CAPITULO XIV. Malas noticias

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Con los primeros rayos de luz del alba que ingresaban por su ventana, Caspian abrió perezosamente los ojos.
Se dió un baño, se vistió y bajó a desayunar.
Estaba de muy buen humor. Y la culpable de ese buen humor, allí estaba; sentada en la mesa del gran salón charlando animadamente con su hermana menor.
Peter y Edmund aún no se habían hecho presentes, seguramente estarían aún durmiendo luego del paseo de la noche anterior.

- Buen día, señoritas. - saludó Caspian ingresando al salón.

- ¡Buen día! - saludó Lucy alegremente.

- ¡Hola! ¿Cómo has dormido? - preguntó Susan con una hermosa sonrisa.

- No he dormido casi nada. Apenas unas horas. Acompañé a sus hermanos a dar un paseo por el jardín y nos quedamos charlando un buen rato.

- ¡Con razón no están aquí! Los iré a despertar... perezosos. - agregó Lucy, al mismo tiempo que se paraba de su silla para dirigirse a las habitaciones de sus hermanos.

Caspian aprovechó la salida de la pequeña y se sentó en su silla, que estaba ubicada al lado de la mayor de las Pevensie.
La muchacha lo miró sonriente y él le devolvió el gesto con un dulce beso en la mejilla.
Estuvieron juntos algunos minutos, hasta que el clima de paz y tranquilidad fue bruscamente atacado por Lucy y Edmund que corrían al salón con cara de susto.

- ¡Caspian, Su! - clamó el muchacho.

- ¿Qué pasa Ed? - dijo Susan levantándose de la silla.

Las caras de todos los allí presentes se habían transformado. Aquel alegre desayuno se estaba por convertir en algo devastador.

- Es... es Peter. - agregó Lucy con lágrimas en los ojos.

Susan sintió que el corazón se le desarmaba. Nada podía ni tenía que pasarle a su hermano mayor.

- ¿Qué pasó? - dijo la joven con la voz entrecortada.

- Fui a la habitación de Ed a despertarlo, lo esperé y juntos fuimos hacia el cuarto de Peter. Golpeamos la puerta pero como nadie abría, entramos. Y no estaba. Ni Peter, ni sus cosas. El cuarto está completamente revuelto.

La cara de todos se llenó de preocupación aún más. Caspian se dirigió rápidamente a la habitación, pidiendo a uno de los soldados que lo acompañase.
Detrás lo siguieron Susan, Edmund y Lucy.
Cuando llegaron al cuarto, vieron exactamente lo que la menor de las hermanas había relatado.

- ¿Qué demonios pasó aquí? - dijo Caspian en voz baja y con un tono preocupado.

- Parece como que hubo una pelea. - agregó Edmund.

- ¿Por qué dices pelea, Ed? - contestó preocupada Susan.

- Porque está todo desordenado. Esto no lo hizo Peter. No se fue a dar un paseo dejando la habitación así sin más.

- Creo que sí ha sido una pelea. - dijo Lucy - mostrando un pedazo de tela que parecía haber sido la camisa de Peter.

Todos observaron atónitos y en silencio lo que la pequeña estaba mostrando.
Estaban seguros que era la ropa de Peter. Rota. Y cubierta con manchas de sangre.

- Baja y ordena inmediatamente a todos los soldados que se reúnan en el salón. Iniciaremos ya mismo la búsqueda. - dijo Caspian mirando al soldado que estaba presente.

- De inmediato, señor.

Los hermanos y el Rey bajaron apresurados al salón, donde ya se encontraba un grupo grande de soldados esperando atentamente las órdenes de su jefe.

- Necesito que todos me presten mucha atención. El Rey Peter ha desaparecido. - dijo Caspian ante la mirada atónita de los presentes - Su habitación está revuelta y hemos encontrado parte de su ropa con sangre, que probablemente sea de él. Nos dividiremos en grupos, uno en el castillo y los demás afuera. Busquen todo lo que nos pueda dar una pista. ¡A trabajar!

Lucy se unió junto con Trumpkin al grupo que recorrería el castillo.
Edmund acompañó a Elis, el soldado mano derecha de Caspian, a recorrer las cercanías del castillo.
Susan decidió acompañar al Rey y un grupo de hombres hacia las afueras del castillo.
Empacó algunas provisiones en un bolso que le dió a uno de los soldados, buscó su arco y flecha y salió rápidamente hacia donde estaba Caspian.
A la muchacha se le notaba a kilómetros la preocupación, no podía ni siquiera pensar en que algo le pudiera pasar a su hermano.

Las Crónicas de Narnia. El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora