Un destino contigo [L.S]

Giles

La vida de Giles
ante los ojos de Giles

Tener una vida arreglada no está mal, es lo que absolutamente todos buscan. Lo disfrutas ya que no tienes que preocuparte por absolutamente nada.

Las cosas no cambian, tu camino ya está trazado. Creía saberlo todo ya que no necesitaba saber algo.

Pero no me hablaron del amor. ¿Y es que por qué? Si está claro que debo de amar a mis padres, y hasta ese momento era todo. Creí estar bien con eso, estaba bien con eso. Pero llegó ella.

Carina.

No era la mujer más linda del mundo, era la mujer más hermosa ante mis ojos; quien iba conmigo al cine y al salir me contaba todas las cosas maravillosas de la película, quien me explicaba química cuando yo ya estaba resignado a reprobar y recibir un regaño de mi padre, quien me daba un libro cada semana porque al terminarlo pensaba que era el mejor libro del mundo, quien con sólo una sonrisa me hacía feliz, quien me sacaba a bailar incluso cuando no me gustaba hacerlo.

Nunca olvidaré las primeras palabras que me dijo mi padre en mi cumpleaños número veinticuatro.

—Vendrás a mi próximo viaje y conocerás a tu prometida.

Fue la primera vez que le alce la voz, y lo único que recibí fueron dos palabras.

—He dicho.

Cuanto odie a mi padre ese día y los días posteriores. No sólo había sido el hombre que mató a mi madre, sino quien ahora me alejaba de la mujer que más amaba.

Conforme iba pasando el tiempo me di cuenta de que ese era mi destino, mi condena por llevar el nombre de Giles Edward Slorah. Mi padre no había hecho más que lo que creyó mejor para mí, para la empresa. Pero me lastimo, me quito lo que más amaba, y lo que más me duele es que él no pudo protegerme del amor, nunca me advirtió de ese poder.

Es por eso que yo protejo a mi hijo de eso.

Por eso no maté a Anais cuando supe que había tenido una hija que no era mía. Yo no sería como mi padre.

Harry no va a sufrir lo mismo que yo, lo protegería del amor, y así lo he hecho durante todos estos años. Yo no sería como mi padre, y mi hijo no sufriría como su padre.

Aunque no pueda quitarle esta condena sé que puedo alejarlo del sufrimiento.