro escape.

Al final llego mucha gente y no pudimos darnos a la fuga, soy agnóstica, ni siquiera iba a misa y mírenme aquí, haciendo no sé qué tantas cosas religiosas solo por un poco de comida gratis que al final nunca llego.

A Mario se le pasó el enojo y a mitad de este tipo de ritual hizo todo lo que los demás hacían, yo por respeto igual lo hice, aunque me sentía extraña y fuera de lugar.

Cuando todo termino salimos corriendo y cuando llegamos a una esquina, no pude evitar reír, todo eso que hicimos allá dentro fue raro y tan vergonzoso.

Mario empezó a reír junto conmigo, como habíamos tardado horas allá dentro decidimos regresar a casa, la comida quedaría para otra ocasión.

Mario me dejo en la puerta de mi casa, decidí tomarnos una selfie, al final no estuvo tan mal el día pero si muy bochornoso.

Subí la foto a WhatsApp y a los 5 minutos me llego un mensaje de Aiden o mejor conocido como el "desaparecido".

Aiden:
Hola trompito ¿qué haces?

Pero ¿Qué? ¿Trompito? No sabía que significaba eso, pero no sonaba para nada bonito ni romántico, nada digno para decírselo a tu novia.

💮💮💮

¡Hola! buen dia.

Mario en multimedia.

Yo, Mi salvación  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora