Regreso

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Harry les había permitido sólo tres días para poder encontrar a Gisèle, no había sido en vano ya que pudieron disfrutar cada día en su compañía, pero aun así, no les parecía suficientes, y tal vez nunca lo serían, habían sido años los que habían perdido y que no podrían recuperar. Gisèle no quería separarse de su hermana y de su mejor amigo, de hecho, aun quería conocer a su hermano menor.

Pero tuvieron que volver, con la promesa de que se volverían a ver.

Cuando regresaron no se sorprendieron al ver que el cuarto de Harry estaba vacío. Louis había estado hablando con él, pero eso no hacía que dejara de extrañarlo; lo mismo le pasaba a Galen, sólo que con cada día que pasaba, se ponía mucho más nerviosa, cuando Harry le contó a Galen todo también le dijo lo del compromiso, aunque en ese momento no sabía quien sería su futura esposa.

A veces, Galen estaba apunto de decirle a Louis, pero sólo tomaba aire para decir nada, se arrepentía, no le correspondía a ella decirle, pero eso no significaba que no se sintiera mal de saberlo. Incluso, llegaba a pensar que en lugar de traerle alegría a Louis, lo único que habían hecho era traerle problemas.

Así que pasaron otro mes juntos sin la presencia de Harry, aun siendo amigos había algo que ambos no podían hacer: Louis no podía ser el hermano de Galen, al igual que Galen no podía ser la novia de Louis, incluso aunque a los ojos de la gente así fuera.

Louis no había terminado de entender eso, ¿por qué si el señor Slorah no le prestaba la debida atención a Galen, ella se preocupaba tanto de que la gente dijera que ambos no estaban realmente juntos? Así que un día le preguntó cuando estaban en su habitación viendo una película.

—Galen ¿es muy necesario que la gente hable? —De repente, el sonido de la televisión pareció extinguirse.

—¿A qué te refieres?

—A sobre que somos "novios".

—Me sorprende que apenas te atrevas a preguntar eso, ya te habías tardado, pero... es difícil ¿si? Y aunque seas mi mejor amigo no me gusta que tengamos que aparentar ser novios, por favor ¡eres el novio de mi hermano! Pero —Galen sabía que no podía decirle toda la verdad, pero podía decirle una parte de ella —Giles siempre prohibió que Harry viera a demás personas, más si eran de nuestra edad, entonces cuando nos vio a los tres juntos, bueno, sólo quería asegurarse que no hubiera oportunidad de que tú y él terminaran juntos.

—No entiendo —y Galen tampoco entendía lo que había querido decir.

—Giles quería asegurarse de que no intentaras algo con Harry, y la mejor forma era exponiendo que "teníamos" una relación, sin importar si terminamos al día siguiente o nunca, sino sólo para que quedara claro que estar con Harry es algo que simple y sencillamente no se puede.

—Pero, no, es que no entiendo, de verdad.

—Louis, por ahora —«y posiblemente hasta siempre» —la única forma de que estés cerca de él es que finjamos que somos novios, porque sí papá piensa eso no pensara que tú y Harry pudieran llegar a ser más que cuñados.

—Pero, eso no tiene que ver con que seamos chicos ¿verdad?

—Créeme, eso es lo que menos le importa a mi papá, incluso con una chica hubiera hecho algo parecido, o peor —dijo recordando a la chica que conoció Harry en secundaria. Recordar a Olivia siempre era amargo.

" . . . "

Ahora Harry no estaba tan seguro de querer regresar a casa, no sabía cómo le explicaría a Louis por qué era que Irene venía con él. Y es que ni siquiera había tiempo, se suponía que habría algunos fotógrafos afuera del aeropuerto, y aunque se suponía que ellos no debían de posar, era obvio que esas fotos iban a ser tomadas para que la nieta de la reina, y el heredero de la quinta empresa más rica del mundo se vieran juntos, y no sólo eso, sino que también se viera el anillo de compromiso que Irene ya tenía en la mano.

