Un destino contigo [L.S]

Cita

—¡¿Tienes una cita con Luke?! —Galen había ido hasta su departamento esa tarde sólo para hacerle esa pregunta. Cuando Louis la vio en la puerta le dio miedo, pero después de escuchar esa pregunta sintió terror —¡Responde!

—¿No gustas pasar? —ella se adentro a paso rápido y cuando llegó a la pequeña sala se dio media vuelta quedando enfrente de su amigo.

—¿Ya me vas a contestar?

—No es una cita, como tal.

—¿A no?

—No.

—¿Entonces qué significa acordar un día, un lugar, una hora con alguien para verse y "conocerse mejor"? —dijo un poco enojada intentando no levantar demasiado la voz.

—Bueno, en sí, no hay hora y el lugar es relativo.

—¡Louis!

—¡¿Qué?! —no quería hacerla enojar, sólo estaba respondiendo sus preguntas.

—Escucha, —empezó a hablar más tranquila —soy la primera en estar de acuerdo en que te distraigas y conozcas a más personas, pero que lo hagas así de obvio ¿sabes que Harry se va a terminar enterando? Sino es que ya lo sabe.

—No pensé especialmente en eso —en ese momento se sintió tan tonto, quería que se lo tragara la tierra. El problema no era que Harry se enterara, no le gustaba la idea ocultarle cosas, lo malo era el hacer algo que pudiera lastimarlo, eso le lastimaba de igual forma. Le hacía sentir la peor persona del mundo.

—No estoy enojada —Louis volvió a respirar —, por si te lo preguntabas; sólo intenta ser más discreto, por favor. Hablaré con Harry hoy y te contaré mañana lo que me haya dicho.

—Está bien, gracias —ambos se encaminaron a la puerta.

—Suerte en tu cita de mañana.

—No es... —pero Galen ya estaba caminando por el pasillo, alejándose del pequeño departamento.

" . . . "

—Estás perdiendo a Louis —Harry se encontraba en el jardín, al escuchar a su hermana, no se molestó en voltear.

—No, él me está perdiendo a mí. Espera, nunca me tuvo. Supéralo ¿quieres? —para Harry la forma de negar cosas lo ayudaba a creérselas, incluso aunque estas fueran mentiras y él lo supiera, pero era lo único que (él creía) podía hacer hablando de sus sentimientos.

—¿Puedes dejar de actuar como un imbécil y reconocer que te afecta? —Galen amaba a su hermano, por eso era que no le afectaba hablarle así, ya que esa era la única forma de hablar con él y que la escuchara.

—¿Por qué me afectaría lo que hiciera ese niño?

—Porque no es sólo un niño para ti; y tienes la mala suerte de que para muchos otros tampoco lo sea —eso le hizo sentir un pinchazo en el pecho, pero decidió ignorarlo.

—No lo creo ¿Qué se siente equivocarte?

—No lo sé, dímelo tú.

—Déjame solo —ya no podía con las verdades que le decía su hermana.

—¡Has estado solo por mucho tiempo! —le espetó — ¿no estás harto?

¿La verdad? La verdad es que hace algunos ayeres la respuesta hubiera sido que no, que estaba perfecto ya que era así como él había crecido y una costumbre como esa era difícil de cambiar. Pero por desgracia el hubiera no existe y los ayeres se han quedado en el pasado inexistente, y ahora, en el presente que es lo único que existe la respuesta era que sí. Y todo porque una persona que no conocía de nada y que había llegado a su vida para enseñarle más de lo que había estado aprendiendo toda su vida: aprendió a sentir. Y muy en el fondo de su alma sabía que siempre estaría agradecido por eso.