Yo, Mi salvación (TERMINADA)

Capitulo 37 ✅

Me levantó del asiento incomodo en el que me encontraba sentada, acomodo mi falda y bajo del bus rápidamente mis ojos buscan a Peter, después de comentarle lo sucedido en Monterrey se enojó mucho con Mario, diciendo que me había hecho a un lado e incluso que era un mal amigo menciono entre gritos y quejas que el debió estar más al pendiente y nunca abandonarme, a mi parecer no es que sea mi mejor amigo, admito que me dolió un poco su actitud pero tampoco es para exagerar soy mayor de edad se cuidarme y ver por mi así que él puede hacer lo que sea, además que mi intención era conseguirle novia pero lo hizo él solito, aumentando que regrese sin avisarle, prácticamente lo abandone cuando la idea de conseguir un empleo fui yo, ¿debería sentirme mal? Tal vez, pero la realidad es que no me importa y me es indiferente, ojalá se quede a vivir allá y forme su familia. Incluso pensé en shipper sobre Mario y Andrea, An-rio no, no suena para nada bien, Ma-drea ja, ja, ja, lo dudo, suena horrible, he fallado soy pésima poniendo nombres de shipper.

Cuando llegamos a la entrada de un local de comida rápida me detengo, Peter está muy molesto en su mundo que no se da cuenta que me he quedado atrás, lo observo y espero a que se dé cuenta que su mejor amiga ha quedado atrás en el olvido, él sigue caminando refunfuñando y soltando maldiciones en contra del orangután "olvida amigas" ¿por qué actúa así? Fue a mí a quien ignoraron e hicieron a un lado, pero tal parece que el más ofendido es Peter, tonto amigo, sigue sin prestar atención y continua en su berrinche me doy cuenta que si no voy hacia él me quedare aquí por horas, así que echó a correr, lo tomo por los hombros y le doy vuelta para estar cara a cara continuó en tomar su cara y decir:

-Hey detente, eso ya paso en su momento dolió y fue horrible experimentar eso yo sola, pero gracias a eso aprendí y descubrí muchas cosas, sino lo hubiera hecho en solitario seguiría ocultándome y culpando a las demás personas por errores que solo me pertenecen a mí, no estoy enojada con Mario, bueno... Tal vez un poco, el hecho es que agradezco que haya pasado, ahora estoy bien y me siento mucho mejor, te agradezco tu apoyo y comprensión, ahora hagamos un juramento "Nunca dejaremos de ser mejores amigos y nuestros corazones serán sinceros" ¿estás de acuerdo?.- acerco mi mano a él.

-¡quiero llorar! Tus palabras son tan hermosas, lo juro, lo juro, este juramento de amistad será infinito y no pasajero, te amo Gemma.- me abraza efusiva mente.

-¡Ahs! Solo es un tratado de paz y amistad, tampoco te pongas tan empalagoso señor arcoíris.- a veces me desesperaba su actual tan empalagosa.

-Siempre eres tan gruñona con carácter de ogro, dejarme disfrutar este momento, porque te extrañe mucho, hasta llegue a pensar que te olvidarías de mi.- exagerado.

Esperen, me dijo gruñona, ¿Qué? Tal parece que señorito arcoíris quiere morir ya mismo.

-No te pongas pesado, de lo contrario ya mismo ve cavando tu tumba.- lo señalo con el dedo.

-¡Gem! No digas esas cosas en este momento tan íntimo de mejor mejores amigos por siempre.- con su boca formo un leve puchero en símbolo de enojo, este pequeño esclavo es tan lindo y tierno que me dan ganas de abrazarlo fuertemente, no soltarlo y apretarlo hasta que desaparezca, el ridículo.

-Ok, como sea, ahora vamos por algo de comida, que mi estómago ruge más fuerte que un león.- no mentía.

De pronto viene a mi mente.

¡Rayos! Por salir rápido de casa olvide mi monedero, lo bueno es que pitar es de dinero y pagara todo, a veces es tan genial tener un cajero automático como amigo.

Ambos damos nuestras órdenes y esperamos a que traigan los alimentos.

-En total son 230 pesos.- nos dice una chica morena con gran sonrisa.

Ninguno dijo nada, ambos esperando algo.

-Peter, olvide mi monedero ¿puedes pagar tú?.-Digo tranquila.

-¿Qué? También olvidé mi billetera en casa, pensé que podrías pagar tu.- su cara es de susto.

-No me jodas, solo traje unas cuantas monedas.- meto mi mano en mis jeans para verificar de cuánto dinero dispongo.

-¡Igual yo!.- grita desesperado.

Okay, esto es preocupante y vergonzoso.

-Juntemos todo el dinero y veamos cuanto traemos.-

-De acuerdo.-

Ambos comenzamos a buscar en nuestros bolsillos, mochila y bolso.

-Tengo $80.- digo esperando que el traiga mucho más.

-Tengo $45.-

-Okay, nos hace falta 110 pesos, piensa, piensa, ¿dónde podemos conseguirlos sin morir de vergüenza y sin perder el orgullo?.-

-Aquí tienen su orden jóvenes.-

Orgullo perdido en 3 2 1...

-Amm ¿podemos regresar unas papas fritas?.- pongo mi mejor cara.

La cara de la cajera era todo un poema.

-Ssi claro, entonces son 190.- está deteniendo el reírse, vergonzoso.

No es suficiente.

-También regrese un refresco, por favor.-

-Son 150.-

-Y un helado.- genial, mejor no comamos nada.

-115 en total.-

-De acuerdo, lo llevamos.-

Estaba segura que mi rostro estaba rojo de la vergüenza, situación más pobre me ha tocado vivir hoy, eso sí, lección del día " no siempre confíes en los cajeros automáticos".

Junto con Peter caminamos hacia una mesa, nos sentamos y vimos la poca comida que se encontraba en esta, ni modo, tocaba comer solo la mitad, el lado bueno es que no comeré mucha chatarra y mi abdomen me lo agradecerá.

Al principio todo fue incómodo, ambos aún seguíamos abochornados por lo sucedido minutos antes y nadie quería comer, dando el primer paso repartí la comida en dos y le ofrecí su parte, dudaba en tomarla, estoy segura que está debatiéndose entre comer u ofrecérsela.

-Sé que es una jodida miseria, pero ambos la pagamos y ambos pasamos nuestra mayor vergüenza, así que acompáñame ¿vale?.- le vuelvo a ofrecer la comida.

-De acuerdo.- sonriente la toma y se dispone a comer.

Mientras comíamos no podíamos parar de reír al recordar nuestra pobreza de ese día.

Olvidos, pánico, devoluciones y malos ratos fue lo que vivimos en menos de una hora, todo suena terrible, pero al final es solo otra anécdota y un gracioso recuerdo.

Al finalizar nuestra comida, decidimos caminar hacia un parque y contarnos todo lo que ha pasado en el trascurso que me fui a Monterrey, paso el tiempo muy rápido y cuando nos dimos cuenta ya era muy tarde.

Me despedí de mi amigo con una gran sonrisa, observe su figura alejarse, pero todo cambio al recordar que no tenía dinero y debía tomar el bus de regreso a casa, ahora ya no es tan divertida la situación, si me daba prisa en una hora podría llegar, toda sudada y agonizando, pero al menos a salvo, eso esperaba.