Harry no había tenido que hincarse, ni siquiera de dárselo a Irene de forma personal, mucho menos escogerlo; sino que había sido Giles quien había acompañado a la chica junto con sus padres para que escogiera el modelo de anillo que más le gustara más aparte de los materiales que quisiera que usaran, y que obviamente le tomaran la medida para que el anillo fuera único en el mundo.

Cada vez Emma y Alison aparecían menos, ciertamente estaba menos solo también, pero no dejaba de sentirse así. Y aunque sonara raro, las extrañaba, por muchos motivos, pero principalmente porque ellas lo acompañaron durante muchos años, aunque «¿No era yo quien las imaginaba? ¿No era la forma de ayudarme a mí mismo cuando no sabía qué hacer?», se descubría pensando.

Cuando llegaron a casa Giles ya estaba en el recibidor, con Galen y Louis en frente de él; ellos habían dejado de prestarle atención al señor Slorah para verlo a él, Harry sabía cómo era que Galen lo veía, con pena y tristeza; y Louis con sorpresa y desilusión.

—Andrew y Lilia llevarán sus maletas; Irene, estás en tu casa —y sin más, se dirigió a las escaleras, dejando a los cuatro solos en el incómodo silencio.

En ese momento, todos querían que se los tragara la tierra, el ambiente gritaba que ninguno de ellos quería estar ahí. Fue Irene quien tomó la iniciativa.

—Galen, Louis, es un gusto —les sonrió, aunque ambos conservaron la misma expresión —. Harry, supongo que tendrás muchas cosas que hablar con Galen; Louis ¿te molestaría acompañarme afuera? Giles me contó que tenían un jardín muy grande.

Louis miró a Harry a los ojos, y encontró la respuesta.

—Claro —ambos salieron por el ventanal.

Galen no pudo aguantar más, se lanzó a los brazos de su hermano quien la correspondió.

—Lo siento tanto —lo sentía de verdad, y más porque no había algo que ella pudiera hacer para cambiar todo eso. Harry quería decir algo, pero por primera vez en su vida sentía que sí hablaba las lágrimas harían acto de presencia.

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Cuando Giles llegó, Galen y Louis pensaron que era Harry, pero el señor Slorah se encargó de decirles que Harry llegaría, y lo haría en compañía de su prometida. En ese momento Louis sintió como si alguien le hubiera apuñalado en el estómago para después quitarle el corazón y finalmente dejarlo consciente.

—Harry me habló de ti —le dijo Irene cuando estuvieron como cinco metros lejos de la casa, el jardín de Harry ocupaba una pequeña parte (comparando con todo lo que realmente era el jardín) que estaba del lado izquierdo. Louis la llevaba por el lado opuesto.

—A mí también —Irene sonrió.

—Es tierno como mientes para hacer quedar bien a Edward, o para quedar bien tú —Louis no supo qué responder a eso —. Sé que él no te hablo de mí, no podía hablarte de alguien a quien no conocía, y aun así, estoy segura de que sí hubiera estado enterado de nuestro futuro tampoco te habría hablado de mí.

—Justo ahora pienso que no es muy honesto.

—Estoy segura de que él nunca te mentiría. Nunca pensé que él le tuviera miedo a algo, pero me doy cuenta de que tú lo cambias todo, tiene sentido.

—Yo tampoco creo que él le tema a algo, ni siquiera a su padre —«por que entonces lo habría enfrentado, si me ama tanto como dijo hacerlo». Los ojos le escocían y un nudo se formaba en su garganta, no se sentía triste ni enojado, sino traicionado. Traicionado por la persona que más amaba.

—Creo que no me has entendido, Harry le tiene miedo a ti: a perderte. No lo conozco mejor que tú, es verdad, pero, a veces no se necesita conocer completamente a una persona para saber algunas cosas.

Pero Louis no podía dejar de sentirse mal, e Irene se dio cuenta de eso.

—Louis, Harry te ama a ti, no a mí; él no me quiere. Es difícil de entender, pero ahora él te necesita más que nunca.

Un destino contigo [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora