Harry estaba en su lugar favorito: el jardín, si bien este era grande, había una pequeña parte de aproximadamente de diez metros cuadrados en donde Harry se dedicaba a plantar sus flores. Le gustaba verlas y pensar que eran sus amigas, era agradable ya que ellas nunca le decían cosas que le molestase, sólo lo acompañaban en su soledad y compartían sus silencios.
—Aquí estás —Galen llegó hasta él, traía un vestido precioso, pero tenía puesta una sonrisa todavía más bella, logrando contagiar a Harry. Su hermana era la única que podía hacerlo sonreír.
—Aquí estoy.
—Perdón por no haber cenado contigo ayer, fue muy grosero de mi parte.
—No, estuvo bien, me gusta que estés con tus amigos.
—Sí, pero a mí no me gusta dejarte solo.
—No te preocupes, ya te dije que está bien —tal vez cualquier otra persona hubiera pensado que mentía y realmente si estaba molesto, pero no, él así era, así hablaba: parecía que estaba molesto, pero sólo parecía ya que la mayor parte de las cosas le causaban indiferencia.
—Bueno, aunque no te molestes si continuó disculpándome toda la semana.
—Trataré de ser paciente.
—Oye.
—¿Sí?
—He estado conociendo a Louis este último mes —«así que ese es su nombre» Harry reprimió su sonrisa, le parecía un bonito nombre — y creo que es un buen chico.
—No es a mí a quien le tienes que decir eso —ahora sí había enojo en su voz, a Galen no le sorprendió, pero lo hubiera hecho si supiera exactamente porque se había molestado.
—No, déjame terminar.
—Te escucho.
—Creo que sería bueno que te juntaras con nosotros —Harry le dedicó una mirada, Galen no sabía que decía, conocía la de "definitivamente no", pero esa nunca la había visto, lo tomó como una buena señal —, te juro que es un buen chico, es divertido, inteligente, atento...
—No —la interrumpió alejando su mirada, ahora miraba a las magnolias que habían en su pequeño jardín.
—Harry, por favor. Tienes veintiún años y nunca te he visto hablar con alguien que no sea papá, mamá o yo.
—¿Y?
—¿Y? Harry, ¿Cuándo fue la última vez que alguien más te hizo sentir vivo? Y te lo pregunto en serio porque recuerdo que sí pasó —se quedó un rato en silencio, estaba volviendo en los años en busca del recuerdo que se había propuesto mantener bajo llave.
—Siete.
—Sé que te pone triste, créeme que a mí también, no la pude conocer pero sabía que ella te hacía feliz. Pero...
Harry dejó de escucharla, su mente había comenzado a sumergirse en los recuerdos, en el día que la conoció.
Estaba en el secundario, todos se querían sentar junto a él pero nadie tenía el valor de hacerlo, hasta que ella llegó. Y como todo buen cliché se trataba de la niña que nadie tomaba en cuenta, no era precisamente fea, sólo que "no era como las otras chicas". Un poco muy inteligente para el gusto de la mayoría.
—¿Puedo sentarme ahí? —Harry no le dio una respuesta y tampoco la miró, como de costumbre.
Conforme iban pasando los días ella seguía sentándose a su lado, y todos los días le decía "hola" y "adiós" sin importarle que Harry nunca le respondiera, a veces tenía más comentarios que hacer, como que el profesor era un idiota o sólo hablaba de las cosas que le parecían interesantes, lo importante de todo esto era que Harry la escuchaba, cada que decía algo le prestaba total y completa atención. Siempre tenía ganas de responder o reírse pero no lo hacía porque estaba mal (eso se repetía), estaba prohibido.
Le gustaba que todos los días esa niña llegara, se sentara junto a él y le hablara.
Sí, lo hizo sentir vivo.
Un día en la clase de teatro él estaba sentado en la tarima, entonces ella llegó a su lado y se sentó, se empezó a quejar de la maestra y de lo tonta que era, estaba tan molesta que decía cosas sin sentido, entonces ese día pasaron dos cosas, la primera fue que Harry la miró y la segunda fue que le sonrió, y posiblemente si tú lo hubieras visto no te habrías dado cuenta ya que había sido un gesto muy sutil, pero todos los del grupo que llevaban años conociéndolo, viéndole la cara exactamente igual pudieron ver que él sonreía, o estaba por hacerlo, la niña también se dio cuenta así que sonrió (de verdad) y continuó hablando.
Todos empezaron a hablar, que la niña más inteligente había hecho sonreír a Harry Slorah y aparte conseguir que la mirara. Todos hablaban y eso no era un rumor.
Pero pasó algo. A las cuatro semanas ella dejó de sentarse a su lado, dejó de hablarle, dejó de hacerle sentir vivo. Ella simplemente se alejó, se fue sin decir más.
Eso hizo volver a Harry más impenetrable (sí, todavía se podía más). Ya había conseguido lo que quería: atención del chico raro, todos lo sabían, ya no tenía porqué soportar su indiferencia. Por eso a veces se culpaba de ser él quien la alejó, pero siempre elimina esa opción recordando que nadie lo querría más que por el dinero que tenía. Odiaba eso, pero había nacido con él, no se lo podía quitar, era como el color de sus ojos, no lo podía cambiar, incluso aunque lo deseara tanto.
Inhalo profundo, el olor de las flores lo hicieron volver al presente.
—No —volvió a decir, aun sin saber bien qué era a lo que se negaba, sabía que era lo correcto, así era como le habían enseñado.
—¿Podrías pensarlo? Por favor, por mí —Harry la miró serio, amaba a su hermana más que a todos en el mundo.
—Está bien.
—Genial —le sonrió —¿y cómo te va con tus clases? —decidió cambiar de tema y Harry le agradeció en silencio.
—Bien, Evie es un poco estricta, a veces.
—¿Sólo a veces? Todos los días escucho sus gritos hasta abajo, es una sorpresa que Louis no.
—Tiene un carácter fuerte —se encogió de hombros.
—No puedo creer que cambiaras tus clases de danza por otro idioma.
—Vaya que yo sí lo creo. Tengo dos pies izquierdos.
—No puedes ser tan malo.
—Te lo digo yo: lo soy.
—Es más fácil que la tabla del siete —sin previo aviso Galen ya tenía a Harry en posición de baile.
—¡No voy a bailar! —Galen no lo escucho ya que puso la música en su celular para tirarlo al pasto y empezar a mover a su hermano —No puedo creer que me estés obligando.
—No lo hago, —le dijo con una sonrisa —tú estás bailando por tu cuenta.
Galen empezó a bailar como le habían enseñado: correctamente. Pero poco a poco se dejó llevar por la música y por Harry, y todo estaba mal, nada de ritmo, de elegancia, bueno, había algo que estaba bien y que al final era lo más importante: Harry estaba sonriendo y ambos estaban felices.
Lilia los veía desde el ventanal, ella también sonreía. Sus niños estaban felices.
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Significado de las Magnolias: 1) nobleza de espíritu y pureza; 2) amor por la naturaleza; 3) victoria.
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Un destino contigo [L.S]
Teen Fiction-Estás condenado, hijo. Que no se te olvide, nunca -se dio media vuelta para salir. Al cerrar la puerta las lágrimas empezaron a resbalar por sus mejillas, hace mucho que no sentía ganas de llorar, todavía más el tiempo en que no se lo había permiti...