CAPITULO XI. El castillo

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Después de ese ansiado reencuentro, sobretodo para la muchacha de ojos azules; los hermanos, su pequeño amigo y el ahora Rey Caspian emprendieron viaje hacia el castillo.
Durante la caminata, todos charlaban animadamente.
Recordaban lo sucedido dos años antes y se ponían al tanto sobre lo que había pasado durante la ausencia de los Reyes y Reinas.
Susan aún no lo podía creer.
Tantas veces había soñado con ese momento.
Con ese reencuentro.
Con ese abrazo.
Ahí estaba, era Caspian caminando al lado de ella. De quien se podría decir también, según la expresión de su rostro, que estaba feliz de ver a su Reina otra vez.
Los hermanos estaban agotados, querían tomar un descanso. Pero, en ese preciso momento donde Lucy iba a sugerirlo, lo vieron.

- ¡Cair Paravel! - exclamó Peter.

Susan, Edmund, Peter y Lucy observaron con total asombro.
Lo que recordaban de Cair Paravel eran ruinas... sólo ruinas.

- Cuando se fueron, decidí arreglarlo. No podía permitir que aquello que me recordaba a ustedes esté destruido. - dijo Caspian, mirando a los hermanos pero posando sus ojos marrones en Susan con una sonrisa.

La muchacha sabía a que se refería y el por qué de esa sonrisa. Los recuerdos le inundaron el pensamiento y no pudo evitar sonreír.

La noche luego de la coronación del nuevo Rey, el Rey Caspian, se celebró en lo que antes había sido Cair Paravel un gran banquete.
Caspian decidió hacerlo allí, ya que ese había sido el lugar donde estuvieron juntos en el tiempo que los Reyes y Reinas permanecieron en Narnia.
En un determinado momento de la noche, Susan se alejó de la multitud y se dirigió a un lugar del bosque donde las copas de los árboles no tapaban el cielo estrellado.
Podía ver desde allí lo que antes había sido su castillo. Sus ojos se llenaban de emoción al ver ese lugar.
Estaba angustiada. Aslan les había comunicado a ella y sus hermanos que se irían de Narnia al día siguiente.
La muchacha sabía que iba a extrañar Narnia como nunca antes lo había hecho.
Si bien tenía casi 18 años, había peleado en guerras y se había enamorado de un Príncipe apenas unos pocos años mayor que ella.
Sus sentimientos habían cambiado. Ya no era una niña.
Entre el sinfín de pensamientos que se venían a su mente, algo la interrumpió.

- Su, ¿todo bien? - pronunció una voz tranquila. Susan podía reconocer esa voz sin siquiera darse vuelta. La llenaba de tranquilidad.

- Si. Sólo estaba pensando en algo que nos dijo Aslan hoy.

Con los ojos llenos de lágrimas Susan miró a Caspian, y no pudo evitar arrojarse a sus brazos llorando como una niña pequeña.
El ahora Rey no dijo ninguna palabra. Sólo la abrazó esperando que se calme y le pueda contar qué sucedía.
Aunque, en el fondo, él lo intuía. Aslan les había dicho a los Reyes y Reinas que llegó el momento de irse de Narnia.
Con Susan aún acurrucada en sus brazos, Caspian comentó:

- No fue suficiente el tiempo juntos.

- Me hubiese gustado estar más tiempo. Compartir más tiempo contigo. Pero, entiendo que si así lo dispone Aslan, seguro sea lo mejor. Tendrá otros planes para nosotros. La distancia nos pondrá a prueba.

- Espero que regresen, que regreses. Estaré aquí esperando.

Sus miradas se encontraron llenas de lágrimas y comprendieron que así sería.
Se esperarían.
Susan se acercó al rostro de su Príncipe, y lo besó con amor y ternura.
Caspian respondió de la misma manera.
Allí estaban.
Juntos. Abrazados. Uniéndose en besos que los unirían para siempre.
Así, se quedaron dormidos al pie de un árbol, bajo la oscuridad de la noche de Narnia, con Cair Paravel como paisaje.

Susan recordaba aquella noche. La imagen del castillo resultaba inolvidable, como lo que sintió al estar acurrucada en los brazos de Caspian.

- ¿Entramos? - preguntó el Príncipe sonriendo a los Pevensie y su amigo Trumpkin.

- ¡Vamos! - exclamaron los hermanos, casi al unísono.

Al final de todo, esa era su casa.

Las Crónicas de Narnia. El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora