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Galen se levantó temprano, la verdad es que era algo que casi siempre hacía (es difícil cambiar las costumbres que adquieres desde que eres un bebé); fue hasta la cocina para pedirle a Andrew (el cocinero de la casa) que les preparara el desayuno, después fue al comedor donde se encontró con Lilia, sin pensarlo tomó algunos cubiertos para poder acomodarlos en la mesa.

—Buenos días, señorita Slorah.

—Buenos días, Lilia.

—¿Quiere que despierte al señor Slorah para el desayuno?

—No, yo iré.

—De acuerdo —se hizo un pequeño silencio en donde sólo se escuchaba el sonido de los cubiertos chocar.

—Lilia, —llamó su atención —¿por qué le llamas "señor" a Harry? —sonríe por la broma que está apunto de soltar —No sé tú, pero yo no creo que sea muy grande, y no he sabido que esté casado o algo por el estilo.

—Son órdenes, señorita.

—¿Harry te ha pedido que lo llames así? No quiero decir que me estás mintiendo, pero conozco muy bien a mi hermano y a él no le gustan esas formalidades, no cuando se trata de él.

—No tengo permitido decirlo, señorita —Galen quería mucho a Lilia, para ella era mucho más que su niñera (por así decirlo), de hecho también le molestaba que le hablara con tanta formalidad, pero después de haber insistido tantos años lo había conseguido aceptar; Lilia había dejado de ser alguien que trabajaba en la casa para ser parte de su familia, por eso era que casi nunca utilizaba la autoridad que su padre le había autorizado. Pero en esos casos era necesario.

—Te ordeno que me lo digas —y es que el señor Slorah (el que Galen consideraba el verdadero) había contratado a Lilia para que cuidara de sus hijos y para que los obedeciera en todo.

—Usted sabe cómo hacerme hablar —Galen se contagió de su sonrisa —. Su padre es el que me ha dicho que llame al joven Slorah "señor Slorah" cuando él está ausente.

—¿Por qué?

—Dijo que al final, algún día lo sería, y en su ausencia ya lo era.

—Eso es una payasada.

—Yo no hago las reglas, sólo las obedezco.

—Está bien.

—Si me disculpa, señorita ¿ahora yo puedo hacerle una pregunta?

—Ya la estás haciendo —ambas sonrieron —. Adelante.

—¿El joven Tomlinson también es amigo del señor Slorah?

—¿Louis? —ella asiente —No, ¿por qué?

—El viernes en la noche me pareció verlos juntos, antes de que él viniera a cenar.

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—¿Por qué no lo aceptas? —le preguntó Alison por segundo día consecutivo, la quería muchísimo pero incluso él tenía límites.

—No tengo que aceptar nada —le dijo molesto (qué raro).

—Vamos, Harry, sé que hay en tu mente, —él la miró enojado porque lo que decía era verdad y no podía evitarlo —y no has dejado de pensar en Louis ni en repetir su nombre.

—No es verdad —insiste.

—Sí lo es.

—No.

—No nos puedes mentir —Emma había aparecido en la habitación. Esa discusión no tenía sentido, básicamente los tres sabían que , así que Harry no tendría por qué decir que no. Pero estamos hablando de Harry, quien parece ser que su palabra favorita es "no".

—¡Se supone que tú deberías de estar apoyándome!

—Si, pero ahora no puedo, todo en tu cabeza es "Louis, Louis, Louis" —empezó a hablar con una voz más chillona —, "oh, que bonitos ojos los de Louis", "que hermosa voz la de Louis", "que lindo el cabello de Louis" ¡Todo es Louis, Louis, Louis!—Alison se reía escandalosamente desde su lugar.

—Son las peores.

—¡Sólo admite que te gusta y ya! —estuvo a punto de gritarles que no, que definitivamente no le gustaba ese chico cuando alguien llamó a su puerta provocando que Alison y Emma desaparecieran. Respiró para después ir a abrir, Galen apareció y se adentro, parándose en donde Emma había estado antes.

—¿Cuándo ibas a contarme lo de Louis? —«¿Puede escuchar mis pensamientos? ¿Oh fui yo quien gritó? No, esa fue Emma» —Lilia ya me contó, para que no pienses en mentirme.

—Yo... —¿él qué? no sabía qué responder.

—¿Lo viste? ¿Hablaron? ¿Qué pasó? —De la nada escuchó como Emma le estaba diciendo lo que tenía que decir.

—No te conté porque no es como que me importara tu amigo, y obviamente lo vi —Galen dio un pequeño salto de felicidad y antes de que empezara a gritar cualquier cosa él continuó hablando —, digo, mide lo mismo que tú, y aparte para mí era un extraño, me dio miedo ¿de acuerdo? Así que vi de quien se trataba y cuando noté que era un pobre mocoso me di cuenta que no tenía de qué preocuparme, así que no te emociones, por favor.

—No sé porque tengo la impresión de que mientes.

—Bueno, pues yo tengo el sentimiento de que no me importa la impresión que tengas.

—¡Vamos, Harry! Ya lo viste, no pierdes nada hablando con él.

—¿Y quién te dijo que quiero hablar con él?

—¿Mínimo lo has pensado?

—Sí, —«por ti, te lo prometí» —, y la respuesta es la misma: no.

—¿Por qué no? Siempre dices que no —empieza a hablar fuerte, estaba molesta, lo quería mucho pero que tuvieras esa postura todo el tiempo la hartaba —. ¿Alguna vez ha salido un "sí" de tu boca? Porque no lo recuerdo, eres tan negativo que ni siquiera te dejas aceptar nada, ¿no estás cansado de decir "no" todo el maldito tiempo? —Harry sabía que ha esas alturas su hermana estaba realmente enojada

»Creo que en parte es mi culpa, ya que yo soy la estúpida que se preocupa de que tengas amigos como un chico normal, pero es obvio que nadie se merece tu amistad —y salió de la habitación con un portazo.

—Creo que la cagaste —le dice Emma.

—Tranquilo, no lo dijo en serio —le calmó Alison, que estaba sentada a su lado.

Pero sólo pudo hacerle caso a Emma, ella era la que siempre tenía razón.

—Sólo estoy haciendo lo correcto —susurró tratando de no sentirse triste, pero en su pecho podía sentir como su corazón comenzaba a doler.

—Lo sé.

—Sí te hace sentir así, quizá no sea lo correcto —le susurró Alison pero él la ignoró por completo.

Un destino contigo [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora