Gato astuto

915 128 32
                                    

Mientras agarraba todo lo que veía para desayunar, mi estómago se estaba quejando por comida.

—Tranquilo, ahora te voy a alimentar —Le respondí a mi estómago como si éste entendiese.

De haber vomitado por la noche y no comer nada, me desperté más hambrienta que nunca. Cuando llegué a la mesa con cinco tostadas, un vaso de leche y cereales, todos se me quedaron mirando por la cantidad tan alta que llevaba de comida. Y es normal, puesto que usualmente yo desayunaba un vaso de leche y una tostada y con eso tenía el estómago lleno toda la mañana.

—¿Estás intentando ganar peso? —Preguntó Puppetear.

—¡Pero si está más delgada! ¿Cuál es tu dieta? —Objetó Helen.

"Vomitar" pensé.

—No tengo ninguna por el momento, pero me he levantado con hambre. ¿Algún problema? —Respondí mientras ponía mi desayuno en la mesa.

—No, no... —murmuró Helen.

Una vez que terminé mi desayuno agarré el libro que estaba por terminar y comencé a leerlo en el salón, cuando la puerta suena.

Miro por el rabillo del ojo como Slenderman sale de su despacho y se dirige a ésta. Cuando la abre, aquel hijo de puta entra con una sonrisa en la cara y saluda a Slenderman. Debo admitir que es bastante alto puesto que, no se veía tan bajo al lado de Slenderman como mucha gente se veía. Cuchichean alguna cosa que mi oido no llegaba a escuchar y se meten en el despacho.

Cierro mi libro lentamente y lo dejo en la mesa.

Debe de haber una forma de intentar hablar con él sin que Slenderman se entere... Aunque es muy difícil puesto que esta cabaña no es tan grande como para que no nos vean por un largo tiempo.

Me encojo de hombros.

De alguna forma encontraré una solución.

Las horas pasaban y ellos no salían de ahí, de vez en cuando se escuchaba alguna carcajada. ¿De qué coño estarán hablando? Llevan dos horas y éstos no salen de ahí ni aunque se esté incendiando la cabaña.

De repente veo a Slenderman salir de ahí, pero no había rastro del otro así que fui corriendo hasta su despacho.

Esta es mi oportunidad.

Cuando entro veo a Mick rebuscando algo, me extraña y carraspeó haciendo que éste de un salto del susto y se gire hacia mi.

—¿Qué quieres niña? —Preguntó de mala gana.

Fruncí el ceño.

—Para empezar, no soy una niña, soy adulta y segundo eso debería preguntárselo a usted, ¿Qué hace rebuscando en las cosas de Slenderman si puede saberse?

—Eso no es de tu incumbencia, largo de aquí niñata.

Cierro mis manos en forma de puño y frunzo aún más mi ceño si es posible.

—Quizás no sea de mi incumbencia, debería preguntarte algo con lo que éste más familiarizada si ese es el caso, como por ejemplo, hablame de aquel brebaje, ¿Es tan bueno como le has hecho creer a Slenderman? —Dije malhumorada.

—¿De qué hablas? —Preguntó aquel hombre mirándome mal.

—Ya sabes, mis vómitos, mareos, fiebre... Después de dos días tomando esa dosis podría decirse que me encuentro aún peor de lo que estaba —Enfaticé.

—Eso... Es el virus... Tienes que expulsarlo por eso bonitas... —Dijo poco convencido.

Me acerqué más a él.

Another Way 『Slenderman』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora