Capítulo 2 ✅

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13 años atrás.

Me encontraba en el preescolar solía ser la niña más obesa del salón, ¡Ja! ¿Qué digo? De toda la escuela y no exageró.

Cursaba el último año, se supone que en el momento de graduarse los pobres niños deben hacer el ridículo con un vals como símbolo de despedida, me sentía muy emocionada puesto que bailar siempre había sido de mi total agrado, al menos hasta esos días.

Nos pusieron en parejas y para mi desgracia me toco con el niño más problemático del salón (es correcto mencionar que también era gordito) siempre he sido una burla asocial, distraída y olvidadiza, conocía o recordaba por pura suerte el nombre de mis compañeros de salón, recordar cosas, personas o nombres no es mi fuerte.

Ese día salimos al patio escolar y cómo había mencionado en anterior momento nos formaron en parejas, como la niña de 5 años que era solo me limite a hacer lo que la maestra pedía, sin tener claro que estaba pasando en ese momento, a los 5 minutos escuche a mi pareja de baile y compañeros murmurar.

-¡Qué asco! -dijo mi pareja de baile mientras me miraba con repugnancia a la vez que se alejaba de mí y tapaba su nariz.

-¿Qué pasa? Miguel -le continúo Boni que se encontraba detrás de nosotros dos.

-Me toco de pareja un cerdo -mantenía mi mirada baja pero era inevitable no poder sentir su mirada furiosa y llena de desagrado.

-¡Eh! ¿Cerdo? -repitió Boni sin saber a qué se refería mi agresor.

-Sí, mira como esta de gorda, parece un cerdo oing oing -reía a carcajadas mientras mis demás compañeros lo acompañaban en sus comentarios nada gentiles.

Yo a la vez no sabía que pensar o cómo reaccionar y era más que obvio que no diría nada al respecto, la maestra nos pidió que nos tomáramos de las manos, error, entonces mi pareja tomo la manga de su sudadera y lo jalo hacia abajo cubriendo sus manos.

-¿Por qué haces eso? -Boni seguía con su interrogatorio.

-Me da asco tocarla ¡Iugh! -solto sin mas.

Todos mis compañeros se quedaron callados unos eternos segundos, podía sentir que taladraban mi espalda con sus miradas, mi cuerpo se paralizó y lo sentí caliente por la vergüenza, puse mi mirada sobre él, se dio cuenta me miró fijo y agrego.

-Me das asco, eres un cerdo.

Pequeñas gotas amenazaban con salir de mis ojos, no obstante, me dedique a tratar de olvidarlo y enfocarme a hacer lo que la maestra explicaba, no pasaría la bochornosa situación de ponerme a llorar frente a mis compañeros y en especial frente a él, era una niña muy orgullosa.

Él al igual que yo tan solo rondaba los 5 años, era pequeño, inocencia era lo que debería desprender y no insultos y burlas llenas de odio, ahora que soy mayor me pongo a pensar ¿que tendrá que haber vivido para ser así? En su momento sus comentarios dolieron y me dejaron cicatrices que tardaran en sanar pero creo saber que no es comparable con el desprecio y olvido del mundo hacia Miguel para que él quiera llamar la atención, desquite su furia y frustración de esa manera, el pensamiento y comportamiento de la raza humana siempre será un total misterio para mi ¿qué es lo que necesitan en sus vidas para ser mejores personas? ¿Cual será el motor de luz verde a la tranquilidad?

Continuando con la narración de los hechos, pasaban semanas y mi apodo llegó a ser "Cerdo asqueroso" les diré que no era exactamente porque mis trabajos siempre los entregaba sucios y la maestra me calificaba con un sello de un jodido cerdo ¿Perfecto no?, ¡peor aún!, mis compañeros se pusieron en plan no tocar al "cerdo", incluso los niños que se sentaban al lado mío lo hacían lo más alejados posible, no es como que la obesidad fuera contagiosa pero ¿qué podemos esperar de niños sin saber limpiarse el trasero, llorones por falta de mamá?

Habíamos terminado la coreografía entonces la maestra tuvo la mejor idea de su vida, y no, no es sarcasmo, nos comentó que tendríamos un baile extra con alumnos del salón de al lado.

En el receso solía salir al patio, me quedaba recargada sobre la pared cerca de la puerta del salon, así permanecía durante todo el tiempo, pero mis compañeros solo se la pasaban burlándose de mi, decidí cambiar de lugar, el mejor refugio que encontré fue atrás de un rosal, tenia espinas aun así nunca logre lastimarme, un día cuando terminó el receso mis compañeros y los del salón continuó nos quedamos en el patio pues comenzaríamos con la nueva coreografía, hicimos 2 filas y de nuevo nos pusieron con una pareja.

No quería verle la cara a mi tal vez nuevo agresor, me reusaba a siquiera verlo de reojo, sentía mucha vergüenza y en mi mente pasaban muchos pensamiento cómo, ¿También a él le voy a dar asco? no va a querer tocarme, no quiero hacer esto, pero todo pensamiento fue detenido cuando lo vi, era un niño muy lindo ojizarco estaba distraído jugando con sus amigos, la maestra nos pidió que nos tomáramos de la mano para llegar bailando al centro y fue ahí donde el oxígeno me falto quede como piedra sin saber qué hacer y por consecuencia entre en pánico, porque aquella criatura tan rara, y si, digo rara porque, ¿Qué persona normal se atrevería a tomarme de la mano?, ¡Que me den un disparo! Pues él lo hizo, tomo mi mano que por instinto alejé, él me miro de una forma un tanto interrogativa, para luego regalarme una perfecta y hermosa sonrisa.

Exaltada desperté del sueño.

¿Ok no? Nada, aunque en verdad en un sueño me sentía, pero lo que en realidad paso, simplemente me deje llevar y me sentí a gusto, porque esa criatura tan linda no me había rechazado, nunca me dijo algo ofensivo ni mucho menos nunca vi en su rostro un gesto de desagrado.

Los días de receso observando a los niños jugar, pelear o hacer cualquier otra bobada típica de niños de 5 años, cambiaron a admirar a ese niño que me gustaba y que a la vez a él le gustaba jugar con sus amigos, un momento... ¿Me gustaba? Pues sí, al parecer desde siempre he sido un poco precoz, en ese tiempo no sabía nada sobre amor o gustar de alguien, simplemente sentía algo nuevo, que en realidad nunca le di importancia y ¿Cómo hacerlo? Si solo tenía 5 años, un poco precoz pero nunca paso por mi mente ese término, en realidad me declaro inocente.

Por instinto cada receso iba a su salón y lo observaba jugar, el rosal había quedado atrás, ¿Lo espiaba?, tal vez, creo que si, efectivamente, también desde siempre he tenido un poco de acosadora, solo un poco.

Él Siempre estaba riendo o sonriendo, felicidad es lo que reflejaba en su rostro, algo que a mí me faltaba.

Owen era su nombre ¿Cómo lo descubrí? Ya saben, eso de acosar niños lindos deja buenos frutos, ¡Mentira! un día la maestra lo riño por no prestar atención a lo que explicaba, mencionó su nombre y fue inevitable no recordarlo.

Entre ensayo y ensayo pasaron 2 meses y llego el día de la graduación, para ser sincera no recuerdo que fue lo que paso durante ella, no obstante, cuando termino, lo vi, Owen estaba parado al lado de su madre, miro hacia mi dirección me sonrió y agito su mano en símbolo de despedida, para luego irse.

Esos días de ensayos, movimientos torpes, risas y recesos espiándolo habían terminado.

Yo, Mi salvación  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora