CAPITULO XV. Jadis

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Caspian, Susan y el grupo de soldados salieron en búsqueda del mayor de los Pevensie.
Caminaron hacia el norte del castillo, donde no había más que un profundo bosque. Caspian y los soldados sabían que allí aún vivían algunos narnianos, por ello decidieron tomar ese rumbo; esperanzados que quizás alguno de ellos sepa algo sobre Peter.
Susan estuvo en silencio todo el camino. El muchacho supuso que sería mejor no decirle nada, sólo camino a su lado acompañando su silencio.
Habían llegado a un tramo del camino donde los árboles se abrían y se podía observar más detenidamente alrededor.
Decidieron tomar unos minutos de descanso, habían caminado toda la mañana y estaban agotados.
El soldado sacó las provisiones que Susan había preparado, repartiendo un poco a cada uno de los presentes.
La muchacha rechazó el ofrecimiento de comida. Sólo tomo unos sorbos de agua y siguió sentada, con su mirada azul perdida en el horizonte.
Caspian la observaba con preocupación.
No podía ni si quiera pensar en cómo estaría su amigo, su hermano. Y menos que menos, imaginar lo dolida que estaría Susan si algo le sucediese a Peter.

- Su, tranquila. Ya descubriremos que sucedió.

La joven no emitió palabra, sólo le respondió con una dulce sonrisa; al mismo tiempo que se ponía de pie y proponía seguir con la búsqueda.

Mientras ellos seguían su camino por los grandes bosques del norte, Lucy y Trumpkin recorrían el castillo.
La pequeña tenía la esperanza de que podría encontrar algo, mientras que el enano sólo podía pensar en su interior que algo terrible sucedió e iba a suceder.

- Majestad, ¿no le parece que debería descansar y comer algo? Hemos estado revisando el castillo toda la mañana.

- Peter nunca descansaría si alguno de nosotros desapareciese. - agregó Lucy con tono serio, sin dejar de lado su dulzura.

Trumpkin sólo la miró y asintió.
Ambos se dirigieron hacia las habitaciones del oeste del castillo, la pequeña Pevensie no había ingresado nunca en esos cuartos.
No porque estuviera prohibido, sino porque allí estaban las habitaciones de algunos soldados.
Les llamó la atención uno de los cuartos, que se encontraba con la puerta abierta.
Ingresaron sin dudarlo, preparados para cualquier eventualidad.
Observaron la habitación, que en un principio no parecía muy diferente a todas las que habían revisado antes.
Pero sí. Lo era. Era diferente.
Sobre un asiento posado junto a la ventana, había un sobre.
Lucy lo tomó, y una sensación extraña se apoderó de ella. Extraña pero a la vez familiar.
Ante la mirada atenta de Trumpkin, la jovencita abrió el sobre, esperanzada con que pudiera encontrar allí una pista sobre su hermano.
Y a decir verdad, era una pista. No la pista que Lucy esperaba. Pero lo era.


"Mis queridos Reyes y Reinas...
Con amor,
Jadis."

Los ojos de Lucy se llenaron de temor, angustia e ira.
Eso era lo que resultaba familiar en el momento que tomó el sobre.
La Bruja Blanca, estaba de vuelta. Tenía a su hermano.
Y a juzgar por la habitación donde habían encontrado la cata, un soldado del castillo era cómplice.

Las Crónicas de Narnia. El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora