CAPITULO X. Verte de nuevo

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- ¿Cuándo llegaron? - preguntó Trumpkin.

- Ayer, cerca del mediodía. - comentó Susan.

- Nuestra madre nos mandó hacia la casa de nuestra tía Alberta, pero por suerte hemos llegado aquí primero. - dijo Edmund con una sonrisa.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos fuimos? - indagó Peter.

- Casi dos años, Majestad. - respondió el enano.

- Qué extraño. - sentenció Susan. En nuestro tiempo ha pasado la misma cantidad de años.

Los hermanos se miraron un poco confundidos. La última vez que habían regresado a Narnia, habían pasado 1300 años; mientras que en su tiempo, sólo uno.

- Los planes de Aslan son confusos, mis amigos. - agregó Trumpkin - El tiempo que deja pasar entre sus regresos a Narnia no es casualidad. La última vez, sus planes fueron que conocieran a Caspian, por eso había pasado tanto tiempo aquí. Quizás ahora, su plan es que lo vuelvan a encontrar... Sin que sea un anciano sin dientes.

Los hermanos rieron, especialmente Susan.
No podía parar de pensar en cómo se encontraba su Príncipe. Dos años no era mucho tiempo, pero seguro se veía algo mayor y más atractivo.
Quería verlo en ese mismo instante, saber si la recordaba, si aún seguía enamorado de ella.
Hasta que entre todos esos pensamientos, algo vino a la mente de Susan. Su Príncipe, ya era un Rey. Y todo Rey necesita una Reina. ¿Habrá encontrado Caspian una Reina en esos dos años?.
Trumpkin seguía conversando con Edmund, Peter y Lucy sobre la actualidad de Narnia, hasta que de pronto Susan interrumpió.

- Trumpkin... ¿Cómo... cómo está él?

- Si se refiere al Rey Caspian, mi querida Reina, está bien. Se encuentra bien.

Aires de alivio llegaron al corazón de Susan. Caspian estaba bien.
Pero, aún la inundaban los pensamientos sobre lo que habría sido de la vida amorosa de su Príncipe. Deseaba preguntarle a Trumpkin, pero no se animó.

- Lo que quiere saber mi hermana es si aún la recuerda. - comentó Peter.

- Y si se ha casado. - agregó Lucy.

Susan miró atónita a sus hermanos, quienes la miraban con una sonrisa burlona.

- Me complace decirle, mi señora, que no. El rey Caspian no se ha casado. Y déjeme decirle, además, que no ha pasado un sólo día desde que se fueron de Narnia que no la haya echado de menos.

Los ojos azules de la muchacha se inundaron de emoción, sus mejillas se pusieron rojas como aquella mermelada de frambuesa y su corazón se sobresaltó. No pudo evitar sonreír ante tan agradable noticia.
Sus hermanos y el enano tampoco pudieron evitar sonreír con ella.
Mientras todos seguían conversando, se escucharon ruidos provenientes del bosque, lo que despertó la alarma en todos los allí presentes.
Trumpkin fue adelante, ya que era el único que estaba armado, por si acaso, y los hermanos lo siguieron detrás.
Una vez en el bosque, el sonido de pasos se escuchaban cada vez más cerca.
El enano ordenó a los Reyes esperar en su lugar, mientras él se dirigía más profundo en el bosque para ver qué de que se trataban aquellos ruidos.

- ¿Y si le pasa algo? - comentó Susan.

- Iré a ver. Quédense aquí. - agregó Peter.

Lucy, Susan y Edmund no estuvieron muy de acuerdo con su hermano. Pero decidieron confiar en él y lo esperaron.
Los tres se encontraban sentados en el lugar donde habían estado conversando con Trumpkin, cuando vieron salir de entre los arbustos a su pequeño amigo. Detrás de él venía Peter. Para alivio de todos, ambos estaban en perfectas condiciones.

- ¿Qué pa...... - dijo Lucy sin poder terminar su frase, ya que alguien más venía detrás de Peter.

Cuando lo vieron, los hermanos corrieron a abrazarlo. No lo podían creer.
Susan se quedó quieta en el lugar, observando con sus ojos color cielo la situación, sin poder emitir palabra o movimiento alguno.
Ahí estaba.
Era él.

- ¿Acaso dormimos juntos que no me saludas? - dijo Caspian, provocando la risa de todos los presentes.

- Ya quisieras. - sentenció Peter en un tono serio pero divertido. Las mejillas de Susan otra vez recordaban a mermelada.

La muchacha corrió y lo abrazó con todas sus fuerzas. Era ese abrazo con el que soñaba hace mucho tiempo. Era él. Estaba con él.

- Me alegro tanto de verte de nuevo. - dijo con los ojos llenos de amor.

Las Crónicas de Narnia. El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora