Al final toda la comida, películas y juegos de mesa que había comprado, se habían quedado en casa guardados, no sé cómo lo hice, pero logre convencer a Mario para salir de su casa, que le diera aire fresco y se distrajera aunque sea un pequeño rato, fue difícil porque él chico mencionado anteriormente se puso súper pesado y desesperante, él en verdad parecía niño pequeño, cuando mi paciencia se colmó y gobernó el enojo, termine regañándolo, incluso le dije que parecía un niño berrinchudo su única contestación fue "Me gusta hacer berrinchitos" no supe que decir en el momento, debo confesar que a pesar de estar enojada esa expresión me había parecido de lo más lindo y tierno.
Cuando aún nos encontrábamos en su casa, él se metió a la ducha, y yo como la amiga metiche que suelo ser observe y estuve husmeando en su habitación, llamo mucho mi atención que en un cajón de su mesita de noche se encontraba una cajita blanca, dentro de este se hallaban un juego de collares y brazaletes, eran casi idénticos con la única diferencia de que un juego era negro y otro azul zafiro, con la mitad de un corazón como adornó en medió, si juntabas los collares y luego los brazaletes se hacían uno, juego de parejas, estaba impresionada no sabía que Mario estuviera enamorado, bueno... Y también que fuera tan cursi.
Tal vez él era normal y el ogro era yo.
Cuando se escuchó el grifo de la regadera cerrarse, guardé todo como estaba y cerré el cajón para luego salir como bala de su habitación con destino a la cocina, fingiendo que no había visto la caja.
Yo nunca entre a su cuarto, yo nunca vi tales objetos y sobre todo yo nunca me enteré de su pequeño secreto.
•••••
Íbamos caminando a paso tortuga, ya que Mario iba mirando hacia el suelo muy pensativo sin decir palabra alguna, yo no podía dejar de mirarlo, a decir verdad, no era para nada feo, era simpático, bromista y cariñoso a veces se le salía su naturaleza de orangután, pero era un orangután bien adiestrado y educado, su mamá humana sí que había hecho una buena crianza, aplausos y mis respetos a la Sra. Marina.
Casi nunca se le veía con novia, de hecho era rara vez que tenía alguna novia y eso que tenía fila de pretendientas detrás de sus huesitos, y si se le llegaba a ver con alguna chica no duraban sus relaciones ya que él no les daba mucha importancia.
¿Quién es la chica de la que gusta? ¿Sera correspondido? Tenía mucha intriga respecto a eso, pero no me atrevía a preguntarle.
Recuerdos vinieron a mi mente.
Las veces que entre a revisar sus estados en WhatsApp y la mayoría eran negativas y depresivas, como si lo hubieran rechazado o la chica ya estuviese en un romance, pobre de mi amigo.
-Gem pequeña, deja de mirarme y mejor fíjate por qué vas a tropezar si no te fijas por donde caminas.-
-¿Qué? ¿Quién te miraba? Todo bobadas.-
-Desde hace rato no dejas de mirarme, siento tu mirada el rostro taladrar me, ¿Hoy estoy más guapo que de costumbre, verdad? Por eso tus ojos se rehúsan a dejar de admirarme.- se le estaba subiendo el ego.
Sentí demasiada vergüenza y el rostro muy caliente al sentirme pillada y por tal comentario de su parte, retire mi vista de él, me adelante unos pasos y lo tome de a loco.
-Bobadas solo salen de tu boca.-
Me detuve en seco, frente de mí se encontraba un anunció solicitando personal, ¿esto era una señal? Acaso ¿una respuesta del universo? Una iluminación se estaba presentado frente a mis ojos, Justo días antes estaba pensando buscar un trabajó y ahora se da la oportunidad.
-¿por qué te detienes?.-
-Bueno, probaremos nuestra suerte, y espero que ese 1% este de nuestra parte.-
-No entiendo que es lo que dices, a veces me confundes.-
Saliendo del establecimiento.
-Todo sonó genial, estoy emocionaba por viajar, espero y si nos den el trabajo.-
-Explicarme, tú eras la que necesitaba el trabajo ¿porque me has metido en este rollo?.-
-No quiero viajar sola, un trabajo te haría bien también a ti te distraerías y superarías esta situación un poco más rápido, vamos, será divertido yo sé que también quieres.-
Mario rodo los ojos fingiendo molestia, pero en el fondo yo sabía que esto le parecía un poco de interesante, habíamos conseguido cada quien una entrevista de trabajo, teníamos que viajar de ciudad en ciudad vendiendo productos de limpieza, bebidas y productos de comida, obvio todo pagado y la paga no estaba para nada mal, por lo regular cuando iba a pedir trabajo siempre era el típico "déjenos sus datos y nosotros nos comunicaremos con usted" y nunca se comunicaban conmigo, incluso 3 veces me dijeron un rotundo NO y con el tono de voz con que me lo dijeron sentía que ya me estaban corriendo de sus establecimientos, pero esta vez fue diferente, nos trataron muy bien.
Fuimos a una heladería y luego lo invité a comer tacos, en todo momento estuvo muy serio, callado y decaído, yo por mi parte siempre trataba de encontrar algo o hacer alguna tontería para tratar de hacerlo reír, mi misión había fallado, pero descubrí que como payasa me muero de hambre.
Eran las 6:00 menos 25 minutos cuando nos despedimos Mario y yo, cada quien se subió a un taxi rumbo a nuestras respectivas casas, lo primero que pensé en hacer, es en buscar mis documentos y llenar solicitudes de empleo, estaba ansiosa por conseguir este empleo y poder trabajar al lado de Mario, sería divertido.
Aprovecharía en presentarle chicas lindas a mi querido amigo, para que así sane más rápido su corazón dolido, la chica lo distraería de la mujer que lo bateo y yo a la vez lo ayudaría a superar más rápido lo de su mamá, el plan perfecto.
Podía ver el futuro de Mario más alegre y entretenido.
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Yo, Mi salvación (TERMINADA)
Teen FictionGemma Valents, una chica afrontando la vida, luchando contra las malas jugadas y críticas de la gente e incluso de su propia mente hacia su persona. Una aventura donde Gemma tendrá que dejar de rechazarse y aceptar lo que es y lo mucho que vale, ten...