Capitulo 23:

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Crucé el arco que separaba la cocina de la sala y noté la sala organizada casi igual como lo arreglabamos años anteriores. Las luces navideñas iluminaban la oscuridad de la noche. Los manteles puestos en las mesas decoradas con muñecos de nieve, encima de ellos muñecos de santa. En la chimenea las medias rojas y verdes con nuestras antiguas cartas de Navidad y esa pequeña bola de nieve que había comprado mi madre en su primera Navidad junto a papá. El árbol estaba muy iluminado pero le faltaba algo, la estrella. Recuerdo que yo colocaba la estrella en las navidades, papá me alzaba y yo con mucho cuidado la colocaba mientras sus ojos se iluminaban viendo como su pequeña colocaba esa estrella que era tradicional en la familia. Como te extraño papá. Mis ojos se llenaron de lágrimas y la expresión de los chicos cambio de estar orgullosos a preocupados.

-Que sucede preciosa, esta tan mal- preguntó viniendo hasta mi quitando un mechón de mi cara.

Yo tomé su rostro en mis manos y lo bese en forma de agradecimiento- Es...perfecto- dije sonriendo hacia Alex, el se acercó y los abracé- Gracias chicos, hicieron un excelente trabajo. Ahora a comer galletas- dije dirigiéndome a la cocina. Con la temperatura baja de Zúrich  seguro ya se habían infriado. Me limpié las lágrimas con la manga de mi suéter y les ofrecí galletas, con una expresión de satisfacción y deseo se comieron todas.
Traje la guitarra y encendí la chimenea siendo lo único que nos iluminaba ese día. Alex tomó la guitarra y comenzó a tocar algunas canciones navideñas típicas de Suiza, mientras estábamos sentándos en el suelo en una improvisada cama con cobijas y recostados junto al sofá. Luke estaba con el brazo encima de mis hombros apretandome junto a él mientras cantábamos al seguir de la musica. Después de un rato de reírnos, y cantar. Alex fue a llamar a su familia dejándonos solos. La chimenea iluminaba el rostro de Luke tan detalladamente siendo sus ojos los que tomaban el protagonismo.

-Preciosa, está todo bien- preguntó acariciando mi cabello. Amo cuando acaricia mi cabello.

-Claro que si, porqué no lo estaría- dije mirando el fuego protegido por una reja. Tal vez Luke si me conocía después de todo o era muy evidente, pero notó que no estaba del todo bien.

-Digo quisiste que organizaramos la casa, horneaste galletas, incluso usaste el delantal de mamá claus, para ser sincero pensé que no ibas a hacer nada de esto por lo que no estás con tu familia- volteó su cabeza hacia mi tratando de descifrar mi expresión.

-Bueno, no diré mentiras diciéndote que todo esto no me pone triste y nostálgica, pero ahora - giré mi cabeza y enfocándome en sus ojos. Esos ojos que me trasladaban a un lugar donde el dolor, la angustia, tristeza o sufrimiento no existía. Una combinación de dolor y amor eran sus ojos. Una maravilla a decir verdad- Ahora tengo un motivo para estar feliz, un motivo que hace que todo esté bien con tan sólo estar junto a mi- Sonreí mientras fijaba sus labios y el los mios con una sonrisa en su rostro. Al principio fue un tierno beso, luego su lengua pidió entrar a mi boca y con gusto la dejé, colocó sus manos en mi espalda y suavemente me recostó en las cobijas. Tomé su cuello y lo empujé hacia mi mientras sus besos recorrían mi cuello, agarré su cabello en mis dedos y luego pasó a mi oreja para después seguir con mis labios. Lo que sentía por Luke era inexplicable, nunca me había enamorado de la forma en lo hice, me miraba tal como papá a mamá, tal como yo había deseado toda mi vida, Luke era todo lo que necesitaba, estaba segura que era chico correcto para mí. Mi corazón se arrugaba al pensar en un día en el que despertara sin verlo, pero ese momento no era para pensar en el mañana. En ese momento sólo me importaba él. Busqué entre su espalda la línea marcada por el ejercicio y con mi dedo la tracé llegando hasta sus boxers.

-Princesa, no podemos ir mas allá- se separó del beso. Yo lo miré confundida, cuando por fin estaba lista él no quería, joder.

-Tenemos que esperar a la luna de miel- sonrió tímidamente- es tu primera vez...y- acarició mi rostro con sus nudillos- si quieres que yo sea el primero, entonces lo voy hacer especial para ti- sonrió dejando a la vista el hoyuelo en su mejilla. ¿Podía ser mas dulce? Sonreí ampliamente mientras mi corazón desbordaba amor.

Mi LadrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora