Mario, al decirme que debíamos hablar, se estaciono en una calle muy sola, por un momento sentí miedo de lo que estaba pasando, pensé en la posibilidad de que Mario quería decirme algo que no me iba a gustar en lo absoluto, ¡y si! Lo fue.
—Poché, ¿recuerdas que hace un tiempo mandé cartas a las mejores universidades de Estado Unidos? —Pregunto Mario, tomando mi mano como si quisiera transmitirme tranquilidad para lo que iba a decirme.
—Si...—respondí esperando que el continuara con lo que quería decirme.
—Me han aceptado Poché—Dijo emocionado, como si ese era su mayor sueño.
Mario desde que quede ciega ha prometido estudiar para operarme y devolverme la vista, antes pensaba que solo era un cuento de amigo pequeños, donde se prometen cosas que nunca se cumplirán, pero Mario hablaba en serio, él se la pasaba estudiando para sacar buenas notas y ser aceptado en los mejores colegio del mundo, y ahora fue aceptado en una de las Universidades con más prestigio de Estados Unidos, debo admitir que no quiero que se vaya, me parece lindo y a la vez descabellado que esté haciendo todo esto por mí.
— ¿Poché que pasa? ¿Por qué no respondes? ¿No estás orgulloso de mi? —Preguntó con un tono de voz decepcionado.
— ¡Ma Mario no! —dije tartamudeado—me enorgullece que estés logrando todo esto, pero me gustaría que te replantees tus planes, no hagas las cosas por mí, sabes que no me gusta ser una carga con nadie—dije involuntariamente, sabía que a Mario no me gusta que haga ese tipo de comentarios.
—Poché...— dijo tocando mis mejillas—no solamente lo hago por ti mi amor, lo hago por mí también, no sabes lo que me duele que no puedas ver y disfrutar conmigo nuestro alrededor, quiero hacerlo, estoy muy seguro— dijo y me dio un beso en la frente—déjame hacerlo por ti por favor—dijo casi en un susurro, para luego abrazarme.
Yo estaba sollozando, no quería que se fuera, no ahora, que estaba a punto de cumplir uno de mis sueños...
— ¿cuándo te vas? —Pregunte en seguida, no queriendo saber la respuesta.
—En 3 días —en su voz se sentía que estaba triste con respecto a eso.
—Mario, no te vayas por favor — le hablaba como si quisiera convencerlo de que prefería ser ciega para siempre, que estar sin él.
—No está en discusión Poché, me iré en 3 días y quiero que sigas adelante mientras no estoy, quiero todos los días llamarte y que me digas que estás feliz de lo que estás haciendo, quiero que me llames cuando no tengas con quien hablar, quiero que cuando te enamores me llames y me digas que me apure con mi carrera por que ya quieres ver al amor de tu vida—bromeo, y los dos reímos con lo último, Mario durante toda mi vida, ha sido celoso con quien se acerca a mí y ahora quiere que encuentre a alguien que me haga feliz, sin saber que mi familia y él lo hacen.
—Te Voy a extrañar—inmediatamente sentí su abrazo, ese que me tranquiliza casi siempre.