CAPITULO XX. Peter

614 29 0
                                    

Peter, con un poco de esfuerzo, abrió lentamente los ojos. Miró a su alrededor tratando de comprender por qué se sentía tan decaído y agotado.
A pesar de aquellos rayos de luz que ingresaban por el ventanal y lo cegaban un poco, pudo notar a Edmund durmiendo sobre un sillón a uno de sus costados. Al verlo, intentó levantar la cabeza para hablarle, lo que le resultó imposible debido a las múltiples heridas que tenía en todo el cuerpo. Con algo de esfuerzo, pudo lograr algunos movimientos, lo que despertó al joven que dormía profundamente.

- ¡Pet! ¿Cómo te sientes?

- Como si me hubiese caído un centauro encima. ¿Qué demonios sucedió?

- Larga historia, que ya te contaremos. Iré a avisarle a los demás que has despertado y te traeremos el desayuno.

El joven Rey asintió con su rostro adolorido. Vio como su hermano se retiraba de la habitación, y durante esos instantes que estuvo despierto y lúcido intentó recordar qué fue aquello que lo dejó en tal estado.
A pesar de todos sus esfuerzos sólo recordaba fragmentos: golpes, el bosque, nieve y más golpes. Eran recuerdos poco claros, pero que le permitieron entender apenas una parte de lo que había sucedido. Lo habían secuestrado.
En medio de su confusión, ingresaron sus hermanos a la habitación junto con Caspian.
Lucy y Susan no pudieron evitar la emoción y corrieron a abrazarlo. Físicamente le dolió, pero el abrazo se sintió tan bien que no les dijo nada y las dejó.
Caspian por su parte sólo le dio algunas palmadas en el hombro y lo observó con una gran sonrisa, que él devolvió con ánimo.

- Bueno, suficientes sentimentalismos por hoy. ¿Alguien me puede decir que sucedió? - dijo Peter mientras le daba unos sorbos al té que le habían traído sus hermanas.

- ¿No recuerdas nada? - preguntó Susan.

- Algo. Sólo tengo imágenes borrosas. Una pelea, personas que me golpeaban, el bosque y creo que después vi algo de nieve. ¿Enloquecí?

- No, no has enloquecido. - agregó Caspian con un tono serio y preocupado. - La mañana luego del paseo que dimos junto con Edmund por los jardines, Lucy subió a despertarte. Con tu hermano que recién salía de su cuarto, fueron a golpear en el tuyo.

- Pero como nadie respondía, abrimos la puerta y entramos. - comentó Lucy.

- Pero yo no estaba. - dijo Peter con preocupación en su rostro.

- No, no estabas. Inmediatamente Lucy y Edmund bajaron a avisarnos. Cuando entramos, estaba todo revuelto. Hasta encontramos un retazo de tela con manchas de sangre, que supusimos que serían tuyas. Vimos la situación y nos preocupamos, así que se organizaron grupos de búsqueda. Algunos en el castillo, otros por la cercanías y otros salieron a recorrer los bosques del norte. - le contaba la mayor de los Pevensie mientras su hermano la escuchaba atentamente.

- Supongo que los que me encontraron fueron los que recorrieron los bosques, ¿no? - indagó Peter casi seguro de cuál sería la respuesta.

- Así es. - respondió Caspian. - Con Edmund, Elis y Susan te hemos encontrado en una especie de cabaña bajo la nieve, más allá de los bosques del norte. Unos... unos extraños y horribles animales te habían tenido cautivo.

Peter recordó a los jabalíes que lo habían golpeado y arrastrado por el bosque hasta llegar a la cabaña. No pudo evitar poner rostro de asco recordando a esos mounstros.

- Todo eso sucedió luego de que Lucy encontrara una carta, aquí en el castillo. Aún no logramos entender cómo, ni por qué, pero tenemos un nombre. Pet, sabemos quién está detrás de todo esto. - dijo Susan con tono de preocupación ante la mirada atenta de todos los presentes.

En su interior, Peter imaginaba la respuesta. Deseaba con todas sus fuerzas que no sea aquella que estaba dando vueltas en su pensamiento, pero intuía que lo sería. Con mirada de resignación, observó a su hermana y esperó a que le dé las fatales noticias.

- La Bruja Blanca. - agregó la muchacha de ojos azules con un nudo en la garganta.

Miles de recuerdos e imágenes se vinieron a la mente del joven. No podía olvidar lo que habían sufrido culpa de esa mujer, y la satisfacción que sintió al ver a Aslan acabando con ella.
Un dolor enorme le invadió el alma. "Otra vez", pensaba.
Otra vez guerra, otra vez dolor, otra vez sus hermanos en peligro, otra vez Narnia en peligro.

Las Crónicas de Narnia. El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora