CAPITULO XIX. Juntos

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Los tres hermanos Pevensie, Caspian, Elis y el buen ratón ingresaron al castillo.
A Peter lo tuvieron que traer a cuestas casi todo el camino. Había momentos en los que tenía una pequeña reacción, pero pronto se volvía a dormir.
Allí estaban Lucy y Trumpkin, con una sonrisa que reflejaba tranquilidad pero a la vez preocupación por el estado en que se encontraba el Gran Rey.
Su rostro y torso estaban pintados de moretones, y su vestimenta llena de sangre.
De forma inmediata lo cargaron y lo llevaron a su habitación. Edmund y Susan se encargaron de limpiarlo, cambiarlo y recostarlo.
Las marcas de los golpes seguían, pero al menos ya no tenía la sangre pegada en su cuerpo.
Lo dejaron descansar. Los hermanos decidieron turnarse para cuidarlo, querían que al menos uno esté allí cuando despertase. Trumpkin y Caspian ofrecieron su ayuda y se ofrecieron para cumplir uno de los turnos y cuidar al mayor de los Pevensie.
Susan se encontraba recostada en una silla al lado de la cama donde Peter dormía profundamente. Poco a poco también iba cayendo en el sueño. No había podido pegar un ojo desde que la pesadilla de la desaparición de su hermano había comenzado.
Sus ojos se abrieron de golpe cuando escuchó que llamaron a la puerta y alguien entró en la habitación.

- Su, ve a descansar. Yo puedo cuidar de él. - dijo Edmund, notando el cansancio que llevaba su hermana.

- Gracias, Ed. Si despierta me avisas. No importa si estoy durmiendo o comiendo, me avisas.

Susan saludó a sus hermanos y se dirigió bostezando a su habitación. En el camino, se encontró con Caspian que también le recomendó que vaya a descansar.

- Ya van dos personas en menos de diez minutos que me mandan a descansar. ¿Tan mal me veo? - comentó sonriendo la muchacha.

- Parece que a la que han golpeado en los ojos es a ti. - dijo Caspian con tono burlón, refiriéndose a las notables ojeras que la joven traía.

Susan lo miro sonriendo unos segundos y lo abrazó. Apoyó su cabeza en su pecho, no supo cuánto tiempo estuvieron en esa posición; pero lo que si supo, es que con él se sentía segura.

- ¿Me acompañarías en mi habitación? Podemos descansar juntos un rato, tu también tienes la cara fatal. - dijo mirando al joven Rey con una dulce sonrisa.

Caspian no dijo palabra alguna. Asintió con una mirada llena de amor y dulzura. Sabía que Susan se sentiría segura con él, y podría descansar mejor. Y él, no podía negarse ante la idea de dormir con la muchacha de los ojos más lindos del universo.
Ambos ingresaron en la habitación y se recostaron en la cama. Ella recostó otra vez su cabeza en su pecho, mientras Caspian la rodeaba con sus brazos y le acariciaba el pelo.
En unos pocos minutos, Susan cayó completamente dormida. El muchacho tardó un poco más, no porque no tuviera sueño, sino porque se quedó contemplando a su amada mientras dormía.
La veía y no podía creer lo hermosa que era. Aún así, con el rostro cansado.
Poco a poco fue cerrando los ojos y se durmió.
Allí estaban ambos.
Juntos.
Compartiendo sueños.

Las Crónicas de Narnia. El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora