Vestir de negro era algo que realmente era de mi total agrado, me hacía sentir cómoda y a gustó, para mí era necesario llevar alguna prenda negra, pero hacerlo para un funeral a nadie le daba ni una pizca de gracia, menos si es una persona muy querida.
Mi salida con Mario se había cancelado puesto que justo ese día su mamá enfermo y tuvieron que internarla en un hospital urgentemente, pasaron 3 días, pero el cáncer que padecía estaba muy avanzado y nada pudieron hacer los médicos.
Paso el funeral y Mario dejo de salir de casa, incluso no contesta mensajes ni llamadas, lo comprendo, perder a alguien no es para menos, una parte de tu alegría se va, tristeza y melancolía llegan a cubrir ese vacío.
Ahora, después de una semana decidí ir donde él y reconfortar lo, no tengo la menor idea de cómo hacerlo, pero algo tengo que hacer, cuando estoy en problemas o triste él siempre está para mí, sentía un gran peso respecto a su ayuda, pero llego el día en que por fin poder ayudarlo yo a él, y regresar le su atención.
Decido ir caminando así aprovecho y le compro algo en el camino para llevarle, le encanta el helado de queso y galletas oreo justos, así que paso donde una heladería y se los compro, Okay vamos bien.
Un niño arrodillado con una guitarra blanca enfrente de su abuela cantándole una canción, es lo que refleja una televisión en un puesto de películas, si no mal recordaba, esa película le encantaba a Mario y aunque la viera una y otra vez jamás se aburría de verla, me la llevo.
Llegue a su casa cargadísima con mucha comida, películas e incluso juegos de mesa para pasar el rato, sospeche que no iba a querer salir de casa, así que he venido preparada para esta gran misión.
Toque la puerta, pasaron unos minutos y nada, toque el timbre y ni un ruido se escuchaba dentro, no soy de tener paciencia así que enfurecida di golpes a la puerta como vil loca.
Mario salió, pero su aspecto era horrible, ojos rojos e hinchados, cabello revuelto, ropa que parecía de vagabundo, y una mirada perdida sin vida.
Entre sin permitir que el dijese nada, deje las bolsas de las compras en su mesa, a continuación, me dirigí y me senté en su sofá, dando unas palmaditas en el objeto antes mencionado, lo invite a que él también se sentara y me hiciera compañía, camino sin ganas, se sentó y simplemente se quedó viendo hacia al frente, evitando mi mirada.
-¿Cómo te sientes? Mario.
-¿Por qué preguntas lo obvio? Es estúpido, estoy en la mierda.-
-Sí, puedo observar que estas echo un total Asco, mi pregunta fue ¿cómo te sientes?.-
-No comprendo, dejarte de juegos Gemma no estoy de humor.-
-De lo que es real y seguro en la vida, estoy 99% segura que toda la gente lo único que hizo fue repetir te "Lo lamento mucho" "Espero lo superes pronto" "Ya pasara" pero aquí lo que importa es ¿cómo te sientes tú?.-
-Acaba de morir mi madre ¿cómo se supone que deba sentirme? ¿Feliz? A eso te refieres, ¿le encuentras lógica a tu pregunta?.-
-Solo contesta, por favor, no vengo en plan de pelea.-
-Estoy bien.-
-¿Que significa un "bien" para ti?.-
-Detente, me estas desesperando al punto del enojo, no quiero ser grosero pero deja los juegos de una vez.-
-Entiendo que no te sientes contento en estos momentos, pero te has alejado tanto de la gente y apuesto que ni siquiera has hablado con alguien, la gente necesita desahogarse y sentirse escuchado en algunas ocasiones, si yo te pregunto la típica pregunta ¿cómo estás? Tú dirás "Bien" eso solo generará que tu ocultes tus sentimientos y yo a la vez me confunda, porque ese "bien" puede significar muchas cosas como un estoy "Bien bien" "Bien triste" "bien alegre" "bien contento" puede significar muchas emociones distintas, estoy aquí para apoyarte y recordarte que siempre estaré contigo, no me gusta verte triste ni que ocultes lo que realmente sientes, porque al final guardarte todo ese dolor hace que duela más y en algunas ocasiones no nos deja avanzar ni superar, en ocasiones la gente necesita desahogarse y sentirse escuchados aunque la otra persona no diga ni aconseje nada, ahora repito, ¿cómo te sientes?.-
-¿Ahora eres psicóloga?, que fue todo ese sermón.- lo dijo en tono de burla y mis ojos captaron una pequeña sonrisa de sus labios.
-Solo estoy tratando de ayudarte, coopera ¿quieres?.- muy triste y todo, pero eso no le quitaba lo mal educado a este capullo.
Quito su sonrisa burlona, se quedó callado y pensativo durante unos instantes.
-Me siento muerto en vida, siento una tristeza que cala hasta los huesos, que impide que me mueva, solo sintiendo como me voy hundiendo en un fondo oscuro al que no tengo idea de cuando terminara o a donde me llevara.
Wow, estaba sin palabras no esperaba esa respuesta, mi cerebro había dejado de funcionar y claramente no sabía que decir.
-No es necesario que digas algo, estando aquí ya ayudas demasiado gracias por venir, te necesitaba.- volteo a verme, sus ojos estaban cristalizados y de su ojo derecho una lágrima resbalo, antes que yo pudiera reaccionar me abrazo y comenzó a llorar.
Estaba en shock nunca lo había visto de esta manera, en esta fase, y ahora que estamos en tal situación debo confesar que se ve tan tierno e indefenso, me aguante las ganas de llorar y lo abrace lo más fuerte que pude, tratando de traspasarle todo el cariño y comprensión que en ese momento sentía.
Tenía tantas ganas de convertirme en una enorme cobija, para poder arroparlo y protegerlo, hacerle saber que ese dolor pasara y que él pueda sentir paz.-
Esto estaba mal, se supone que yo venía a subirle el ánimo, pero él me estaba traspasando su tristeza, debía hacer algo, pero rápido.
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Yo, Mi salvación (TERMINADA)
Novela JuvenilGemma Valents, una chica afrontando la vida, luchando contra las malas jugadas y críticas de la gente e incluso de su propia mente hacia su persona. Una aventura donde Gemma tendrá que dejar de rechazarse y aceptar lo que es y lo mucho que vale, ten...